Tres poemas de Olimpio Galicia Gómez
Esta nube azul amortaja la tarde
sacude su lumbre
y conduce los rumores
de tambores serranos
más allá de la noche.
A dos palmos de mi frente
debo encender la brasa
para alumbrarme el camino.
Todo es tinieblas
cuando la nube devuelve
sus azules al mar.
Llegué hasta donde
sólo había enanos.
A la fuerza, entre todos,
me expulsaron.
Mi presencia podría influir
en su baja auto estima.
Aparecí en la tierra de los
gigantes.
Con la punta del pie derecho,
uno de ellos, me lanzó
bien lejos de sus fronteras.
Todo fue antes de poder ser aplastado
como una cucaracha.
En la ciudad de los blancos
me echaron por moreno.
En la de los negros
me botaron por la misma causa.
Ahora estoy en un pueblo
dónde no importa
ni la estatura, ni el color, ni las religiones.
Aquí, el noventa y nueve por ciento
somos pobres,
el uno restante son los ricos.
Éstos tienen el poder.
Ya quisieran tirarnos,
cual basura,
al fondo del océano,
pero nos necesitan, tanto,
como su dinero.
Acabo
acabándote.
No es tu muerte
ni la mía,
pero es tan cierta,
como pisar la
dulzura
de su territorio.
Olimpio Galicia Gómez