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El burrito Alex y el Nacimiento del Niño Jesús (II). Por Luis Homes

«Era ya de noche cuando José y el burrito Alex llegaron a la humilde casa de María,,,»

El burrito Alex y el Nacimiento del Niño Jesús (II)

Era ya de noche cuando José y el burrito Alex llegaron a la humilde casa de María. José amarró a Alex bajo un árbol frondoso en el patio y le volvió a colocar un tobo de agua fresca. La cuerda quedó floja y se soltó muy pronto del árbol y Alex comenzó a dar vueltas por el patio. Fue así como escuchó la conversación entre José y María.

“Vengo feliz porque encontré un pequeño burrito y no será peligroso si tu te montas en él y viajemos mañana temprano a Belén. Nosotros tenemos que cumplir con el censo que ordenó el emperador Augusto y nuestro sitio de registro es Belén, porque yo soy descendiente del Rey David y él era originario de Belén. Es preferible que vayamos cuanto antes, para evitar que vayas a tener el niño y se no podamos cumplir con el censo. Es mejor siempre cumplir con la ley”

María tenía sus dudas porque era muy tarde para preparar un viaje apresurado. Pero José la convenció hablándole con una ternura especial y delicada

“Tomate el tiempo que quieras para arreglar las cosas. El burrito se ve muy domesticado y parece muy noble. Es de paso firme, es muy bajito y vas a estar segura. Ese color entre gris y blanco que tiene en su piel, me parece bellísimo. A pesar de su pequeño tamaño, se ve fuerte y con seguridad tendremos un buen viaje”

Mientras Alex oía a José, sonreía satisfecho al saber que había encontrado un nuevo hogar. Volvió al árbol donde estaba la cuerda desatada y decidió descansar y dormir en preparación para el viaje del día siguiente.

El burrito Alex, mucho tiempo después, me comentó en un establo de Belén:

“Es la primera y única vez que alguien se monta sobre mi lomo y yo no siento su peso. María era una mujer pequeña que al lado de José, parecía diminuta. Pero inmediatamente me di cuenta que estaba embarazada porque su vientre abultado destacaba sobre el vestido largo color blanco. José colocó una preciosa alforja marrón y blanca sobre mi lomo, levantó a María y la sentó con delicadeza sobre mi. Tomó la cuerda, la desató suavemente y salimos los tres de madrugada. Por el camino ellos iban rezando unos salmos bellísimos que se sabían de memoria. José recitaba una parte y María respondía con otra parte. Daban alabanzas a Dios y gracias por toda la vida y el niño que iba a nacer.

Era la primera vez que yo veía una familia tan pobre, tan humilde y tan contenta. Y así estuvieron una buena parte del camino. José no se cansaba de caminar y pues yo menos. A veces nos deteníamos en el camino por un momento para que ellos descansaran y tomaran agua y comieran algunas frutas. En el trayecto, yo no sentía ningún peso sobre mi lomo y la verdad, lo que verdaderamente sentía era que estábamos como volando sobre el estrecho camino, porque ni el movimiento de mis patas cortas yo lo percibía en ese viaje maravilloso. Fue toda una delicia esa travesía.

Mientras contaba su historia, la mirada del burrito Alex era un encanto. Su rostro reflejaba luz, alegría, plenitud. En algún momento se acercó a mí en un tono más íntimo, bajó la voz y me dijo:

“Yo sentí que María comenzaba a moverse con cierta incomodidad sobre mi lomo. Era la primera vez que sentía sus movimientos. Ella le preguntó a José cuánto faltaba. El le dijo que ya estaban llegando y efectivamente al poco tiempo entramos a una Aldea que tenía escrito en letras grandes y sobre un aviso de madera muy antigua el nombre “Belén”. José busco una sombra frondosa. Estaba empezando la tarde y era un día fresco. Ellos comieron pan, unas frutas secas, y tomaron mucha agua. El buen hombre busco un tobo de agua para mi, unas ramas de pasto que estaban cerca y le dijo a María: Quédate acá con el burrito, siéntate en esta alfombra y descansa cuanto puedas que yo voy a buscar posada acá en el pueblo. Le dio un beso en la frente y salió en busca de un lugar más apropiado para el descanso. Quedamos por un buen rato nosotros solos. María comenzó a sentir dolores fuertes de parto y yo comencé a preocuparme sobre como un ignorante y humilde burro como yo, podría ayudar en un parto en solitario.

(La historia continuará)

Luis Homes

7 Comentarios

  • Luis Homes

    Gracias por sus comentarios Ambar, Maria Cristina y mis fieles lectores. Ya esta enviada la tercera y ultima parte de esta historia que espero puedan leerla el 24, para celebrar el nacimiento del nino Dios. Me despido de Ustedes hasta Enero 2020, para seguir compartiendo mis cuentos, relatos y novelas. Un abrazo a todos y mis mejores deseos por una feliz Navidad en union de sus familias y seres queridos. Que el 2022 este lleno de salud, paz y bienestar. Gracias a todo el equipo de «Al Margen del Teimpo» y en especial a Enmanuel Camejo «Manolo» por la oportunidad de compartir con todos Ustedes. Se les quiere un monton !

  • María Cristina

    Bonita y tierna la historia del viaje a Belen desde la perspectiva del burrito… rescatando el sentido de la Navidad! 🌟🌟