Reflexión (de tono oscuro) mientras cae la tarde. Por Enmanuel Camejo Zavala
Sin lugar a dudas, uno de los mayores problemas de nuestra sociedad contemporánea es la comunicación. Su falta y exceso coexisten en antitética convivencia. Verdad y mentira, candidez e intención, desandan los palcos de la comedia humana. Ya la preocupación no es solo «no conocer», sino conocer erradamente. Es decir, asumir como «ciertos», falsos paradigmas.
La lista de desafueros e incongruencias es larga, y va desde el oficial pronunciamiento del presidente de alguna nación sobre un tema de interés colectivo, en contraposición a la tesis, sobre el mismo tema, de alguna teoría conspirativa. Siguiendo con la proliferación de Iglesias que explotan la necesidad de aceptación de los parias sociales y pobres del mundo, frente al enriquecimiento ominoso, con las limosnas de ellos, de los Jerarcas y Pastores de esas iglesias.
La ciencia lejos de «descubrir a Prometeo», se ha dedicado a cobrar el millonario salario pagado por consorcios armamentistas o por la industria farmacéutica, entre otras industrias de lo oscuro.
Ya no es educar, extraer de la ignorancia, sino inculcar dogmas y «verdades necesarias» para mantener el establishment de los poderosos.
Mucha información viaja por la Internet cazando ingenuos. Extrañas teorías de un Nuevo Orden Mundial y de un Blue Beam Project (también conocido como Proyecto de la iluminación divina) acechan la tranquilidad del hombre común.
Miríadas de frases hechas contestan a coro los prosélitos de los gobernantes de turno.
Monodias, sin rima y sentido, vocifera la procesión camino al matadero.
Ya no es el proceso biunívoco del tipo del con-saber (como escribiera el maestro Jacobson) el que rige las relaciones de intercambio de ideas entre los ciudadanos del mundo, sino la mentira audaz que mete miedo e infunde inseguridad al hombre que cohabita en rebaños indiferenciados.
Enmanuel Gerardo Camejo Zavala
3 Comentarios
Beatrice
Society, you’re a crazy breed
I hope you’re not lonely without me🎶
Maria
un nuevo orden debería existir, pero siguiendo las leyes divinas, no esta composicion de intereses de unos
TuMónica L Márquez C
No conocia esa voz
Que hermosa canción