EQUINOCCIO DE OTOÑO 2020. Por Victor R. Salazar
EQUINOCCIO DE OTOÑO 2020
Este martes 22 de septiembre a las 13:30:40.52 UTC (Universal Time Coordinated), [15:30:40.52 hora de Venezuela (UTC -4)] ocurrirá un evento astronómico denominado equinoccio de otoño en el hemisferio norte de la tierra, y equinoccio de primavera en el hemisferio sur. Este evento marca el inicio de la estación de otoño al norte de la línea ecuatorial y del inicio de la primavera al sur de la misma.
Por Victor R. Salazar (21.09.2020)
QUE SON LOS EQUINOCCIOS
Los equinoccios [del latín aequinoctium (aequus nocte), «noche igual»] son los momentos del año en los que el Sol está situado en el plano del ecuador celeste. Ese día y para un observador en el ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit (el punto más alto en el cielo con relación al observador, que se encuentra justo sobre su cabeza, vale decir, a 90°). El paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste entonces coinciden.
Ocurre dos veces por año: entre el 19 y el 21 de marzo y entre el 21 y el 24 de septiembre de cada año.
Como su nombre indica, en las fechas en que se producen los equinoccios, el día tiene una duración aproximadamente igual a la de la noche en todos los lugares de la Tierra. La duración no es exactamente igual debido al tamaño del sol (respecto a su punto central), y a la refracción atmosférica, que provocan que haya diferencias en la duración del día en diferentes latitudes, pero son mínimas.
Los equinoccios se usan para fijar el inicio de la primavera y del otoño en cada hemisferio terrestre.
REFERENCIA ASTRONÓMICA
Los equinoccios ocurren cuando el Sol está en el primer punto de Aries (ƴ) o en el primer punto de Libra (Ω). El primero es el punto del ecuador celeste donde el Sol en su movimiento anual aparente por la eclíptica pasa de sur a norte respecto al plano ecuatorial, y su declinación pasa de negativa a positiva. En el primer punto de Libra sucede lo contrario: el Sol aparenta pasar de norte a sur del ecuador celeste, y su declinación pasa de positiva a negativa.
Realmente ninguno de los equinoccios se encuentra en la constelación que los nombra, debido a la precesión: el primer punto de Aries está en Piscis, y el primer punto de Libra (Ω) se halla en Virgo. Las coordenadas ecuatoriales de cada equinoccio son:
a. Para el primer punto de Aries (equinoccio vernal) (ƴ), ascensión recta y declinación nulas;
En astronomía se denomina punto Aries (ƴ) o punto vernal al punto de la eclíptica a partir del cual el Sol pasa del hemisferio sur celeste al hemisferio norte, lo que ocurre en el equinoccio de marzo (iniciándose la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur). Los planos del ecuador celeste y la eclíptica (el plano formado por la órbita de la Tierra alrededor del sol o el movimiento aparente del sol a lo largo de un año) se cortan en una recta, que tiene en un extremo el punto Aries y en el extremo diametralmente opuesto el punto Libra.
El punto Aries (ƴ) es el origen de la ascensión recta [(abreviado RA; símbolo α) es la distancia angular de un punto particular medido hacia el este a lo largo del ecuador celeste desde el Sol en el equinoccio de marzo hasta el punto ( círculo horario del) sobre la tierra en cuestión.], y en dicho punto tanto la ascensión como la declinación [la declinación (abreviada dec; símbolo δ ) es uno de los dos ángulos que ubican un punto en la esfera celeste en el sistema de coordenadas ecuatoriales] son nulas.
Debido a la precesión y nutación de los equinoccios este punto retrocede 50,290966” al año. Cuando fue calculado, hace más de 2000 años, la posición del Sol estaba en la constelación de Aries, aunque en el 2016 estaba en Piscis. Según interpretaciones de algunos astrónomos el punto Aries (ƴ) no se hallaría tampoco en la constelación de Piscis sino en su vecina Acuario.
El Punto Aries (ƴ) o Punto Equinoccial Vernal da una vuelta completa en su respectiva eclíptica cada 25.677 años aproximadamente. Avanza aproximadamente 1 grado de arco cada 72 años.
La constelación que se halla detrás del Punto Equinoccial vernal se desplaza, figurativamente, al observarla desde nuestro punto de vista, moviéndose a una velocidad también de aproximadamente 1 grado cada 72 años.
b. Para el primer punto de Libra (Ω), ascensión recta, 12 horas, y declinación nula.
En astronomía se denomina punto Libra (Ω) al punto de la eclíptica a partir del cual el Sol pasa del hemisferio norte terrestre al hemisferio sur, lo que ocurre en el equinoccio de septiembre, sobre el 22 o 23 de septiembre (iniciándose el otoño en el hemisferio norte del planeta y la primavera en el hemisferio sur). Los planos del ecuador celeste y la eclíptica (el plano formado por la órbita de la Tierra alrededor del Sol o el movimiento aparente del Sol a lo largo de un año) se cortan en una recta, que tiene en un extremo el punto Aries (ƴ) y en el extremo diametralmente opuesto, el punto Libra (Ω).
Debido a la precesión de los equinoccios este punto retrocede 50.290966” al año, por lo que a octubre de 2016 el punto Libra dejó de estar en la constelación Libra, pasando a estar en su vecina Virgo.
Concretamente, el punto equinoccial que vemos situado hacia la constelación de Piscis está a 8 grados de la frontera con la de Acuario.
Astronómicamente se trata del primer punto de Piscis, y el meridiano que pasa por él es el primer meridiano celeste de referencia para determinar la coordenada de Ascensión Recta [(abreviado RA; símbolo α) de los objetos celestes (Sol, Luna, planetas, estrellas, nebulosas y galaxias). El punto equinoccial estuvo al final de la constelación de Aries hace 20 siglos y 50 años y alcanzará la frontera de la constelación de Acuario dentro de menos de 6 siglos.
MOVIMIENTOS DE PRECESIÓN Y NUTACIÓN DE LOS EQUINOCCIOS
En astronomía, la precesión de los equinoccios es el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra, que hace que la posición que indica el eje de la Tierra en la esfera celeste se desplace alrededor del polo de la eclíptica, trazando un cono y recorriendo una circunferencia completa cada 25 776 años, período conocido como año platónico, de manera similar al bamboleo de un trompo o peonza. El valor actual del desplazamiento angular es de 50,290966 segundos sexagesimales por año, o alrededor de 1 grado cada 71,6 años.
Dado que los polos terrestres bambolean a ese ritmo, los puntos de la órbita en los que los polos están a la misma distancia del Sol también se desplazan a dicho ritmo y en dirección contraria a la de traslación de la Tierra. Cuando el planeta llega a esos puntos se produce el equinoccio y por ello son los puntos equinocciales. Su desplazamiento en dirección contraria al de traslación de la Tierra determina el nombre de “precesión”. Lo que en el bamboleo del eje corresponde a 50,29 segundos de arco por año, en la órbita corresponde a unos 36.300 kilómetros.
Este cambio de dirección es debido a la inclinación del eje de rotación terrestre sobre el plano de la eclíptica y la torsión ejercida por las fuerzas de marea de la Luna y el Sol sobre la protuberancia ecuatorial de la Tierra. Estas fuerzas tienden a llevar el exceso de masa presente en el ecuador hasta el plano de la eclíptica.
La nutación (del latín “nutare”, cabecear u oscilar) es un movimiento ligero irregular en el eje de rotación de objetos simétricos que giran sobre su eje y que acompaña la precesión. Ejemplos comunes son los giroscopios, los trompos y los planetas. Más exactamente, una nutación pura es el movimiento del eje de rotación que mantiene el primer ángulo de Euler (precesión) constante.
MOVIMIENTO DE PRECESIÓN Y ASTROLOGÍA
La precesión es un fenómeno natural y es descrito por la ciencia astronómica o astronomía, aunque también es usado por la astrología para establecer un año de mayor dimensión acorde a los 25 776 años (257,75 siglos) del movimiento completo del eje de la Tierra y la precesión del punto equinoccial en la órbita. Este aspecto de la astrología no solo es apenas conocido popularmente, sino que, debido a su dimensión, es práctico para una conciencia temporal y espacial más amplia. Tal año está compuesto por 12 partes de igual extensión llamadas eras astrológicas, que son «grandes» meses cuya duración es de 2 148 años (21 siglos y 48 años o 21,48 siglos) tomando como referencia el valor 25.776, aunque tradicionalmente se dice que es de 2.160 años según el valor más manejado de 25.920 años. Se trata de una estructura de 12 partes iguales sobre el ciclo precesional en la circunferencia de la órbita terrestre.
La astrología usa el punto equinoccial vernal -que se desplaza en precesión- para determinar la era astrológica o gran mes del gran año del ciclo de precesión. El nombre de tal era y su arquetipo es una convención y depende del diseño del calendario astrológico, que en su caso tiene a Piscis como era inicial y a Aries como era final. A comienzos del tercer milenio de la era (cronológica) cristiana, el Sol alcanza el punto equinoccial el 20 de marzo, fecha civil que en el calendario astrológico corresponde al último día del mes/signo de Piscis, lo cual es en sentido zodiacal, pero en sentido precesional es el primer momento de la era de Piscis. Mientras, astronómicamente el punto está ubicado a 28º (50,2511 × 2000 = 27,92°) en el tramo del círculo de la eclíptica que atraviesa ante la constelación de Piscis, y a 8º de alcanzar la frontera con la de Acuario, lo cual ocurrirá en 6 siglos.
PROPORCIONALIDAD ENTRE CICLO PRECESIONAL Y CICLO ANUAL
Tanto la Tierra en 365 días (año común) como el Punto equinoccial en 25 776 años (año precesional) recorren la misma cantidad de kilómetros: los de la órbita terrestre, y por tanto el mismo espacio. Racional y linealmente es lógico ver 25 776 años como «mucho más tiempo» que la duración de 1 año y que la duración de una vida humana, pero al recorrer el Punto equinoccial el mismo espacio que la Tierra, se trata de un periodo proporcional a 1 año, y también en este sentido se trata de otra dimensión del tiempo de la Tierra y por tanto asimilable por una conciencia temporal dimensional. Aun así, al ciclo o año precesional podemos percibirlo de la misma forma familiar con la que percibimos el año común, dividido en 365 días. Así, el año precesional es divisible en 365 partes de 70.6 años, lo cual sería el periodo de 1 día precesional, que dura un año menos que el tiempo que tarda el punto equinoccial en preceder 1 grado entre los 360 del círculo.
EL EQUINOCCIO COMO CAMBIO DE ESTACIÓN
Desde este punto de vista los equinoccios son el instante (o la fecha, en un sentido más general) en que suceden determinados cambios estacionales, opuestos para el hemisferio norte y el hemisferio sur:
Equinoccio de marzo
1- El día 20 de marzo (aproximadamente):
2- En el Polo Norte, comienza un día que tendrá 6 meses de duración.
3- En el hemisferio norte, comienza la primavera, a la cual se le llama equinoccio primaveral o
vernal.
4- En el hemisferio sur, comienza el otoño, al cual se le llama equinoccio otoñal.
5- En el Polo Sur, comienza una noche que tendrá 6 meses de duración.
Equinoccio de septiembre
1- El día 22-23 de septiembre (aproximadamente):
2- En el polo Norte, comienza una noche que tendrá 6 meses de duración.
3- En el hemisferio norte, comienza el otoño, al cual se le llama el equinoccio otoñal.
4- En el hemisferio sur, comienza la primavera, a la cual se le llama el equinoccio primaveral.
5- En el polo Sur, comienza un día que tendrá 6 meses de duración.
Los equinoccios realmente son un momento particular en el calendario, un instante de tiempo que ocurre a una hora determinada; en vez de todo un día (aunque acostumbramos llamar equinoccio
o día equinoccial a la jornada en que ocurre este instante).
Las fechas extremas de los equinoccios para el año 2020 son las siguientes:
MARZO: Día 20 – Hora UTC 03:50
SEPTIEMBRE: Día 22 – Hora UTC 13:30
MOVIMIENTO DIURNO DEL SOL EN LOS EQUINOCCIOS
En los equinoccios el Sol sale exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste, siendo la duración del día igual a la duración de la noche. En el movimiento diurno media circunferencia ocurre por arriba del horizonte (día) y la otra media por debajo (noche). La figura muestra la trayectoria del Sol según la latitud del observador, situado en el punto C de su horizonte local.
Desde el ecuador (latitud 0º), el Sol sigue aparentemente una trayectoria vertical, desde que nace por el Este hasta que se pone por el oeste, alcanzando al mediodía el cenit del observador (amarillo).
Por el contrario, desde los polos, bien sea el norte o el sur (azul), el Sol no se levanta sobre el horizonte, sino que describe un círculo rasante. Prescindiendo de la refracción, se verá sólo medio disco solar durante todo el día: ni amanece, ni culmina ni se pone.
En cuanto a las latitudes medias (naranja) el observador verá nacer al Sol por el este y ponerse por el oeste, pero su culminación será distinta según estemos en el hemisferio norte o en el hemisferio sur:
a. Desde el hemisferio norte (0º < latitud < 90º), el Sol culmina en el punto sur (Trópico de Cáncer).
b. Desde el hemisferio sur (–90º < latitud < 0º), el Sol culmina en el punto norte (Trópico de Capricornio).
Se da además otra diferencia: los observadores del hemisferio norte ven al Sol «moverse» de este a oeste en sentido retrógrado u horario, mientras que desde el hemisferio sur el Sol parece moverse igualmente del este a oeste, pero en sentido directo o anti horario.
ALTITUD DEL SOL EN EL EQUINOCCIO
LA ESTACIÓN DE OTOÑO
El otoño es una de las cuatro estaciones del año y una de las cuatro de las zonas templadas. Sigue al verano y precede al invierno. Astronómicamente, comienza con el equinoccio de otoño (alrededor del 22 o 23 de septiembre en el hemisferio norte y del 20 o 21 de marzo en el hemisferio sur) y termina con el solsticio de invierno (alrededor del 21 de diciembre en el hemisferio norte y del 21 de junio en el hemisferio sur). En la zona intertropical 4 inicia el 22 o 23 de septiembre hasta el 19 o 20 de marzo y en la zona intertropical 5 va desde el 19 o 20 de marzo hasta el 22 o 23 de septiembre, abarcando seis meses.
Sin embargo, habitualmente se conoce como otoño al período que comprende los meses de septiembre, octubre y noviembre en el hemisferio norte y marzo, abril y mayo en el hemisferio sur.
En el siglo XXI, los cambios en las condiciones climáticas y atmosféricas causados por el calentamiento global han generado alteraciones en los cambios estacionarios, incluido el tránsito del verano al otoño.
ETIMOLOGÍA
Su nombre proviene del latín “autumnus”, palabra que se ha vinculado a la raíz “augeo-”, «aumentar». De este modo, los etimologistas latinos explicaban la palabra como “auctus (participio pasado de augeo) annus”: el aumento o la plenitud del año.
Ilustración 10 – Vertumno y Pomona por Peter Paul Rubens, 1617-1619, Colección privada de Madrid
Puede ser comparada así con el término castellano «auge», que proviene de idéntica raíz. Otros autores, como Breyer y Ernout-Meillet, vinculan la palabra latina «autumnus» con la raíz etrusca «autu-», que implica la idea del cambio, y aparece también en el nombre de la divinidad etrusca Vertumno.
En la mitología romana, Vertumno o Vortumno (en latín: Vertumnus o Vortumnus) es una divinidad romana de origen etrusco (Veltumna o Voltumna) que personifica la noción del cambio, de la mutación de la vegetación durante el transcurso de las estaciones. Precedía la maduración de los frutos durante el verano y se le atribuía el don de transformarse en todas las formas o cosas que desease.) quien —entre otras funciones— predecía el cambio de las estaciones.
Se la representaba junto a su amada Pomona porque Vertumno era el protector de la vegetación y especialmente de los árboles de fruto, de los que también era protectora ella.
FOLLAJE
Durante esta estación la temperatura comienza a descender. Las hojas de los árboles caducos cambian su color verde por tonos ocres, hasta que se secan y caen ayudadas por el viento que sopla con mayor fuerza. Este cambio de color se observa más claramente en diversas regiones del mundo, como América del Norte, el Este de Asia (incluyendo China, Corea y Japón), Europa, Venezuela, zonas centro, sur y austral de Chile, sur de Argentina, Australia oriental y la isla sur de Nueva Zelanda.
CURIOSIDADES DE LA ESTACIÓN DE OTOÑO
a. La razón por la que los equinoccios y los solsticios no siempre caen el mismo día del año es que la Tierra no rodea al Sol exactamente en 365 días (365,25 días). Para compensar esta inconsistencia, existen desde hace dos milenios los «años bisiestos». Al agregar un «día bisiesto» (29 de febrero) al calendario cada cuatro años, hemos logrado mantener nuestras estaciones más o menos consistentes de año en año.
Lógicamente, también dependiendo de la parte del mundo en la que vivamos, la temporada cambiará el 22 o el 23 de septiembre. Esto se debe a que el equinoccio no es un evento de un día. Más bien, el equinoccio se define por la posición de la Tierra y el sol en un momento particular en el tiempo. Y las zonas horarias no son la única fuente de confusión con respecto a la fecha del equinoccio. Para complicar aún más nuestros calendarios, el equinoccio de otoño puede ocurrir en cualquier momento entre el 21 y el 24 de septiembre.
b. La última vez que el equinoccio de otoño cayó el 21 de septiembre fue hace más de mil años, y el último equinoccio de otoño que cayó en 24 de septiembre fue en 1931. Si bien ha pasado mucho tiempo de este acontecimiento, respecto al 21 de septiembre, podremos verlo nuevamente dos veces en el próximo siglo: primero en 2092 y luego en 2096. Y el próximo equinoccio del 24 de septiembre será en el año 2303 (hora universal).
c. La situación es un poco diferente en los polos de la Tierra. En el Polo Sur, donde el sol no ha salido en los últimos seis meses, el sol finalmente asomará por el horizonte, y permanecerá en el cielo durante los próximos seis meses. Del mismo modo, el Polo Norte pasará de estar a la luz del sol las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a estar en la oscuridad durante los próximos seis meses. Cuando el equinoccio de primavera llegue en marzo, el Polo Sur volverá a estar en la oscuridad y el Polo Norte tomará el sol por primera vez desde el equinoccio de otoño.
A partir de este momento, las noches son más largas que los días y los días continuarán acortándose hasta diciembre, cuando la luz comenzará su lenta subida de regreso a los largos días de verano. El solsticio de invierno es técnicamente el día más corto del año, mientras que el solsticio de verano en junio cuenta con la mayor cantidad de luz solar.
d. La luna llena más cercana al equinoccio de otoño se llama Luna de cosecha por la luminosidad extra que brinda a los agricultores con la posibilidad de trabajar hasta tarde. La luna de cosecha generalmente se asocia con la luna llena de septiembre, aunque si la luna llena de octubre se acerca a la fecha, es esta la que toma el título. La Luna de cosecha de 2019 tuvo lugar el viernes 13 de septiembre.
e. Con más oscuridad nocturna, tenemos más horas para contemplar el cielo nocturno. Si te encuentras cerca del Círculo Polar Ártico, la aurora también es más fuerte alrededor del equinoccio debido a la inclinación del planeta de 23,5 ° y al campo magnético del viento solar.
f. Junto con la vibrante inundación de las hojas de otoño introducidas por el equinoccio de septiembre, el cielo tiene su propia exhibición de colores otoñales. Según la NASA, durante el otoño, las tormentas geomagnéticas suceden el doble de frecuencia que el promedio anual, lo que significa que es momento de ver la aurora boreal.
g. Un estudio desarrollado por un equipo de científicos de la Universidad de Chicago (EE. UU.) y publicado en la revista Journal of Aging Research descubrió que los bebés nacidos durante los meses de otoño tienen más probabilidades de vivir hasta los 100 años que aquellos que nacen durante el resto del año. Hay muchos factores que tienen un impacto en la vida de una persona, incluidos los hábitos de dieta y ejercicio, el consumo de alcohol, el medio ambiente, las afecciones médicas y el tabaquismo. Ahora, según este trabajo, hay otro factor que puede desempeñar un papel clave en la esperanza de vida: el mes en el que nacemos. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar los datos de más de 1-500 personas nacidas entre 1880 y 1895 que tenían una vida útil de 100 años o más, y luego compararon sus antecedentes con aproximadamente 12.000 de sus hermanos y cónyuges.
El estudio halló que el 30% de los centenarios estadounidenses nacidos entre 1880-1895 nacieron en los meses de otoño. En cuanto a los meses con la esperanza de vida más baja, marzo, mayo y julio produjeron un 40% menos de centenarios.
h. Los colores del otoño en América del Norte y Asia oriental suelen están marcados por estallidos de rojo intenso. Pero en Europa, los amarillos dominan y ver tonos rojizos es muy raro. ¿Por qué? Es probable que tenga que ver con la evolución de los árboles de hoja caduca en los últimos 35 millones de años, dicen los científicos. Las cadenas montañosas que corren de norte a sur dominan América del Norte y el este de Asia. A medida que las edades de hielo y los períodos cálidos se alternaron en los últimos 35 millones de años, los árboles pudieron marchar hacia el norte y el sur a lo largo de valles y crestas para encontrar los nichos ecológicos que les convenían. También lo fueron sus plagas de insectos. Esto probablemente resultó en una carrera armamentista evolutiva que condujo a la evolución de pigmentos rojos protectores llamados antocianinas. En Europa, las cadenas montañosas tienen una orientación más este-oeste.
i. Los seres vivos responden a los cambios de luz que vienen con el otoño, con los árboles viendo caer sus hojas y los animales que se preparan para la hibernación.
j. Durante unas breves semanas en otoño, el mundo es un derroche de color (al menos si vives donde los árboles de hoja caduca son comunes). Las hojas cambian de color en el otoño porque, en respuesta a la reducción de las horas del día, los árboles dejan de producir clorofila. Sin el abrumador verde de la clorofila, se hacen visibles otros pigmentos. Estos otros pigmentos, antocianinas, pueden ayudar a proteger las células del árbol de los dañinos rayos UV o ayudar a proteger los árboles del estrés de las temperaturas más frías.
k. Antes de que haga suficiente frío para formarse los tradicionales copos blancos y esponjosos, el otoño puede traer lluvias de olor dulce. ¿Por qué la lluvia fresca huele tan bien? Una razón es el «petricor», un olor que surge del agua que golpea las bacterias que habitan en el suelo y los aceites vegetales después de un período seco. Otro podría ser el ozono, que puede formarse durante las tormentas eléctricas y que huele un poco a cloro.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Material Compilado por: Victor R. Salazar
Referencias:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Equinoccio;
- https://es.wikipedia.org/wiki/Punto_Aries
- https://es.wikipedia.org/wiki/Punto_Libra;
- https://es.wikipedia.org/wiki/Precesión_de_los_equinoccios;
- Couper, Heather (2008): Historia de la Astronomía.
- https://es.wikipedia.org/wiki/Otoño;
- https://es.wikipedia.org/wiki/Vertumno;
- https://www.muyinteresante.es/ciencia/fotos/curiosidades-cientificas-sobre-el-otono/1
Un comentario
Ambar Berg
Wao… «solo sé que no se nada»
Excelente