LOS VIRUS NO ESTÁN VIVOS. Por Julio Rodriguez (Tomado de investigacionyciencia.es)
Los virus no están vivos. El hecho de que estén compuestos de moléculas que se encuentran en células (ácidos nucleicos, proteínas, lípidos y azúcares complejos) y tengan la capacidad de evolucionar, es lo que lleva a la gente a pensar que están vivos. Pero no es cierto. De hecho, la manera correcta de referirse a ellos es como «partículas infectivas», y el virus se dice que está «activo», «atenuado» o «destruido», pero está aceptado globalmente que no forman parte de los seres vivos.
En el artículo «Diez razones para excluir virus del árbol de la vida» los autores David Moreira y Purificación López-García, de la Universidad de París, indican que «Creemos que considerar a los virus vivos o no, no es solo una cuestión de opinión, sino que es una cuestión de inferencia lógica a partir de cualquier definición de «vida» que haya sido dada», y nos explican por qué:
1. Los virus no están vivos
Los virus no cumplen ninguno de los criterios para cualquiera de las definiciones de vida que se han dado a lo largo de la historia desde Aristóteles hasta la actualidad,. Carecen de cualquier forma de energía y metabolismo del carbono, y no pueden replicarse ni evolucionar por sí solos. Se reproducen y evolucionan únicamente dentro de las células. Sin las células del huésped, los virus son «materia orgánica compleja inanimada».
2. Los virus «van por libre» filogenéticamente hablando.
En un árbol filogenético, las características de los miembros de un taxón se heredan de los antepasados. Los virus no se pueden incluir en el árbol de la vida porque no comparten características con las células, y no hay un solo gen que sea compartido por todos los virus. Si bien la vida celular tiene un origen único y común, los virus son polifiléticos: tienen muchos orígenes evolutivos.
3. No hay linajes virales ancestrales.
No se ha identificado un solo gen que sea compartido por todos los virus. Existen motivos proteicos comunes en las cápsides virales, pero estos probablemente se han producido a través de la evolución convergente o la transferencia horizontal de genes.
4. El hecho de que los virus de hoy en día infecten a hospedadores primitivos no significa que sean antiguos.
No se puede demostrar que los primeros virus aparecieron junto con las primeras células. El problema es que los virus se mueven fácilmente entre diversos hospedadores. La capacidad de un virus para infectar una especie en particular podría llevar a conclusiones falsas sobre la antigüedad de ese virus.
5. Los virus no tienen una estructura derivada de un ancestro común
Las células obtienen membranas de otras células durante la división celular. Por lo tanto, se puede decir que «heredan la membrana», y es correcto afirmar que las células actuales han heredado las membranas de las primeras células. Los virus no tienen esas estructuras heredada. Todo es de nueva síntesis.
6. Los genes metabólicos virales tienen su origen en las células.
Muchos genomas virales codifican proteínas involucradas en el metabolismo energético, el carbono y el metabolismo celular. Se ha argumentado que la presencia de estos genes indica que los virus son ancestros de las células. Pero no es así, los genes metabólicos no están presentes en los antepasados de estos virus. Esto implica que los virus no son anteriores a las células.
7. Los genes de traducción viral tienen su origen en las células.
Algunos virus, como el caso del Mimivirus alberga genes que codifican elementos de la maquinaria de síntesis de proteínas. Se ha interpretado que esta observación significa que los virus no siempre dependieron de las células para la traducción. Sin embargo, el análisis de su secuencia indica que estos genes son derivados de las células mediante transferencia horizontal de genes, y por lo tanto no permite que los virus puedan ser incluidos en un árbol filogenético.
8. Los virus roban genes de las células.
Los genomas virales codifican muchos genes que no tienen homólogos en las células. Por esto se ha sugerido que los virus han influido en la evolución de las células al donar nuevos genes. Sin embargo, los análisis genéticos no han podido confirmar esta hipótesis. De hecho, como veremos en el siguiente punto, los virus son «ladrones de genes», no inventores de genes y proveedores genéticos masivos.
9. La transferencia genética mayoritaria es de células a virus.
Como corolario a los puntos 7 y 8 podemos afirmar que el movimiento de genes es principalmente de las células a virus. La transferencia en la dirección inversa es mínima. Por lo tanto, los virus no han tenido un papel significativo en la configuración del contenido genético de las células, sino más bien al contrario, han «cogido» genes de las células y luego, mediante una capacidad de evolución y recombinación enorme, los han modificado.
10. El hecho de que los virus sean simples no significa que sean viejos.
Una visión de la evolución es que es un proceso por el cual los organismos simples se vuelven más complejos. La simplicidad de muchos virus conduce a su ubicación en el origen de la vida. Esta hipótesis ignora el hecho de que los genomas virales están sujetos a una presión selectiva para mantener un tamaño mínimo para garantizar tasas de replicación rápidas. Los autores concluyen que la simplicidad viral es una consecuencia del parasitismo, no de la antigüedad.
De todos modos, aunque la conclusión sea que los virus no están vivos y no deberían incluirse en el árbol de la vida, no implica que no sean importantes para «la vida». Los virus juegan y han jugado un papel importante en la evolución de la vida en la Tierra, aunque solo se por el hecho de la presión selectiva que ejercen para que los huéspedes se defiendan y libren de ellos. Además, junto con elementos móviles como los trasposones y los retrotrasposones, pueden acabar formando parte del genoma de sus huéspedes, lo que contribuye a la creación de variabilidad genética; pueden contribuir a la transferencia horizontal de genes y por supuesto, a regular la población y la biodiversidad.
Pero, aunque sean muy importantes para la vida, su incapacidad para sostenerse y replicarse a sí mismos, su «polifiletismo», el origen celular de sus genes similares y la volatilidad de sus genomas a través del tiempo hacen imposible que incorporemos a los virus al maravilloso «Árbol de la vida».
Referencias
Moreira, D. y López-García, P. (2009). Diez razones para excluir virus del árbol de la vida Nature Reviews Microbiology, 7 (4), 306-311 DOI: 10.1038 / nrmicro2108