Letras

MIRAMAR. Por Enmanuel

MIRAMAR

Son las cinco de la mañana y un viento con olor a abrojos, entremezclado con mar y sal, se cuela por la ventana.

Un murmullo lejano de voces en cortejo, se enreda en la brisa que empuja el sol del amanecer. Moroco y Petino, fueron los primeros en llegar, orondos, con viejas camisas “mangas largas”  y pantalones “brinca pozos”, comentando que el día parecía bueno para llevar las lanchas mas allá de La Punta, que hoy “si iban a haber pescaos”.

Por otra parte el viejo Esteban, cansado de tantas noches en vela , de tantas pescas infructuosas, arrastraba sus recios y escamados pies, en acompasada marcha con los chinchorros descocidos y una que otra boya anaranjada y sucia.

Eran las cinco de la mañana y el sueño era espantado por el afán de una jornada en ciernes, por la brisa fría y salada, por la esperanza de encontrar un buen cardumen de lisas, jureles o carites. Chicho tocó el hombro del viejo Esteban y le ofreció un pocillo de café que Teófila había colado a las cuatro y que había olvidado sobre la tapa del desvencijado baúl cuadrado, donde guardaba aperos de pesca:

– Esta verga ta fría- le dijo a Chicho en tono displicente.

– Pa que coño no te lo tomaste, cuando mamá te lo dió temprano; agradecé que la vieja se preocupa por vos -murmuro chicho, mientras despejaba y limpiaba el cayuco antes de comenzar una nueva faena

-¡Camejo, apaga esa pipa!- dijo Fema, mientras se volteaba hacia el otro lado de la cama. -¡Yo no sé que gracia le sienten a ese humo!.

Entre tanto, Camejo se perdía entre sueños y bocanadas de la mezcla de picaduras “Park avenue” y “Caporal” que ardían en su pipa, recordando luceros  brillando en  noches oscuras, Orinoco adentro, cuando aún sus piernas poseían la fuerza del hombre joven y lleno de esperanzas como trabajador de “La Creole”.

– Me voy pa isla Ratón a buscar a mi Guaricha – susurró.

Manolo, se levantó de un salto de la hamaca, hoy iba a ser un día especial para él, hoy se iría con el viejo Esteban, Chicho y Baldo, a pescar en el cayuco.

Fema daba vueltas aún en la cama, escapando del humo de la pipa de Camejo; este soñaba con volver al Llano a atrapar sueños de la infancia, y Chevy recordaba, aún dormido, el campamento y las historias de Centeno.

Manolo, sigilosamente abrió la puerta de la calle y alpargatas al hombro corrió en busca de su aventura marinera.


-Chata, acostáte conmigo un ratico…- dijo El Chino a la Nené, quien dormía plácidamente en la cama matrimonial del cuarto grande.

– Chata… – y su pedimento se perdía en el viento con olor a abrojos, entremezclado con mar y sal que entraban por la ventana.

-¡Buenos días…Buenos días…!- gritó la maestra Ofelia, en el porche de la casa de Nora, – ¡Comadre…¿va a mandar algo para Maracaibo!, que Antonio se está yendo?.

–¡No Comadre!…Pablo se fué a las cuatro con Pablo Elías…Gracias… .

El Sol comenzó a alzarse por levante, como cada día, trayendo consigo el seco calor de la mañana, espantando frío y sueños .               

– ¡Moroco…pasáme el guaral o le das vos a la guaralera, porque se está haciendo tarde y la lancha de la Marcelina tiene rato que salió!. , Dijo Petino angustiado al ver que solo ellos y el cayuco del Viejo Esteban, aún no se echaban al Mar.

Esteban

-¡Manolo, por ahí nó…! – gritó Baldo riéndose de la torpeza de este último al querer abordar el cayuco por la Proa.  

– ¡Te vás a esmadrar…! .

-Venga acá mi catirito, pa echale el cuento de Bombillito, – le dijo Camejo a Chevy, mientras este se abalanzaba a sus piernas para escucharle.

-¡ Cuidao con tu Papá!…-irrumpió Fema.- Ve que  él  está enfermo.

– ¡Mary, Rosy, Miguel y Chevy… se vienen conmigo!, vamos pa la orilla, – dijo el Chino, desestimulando así, el salto de Chevy sobre Camejo.

– Nené…y tu también te vienes con nosotros,- continuó.

– ¡Ay no!… yo no me voy a meter en esa agua sucia,- replicó La Nené.

Así empezaba y terminaba el día en Miramar, entre cotidianidades y sueños; entre descubrimientos y desesperanzas; entre encuentros y despedidas.

 Enmanuel

15 Comentarios

    • Alfredo Aguilar

      Es imposible para el ser humano desprenderse del terruño, son momentos mágicos que nos abruman en algún momento y gracias a dios tenemos personas como tú ; que se encargan de recordarle a uno lo que somos y de dónde venimos .gracias hermano por trasladarnos a cada rincón de nuestra existencia.saludos

  • Salvador

    Comentario de Salvador : «Chamo me saco lagrimas… leer aquello que vi con mis ojos y escuche de tu boca con mis oidos…. retazos de historia… recuerdos de la temprana juventud… miramar la tierra, los nombres, las palabras, la de las lazos familiares, de las aventuras y amores que forjaron tu alma grande amigo del alma… ese sitio al que generosamente me llevaste un dia y muchos dias y otros mas hasta que a que acabaste por sembrar en mis recuerdos y hacerlo un poco mio tambien gracias por eso hermano… una y mil gracias… si tu vida no fuera lo mismo sin miramar… creeme que la mia tampoco… abrazos»

  • Mónica Márquez

    miramar
    es Cabimas
    es Maracaibo
    es la casa
    la familia
    lo simple lo conocido
    la costumbre
    la maña
    el vivir
    hermoso relato!

  • Miguel Alberto Zurita Sánchez

    ¡Hola hermano Manolo! ¡Ese cuento, es un cuento y…….. lo demás es cuento!
    Es agradable, evocador y bonito, ver en una lectura, la querencia y las ganas de perpetuar, de alguna manera, los sentimientos y vivencias, de una de las mejores etapas, que los seres humanos debemos tener y que, por ningún motivo, razón, circunstancia ni concepto, se le debe despojar a nadie, como es la niñez.
    ¡Hoy estrenas página web, es decir que estás de web on initiation, yo mis nuevos lentes, que tanta falta me hacían! ¡Le pido a DIOS y a Ma Santísima, que este medio, ayude, colabore y contribuya, con la nueva siembra y cosecha, de nuestro marchito y trillado acervo cultural y los ajustes psicosociales y humanos, que todos necesitamos! ¡Las críticas vendrán y serán bienvenidas!¡Éxito y perseverancia!