MANOS DE CAMBUR. José del Carmen Barroso

MANOS DE CAMBUR

Dos manos de cambur,
las manos de mi madre.
Ella desprende
algunos de sus frutos
para calmarnos el hambre.
Ella siempre
dándonos la vida con su cuerpo.
Tierra feraz, ella,
ají dulce y mazorca de maíz.
Ella se transfigura en nube oscura y llueve
para que tengamos agua
todos los hermanos.
Antes, guarda sus relámpagos
para resplandecer en la noche
cuando la rodeamos temerosos por tanta oscuridad.
Prolongada oscuridad.
Ahí nos abraza, delicadamente,
y nos da de comer
el resto de sus manos,
quedándose sin nada para ella.
Entonces comienza a rezar.
Reza
mientras se va apagando, apagando,
y nosotros nos quedamos dormidos,
saciados con su amor.
Salvados por él.
Libres en él.

José del Carmen Barroso

(Mi madre Ygnacia «Nacha» está cumpliendo hoy 80 años. Este poema se lo escribí hace varios años y hoy quiero compartirlo con todos)