CAMINATA. Por Olimpio Galicia Gómez

CAMINATA

Vos sabés que apenas caigo de la cama salgo a caminar y me voy por esas calles transitando por largos suspiros de la mañana que aún no amanece.

A cada zancada, hay pasos que pretenden desmoralizar mi entusiasmo, al intentar el regreso, entonces te pienso desnuda. ¿Es que no tenés otra forma de hacerte pensar? Y te guindás de mi brazo, y voy blandiendo tu hermosura contento porque nadie te mira.

No sé que pasaría si toda la gente que pasa a mi lado se fijara en tus nalgas, por no decir, en la escritura de tus labios, o en lo tibio de tu mirada; salvo los pájaros que despiertan su modorra al escuchar el escándalo de tu risa y levantan su canto en vuelo.

Para mi, tu risa es estridente, explosiva y revienta-tímpanos. Los pájaros dicen lo contrario y saben que tiene armonía, cadencia y ritmo, por lo que tratan de hacerle coro. A esta hora hasta el sol se tarda en levantarse y mi vida apuesta a la suerte.

¿Cómo hacés para hacerme creer en la suerte, si siempre fuí incrédulo y nunca entendí nada de sus bondades, ni he confiado en su llegada?.

Pero no me acuerdo si me levanté con el pie derecho, por eso acelero el paso y dejo atrás las carencias y pesares que a diario pretenden hacer compañía con mi sombra que aún no aparece.

Te cuento mis últimas tímidas aventuras, te hablo de poesía y de arte porque sé que de eso sí entendés y porque no tengo otro tema.

Soy yo, caminando a solas con tu desnudez que pretenden llevarse los pájaros en su vuelo. Soy yo, pensándote, con tu mano sosteniendo mi corazón acelerado. Soy yo, amanecido y preparando una proclama a los vientos, que defienda la libertad de andar hablando solo de la mano de una mujer desnuda.

Ahora cuando la claridad cincela el horizonte asomando su vertiente, ya estoy de regreso con tu cansancio de sudores fluyendo a caudales por los ríos de mi pecho, abro mi puño izquierdo, soplo fuerte y tu risa se va con todo y tu desnudez volando hasta los recién nacidos rizos del sol.

OLIMPIO GALICIA GÓMEZ