LA MUSICOTERAPIA (Explicada por un músico). Por Osiris R. Betancourt Bruges.
LA MUSICOTERAPIA
(Explicada por un músico)
A Virginia y Edgar, cariños convertidos en familia que me regaló la música.
El uso de la música como herramienta terapéutica es una práctica antigua que, al evolucionar a la par con la humanidad, dio origen a la técnica conocida como musicoterapia. La misma se encuentra actualmente en proceso de formación, de definición de modos y campos de acción. En torno a ella, desde siempre, ha existido el encuentro de criterios entre los profesionales de la música y los de la medicina, generando así dos vertientes acerca de esta forma de terapia. En este artículo se tratará el tema desde una perspectiva artística, según lo aprecian sus protagonistas: desde el punto de vista del músico.
LA DIMENSION HUMANA DE LA MUSICA
La música como manifestación artística tiene la particularidad de influenciar todo el entorno humano. Independientemente de la condición intelectual de un individuo, la música penetra sus sentimientos, identificándolo con su mensaje o percibiendo la paz o la agresividad de sus melodías. No es raro que una canción, interpretada en un idioma desconocido por el oyente, influya en su estado de ánimo.
Una persona no requiere del total de sus facultades para apreciar y vivir la música: no es necesario contar con una inteligencia promedio o capacidades físicas plenas. Se puede observar que su vibración rítmica actúa en individuos discapacitados auditivamente, y también que la vista no es indispensable para apreciarla en su totalidad; a diferencia de otras manifestaciones artísticas, como por ejemplo la pintura, que se limitan a la capacidad visual para apreciarlas, o como la danza, que requiere de destreza físicas para ejecutarla. Esta permeabilidad en la dimensión humana, le ha abierto un espacio en la práctica médica a la música.
¿QUÉ ES LA MUSICOTERAPIA?
Un concepto sencillo de musicoterapia la define como una aplicación intencionada de la música en tratamientos de rehabilitación de personas que sufran trastornos físicos o emocionales.
Existen dos principios que fundamentan la terapia con la música: un primer principio se basa en que las sensaciones desagradables se originan en el cerebro; el otro principio se soporta en el hecho de que la música modifica la presión arterial y los niveles hormonales, hasta el punto que el ritmo cardíaco llega casi a sincronizarse con lo que se escucha. Luego, producir en un paciente sensaciones que relajen el cerebro y el cuerpo –en este caso, con la ayuda de la música- contribuye a anular los impulsos que generan una enfermedad. Es de inferir que la música también puede influenciar negativamente al organismo y se tiene la creencia que afecta el comportamiento; pero este es un concepto tratado mas por sectores morales que científicos.
Ha sido difícil precisar científicamente la razón de los efectos terapéuticos de la música en el ser humano. Las conclusiones con mayor aceptación se han dirigido a los elementos que componen la música (el tiempo, el ritmo, la tonalidad, la armonía, la altura, la intensidad), a los tipos de música (clásica, folklórica, primitiva) y por último a los tipos de instrumentos (de cuerda, vientos, percusión).
De acuerdo a los elementos, se acepta que el ritmo afecta la parte fisiológica del organismo, los ritmos lentos incitan a la serenidad y tranquilidad. El tiempo genera impresiones emocionales, un tiempo corto (inferior a 80 pulsaciones por minuto) puede producir sentimentalismo, ternura, tristeza; tiempos largos (de unas 100 pulsaciones por minuto) producen excitación, energía, vigor. La tonalidad actúa sobre la afectividad, los tonos menores invocan lo sentimental, la intimidad y la introversión del individuo; los tonos mayores estimulan la extroversión y la alegría. La armonía afecta la vida mental, los acordes consonantes se conjugan con equilibrio y la estabilidad, los disonantes el deseo, la preocupación, la inquietud. La altura influye al sistema nervioso, las notas bajas produce tranquilidad incipiente, pesimismo; las notas altas incrementan los reflejos y los estados de alerta. Por último está el efecto indirecto de la intensidad, que altera el efecto de los otros elementos de la música, por ejemplo, un volumen alto puede provocar intranquilidad en una música de ritmo lento.
En cuanto al tipo de música generalmente se considera que la romántica toca la parte afectiva, que la clásica influye en la sociabilidad, que la música primitiva influye en los instintos y que la folklórica actúa sobre la comunicación. Este criterio no es universal, porque la mayoría de las investigaciones se han realizado utilizando música sinfónica, y de esta existe una extensa clasificación de diferentes temas y autores para su aplicación en terapias. La música popular y la folklórica no han sido probadas tanto como la sinfónica y, por otra parte, la música primitiva tiene una posición importante dentro de la musicoterapia puesto esta se viene utilizando desde los inicios de la civilización en ritos de curación y otras sanaciones místicas. Sin embrago es válido señalar que la mayor o menor capacidad terapéutica de la música no dependen del tipo de música, cada una tiene una cualidad específica; en la medida que se realicen investigaciones con los diferentes géneros musicales se descubrirán y clasificaran sus cualidades, como ya se ha hecho con la música sinfónica.
El estudio de los instrumentos intenta definir el efecto en el humano de las cualidades del sonido, como el timbre y la intensidad. Cada instrumento posee cualidades particulares y permanentes. Los instrumentos de percusión inspiran libertad, al movimiento, a la acción. Los de cuerdas invocan el sentimentalismo, llegan al alma del oyente. Los instrumentos de viento incitan la majestuosidad, lo solemne y la grandeza. En este aspecto aun no existen estudios muy profundos.
HISTORIA
Algunos autores dividen la historia de la musicoterapia en tres grandes etapas; esta división se hace en función del criterio con el cual ha sido abordada en cada época: la primera denominada mística, la segunda llamada filosófica y la última y actual denominada científica.
Etapa Mística
Su origen se remonta a los inicios de la civilización. Las primeras manifestaciones mágico-religiosas de los grupos humanos primitivos se basaban en cánticos y danzas que buscaban calmar los males y las calamidades que los afectaban. Sequías, terremotos y enfermedades eran algunos de los eventos tratados con estas manifestaciones, las cuales le achacaban a espíritus o entes sobrenaturales.
Las primeras aplicaciones se apoyaban mas en los sonidos que en la música propiamente dicho. Se utilizaban instrumentos musicales primitivos, que normalmente solo generaban sonidos característicos. Quienes realizaban esta aplicación eran personajes importantes en la comunidad, calificados como chamanes o sanadores. Es con la evolución cultural de la humanidad – y en consecuencia de la música y de los instrumentos musicales – que se comienzan a usar melodías trabajadas y específicas e instrumentos mas desarrollados para curar.
La tecnificación de la música le restó posibilidades a los chamanes o sanadores primitivos y le abrió la puerta a los músicos para que hicieran ellos las curaciones con sus instrumentos, puesto que la ejecución de los mismo requería de cierta técnica; la historia registra la existencia de músicos que actuaban como tales. Entre ellos podemos nombrar a Shebut-n-mut sacerdotisa de Egipto, al rey David, reseñado en la Biblia como arpista, al griego Timoteo, tocador de lira, entre otros. De aquí datan las primeras utilizaciones de la música como terapia.
Etapa Filosófica
En la cultura clásica helenística se usó la música como terapia pero en base a un criterio racional y lógico, obviando las creencias y los supuestos poderes mágicos de la música. Aristóteles y Platón recomendaban la música y la danza para la prevención y sanaciones de enfermedades. Pitágoras recomendaba la música para tratar las enfermedades síquicas.
En el siglo XV se intentó dar las primeras explicaciones a la capacidad curativa de la música, utilizando el conocimiento existente hasta ese momento. Finicio se vale de la filosofía, la medicina, la astrología, la alquimia y la teoría de la música misma para entender este fenómeno.
A partir del siglo XVIII se hace presente definitivamente la música como una herramienta terapéutica y comienzan a indagarse sus efectos sobre el organismo. Se le atribuye a la música efectos calmantes, armonizantes e incitantes. Un dato curioso se registra en esos días, un cantante de nombre Farinelli cantaba acompañado de músicos para tratar a personas atacadas por tarántulas.
Médicos progresistas de la época se dan a la tarea de entender y utilizar la música en sus terapias: en Francia Louis Roger y Skirol, en Inglaterra Richard Brown, Richard Brocklesvy y Tissot en Suecia en el siglo XIX.
Etapa Científica
El estudio científico de la música utilizada como terapia, se inicia como consecuencia de una necesidad en la enseñanza de las técnicas de solfeo; y no como un estudio intencionado de la medicina.
Un maestro teoría y solfeo del conservatorio de Ginebra, Emile Jacques Dalcrose, notó que sus alumnos presentaban cierta dificultad al medir la duración de los sonidos y al tratar de hacer ritmos, a pesar que desde el punto de vista auditivo aprendían normalmente. Observó además que, bajo la presencia de la música, los estudiantes hacían gestos y movimientos involuntarios del cuerpo, tratando de seguirla. Esto lo hizo concluir que «debía existir alguna relación entre la acústica y los centros nerviosos superiores». Luego, con estas conclusiones desarrollo un sistema de aprendizaje o método capaz de desarrollar la rítmica en sus alumnos.
La rítmica evoluciona hasta convertirse en una disciplina y nace con los postulados de Emile Jacques Dalcrose; los cuales, de manera general, pretendían obtener un método de enseñanza capaz de regularizar las reacciones nerviosas, desarrollar los reflejos, establecer automatismos temporales, controlar las inhibiciones, afinar la sensibilidad, reforzar las actitudes dinámicas, establecer la claridad en las armonías de las corrientes nerviosas y de los registros nerviosos cerebrales. Estos postulados conforman la base de la musicoterapia.
Por esta razón Emile Jacques Dalcrose es considerado el precursor de la musicoterapia, al utilizar dicha rítmica en la música y el cuerpo con fines educativos.
A partir de 1950 en los EEUU se funda la National Asociation For Music Therapy” que luego crea como profesión la musicoterapia. En la actualidad la musicoterapia se estudia a nivel universitario; además existente instituciones médicas dedicadas a este tipo de terapias con mucho éxito. En Heidelberg, Alemania, existe desde 1955 el “Centro de Investigación Alemán para la Musicoterapia”, DZM, considerado el más importante de Europa. En 1998, en Silver Spring, Maryland USA, fue fundada en la Asociación Americana para la Terapia Musical. Estas instituciones, entre muchas otras a nivel mundial, son unas de las mas importantes en la aplicación y estudio de la musicoterapia.
La Historia Escrita
La referencia bibliográfica más antigua que se conoce sobre el tema, se encuentra en los papiros egipcios descubiertos en la ciudad de Kahun que datan del año 1.500 a.C. El tratado le atribuye a la música propiedades curativas sobre el cuerpo, la mente, el alma y la fertilidad.
Luego existen varios escritos de los que se puede destacar una recopilación de curaciones realizadas con música, registrada por Burton en el siglo XVII, una publicación denominada “Medicina Músical”, del año 1792, escrita por el inglés Richard Browen, en ella se encuentra la primera aplicación del método científico para en el uso de la música como terapia.
TENDENCIAS
La musicoterapia no es una disciplina establecida aun, a pesar de tener suficiente clínica. Por esta razón existen diferentes criterios para su aplicación, que han ido evolucionando y apareciendo a través del tiempo y que van desde lo místico hasta lo científico. El criterio que más arraigo y desarrollo ha tenido es el que se basa en la manera como se aplica la música al paciente. Según el método de aplicación existen dos corrientes principales en la terapia con música, que son la musicoterapia activa y la receptiva. Estas corrientes no son definitivas, puesto que es un conocimiento aun en desarrollo.
La musicoterapia activa se fundamenta en la ejecución musical por parte del paciente, sea vocal o instrumental. Intenta despertar un sentir primitivo del “yo”, del reencuentro consigo mismo, generador de placer y capaz de liberar tensiones. Es esencialmente rítmico y no presta atención al criterio estético ni al criterio técnico; tampoco tiene como fin el aprendizaje musical del paciente. Su objetivo es estimular al paciente a través de la comunicación, la expresión y la actividad.
La musicoterapia receptiva se fundamenta en la audición musical. Intenta la concentración del paciente a objeto de conseguir el efecto terapéutico de la música que se oye, actuando sobre el subconsciente. Este método es el más abordado comercialmente, con venta de música “sanadora”, producida muchas veces sin el suficiente apoyo científico.
Existen otras tendencias con cierta definición específica y desarrollo, pero la mayoría de las veces pueden incluirse dentro de las señaladas. La terapia vibroacústica es una de estas tendencias; parte del principio que todo vibra, y hace recordar un poco las curaciones de los chamanes y sus instrumentos primitivos. La musicoterapia ambiental, otra tendencia, esta orientada al diseño de los espacios atendiendo a su sonoridad, intentando que esta resulte agradable, tranquilizadora y acogedora. Actualmente se aplica en los diseños de hospitales y lugares de concentración pública en general.
¿QUÉ CURA LA MÚSICA?
La música genera una especie de nueva dimensión en la mente y esta nueva dimensión se enriquece en la medida que el receptor aprende a asimilarla. Ella puede sentirse infinita, puede tener formas y hasta puede asignársele color según sea la creatividad y asimilación del oyente. Estas propiedades de la dimensión de la música varían con el cambio de la tonalidad, del timbre, de la melodía o del volumen del sonido, creando en su ámbito campos de energía de resonancia y movimiento que afectan al organismo humano; la aplicación intencionada y el efecto de estas energías son las utilizadas en terapia con música. Estas aplicaciones se pueden describir, en forma general, de la siguiente manera:
- Mejora del metabolismo, calmante, auto control, estimulación del pensamiento. Respiramos con ritmo (aproximadamente 30 respiraciones por minuto en promedio), mantener la respiración en un promedio inferior a los 25 eventos por minuto produce este efecto. Esto se puede lograr con melodías sencillas y repetitivas, ritmos suaves de tiempos largos y volúmenes bajos.
- Normalización de la tensión arterial, disminución de la tensión y el estrés. La frecuencia, el volumen y el tiempo de la música afectan las pulsaciones del corazón. Una música suave actúa como calmante; caso contrario con una música rápida y con volumen alto.
- Coordinación y tensión muscular. La vibración musical en frecuencias entre 40 y 66 hertz relaja los músculos y disminuye los dolores musculares (vibroterapia o terapia vibroacústica).
- Temperatura corporal. El volumen bajo y el ritmo suave de la música puede disminuir la temperatura del cuerpo; caso contrario con el volumen alto y música estridente que puede incrementarla.
- Anestesia al dolor. Las sensaciones agradables producidas por la riqueza de algunas interpretaciones musicales se deben a la generación de endorfinas que actúan como sedantes aliviando dolores.
- Mejora del sistema inmunológico. Escuchar música incrementa en la sangre los niveles de una sustancia llamada “Interlekinas 1”, que, según los especialistas participa en la función inmunológica del organismo.
La música siempre será una evidencia de nuestra condición humana antes que una destreza personal, un producto comercializable, o una herramienta terapéutica; y por tal, siempre alcanzará lo mas profundo de nuestro ser. Ese contacto con lo intrínseco del ser genera sensaciones muy versátiles que, bien manejadas, pueden tener usos prácticos, como en el caso de la terapéutica.
Osiris R. Betancourt Bruges
4 Comentarios
Antonio Sanchez
Don Osiris muy bueno su artículo
Nerio Iriarte
Cuántas cosas pasan desapercibidas por el simple hecho que nos hemos llenados de ruido
Sebastian Grau
Interesante tema y su abordaje
Flor González
Excelente contenido en relación a la musicoterapia, ya que hace una recopilación del tema que está tan en boga, incluso La PNL también aborda la musicoterapia como forma de tratamiento.