EL LEGADO. Por Marcelo Moreno Mendoza

El legado

Muchos años atrás, un padre, en su lecho de muerte, dió un presente al mayor de sus hijos, y con este, le entrego una carta, contándole la historia sobre el presente que le estaba entregando, el hijo sabía que eso era algo muy preciado para su padre, pues siempre vio que lo cuidaba de manera muy especial.
En la carta, estaba escrito lo siguiente:

“Querido hijo, para cuando estés leyendo esto, significa que estoy apunto de morir, y no puedo darte algo más valioso para mí aparte de ustedes mismos, que este pequeño collar que ahora te entrego. Me da mucha alegría el saber que no pasaste todas las dificultades que yo pasé a tu edad, pero esto debería servir para darte a conocer el pasado, y evitar que se repitan muchas cosas.
Primero quiero que entiendas la forma que tiene, si te das cuenta, el dige del collar, es similar a mi país, un país que desapareció del mapa hace mucho tiempo. Ahora lo que queda de esa tierra tan bendita, son pueblos fantasmas, llenos de millones de historias tristes en cada rincón; aún hoy, desea ser rescata de ese horrible pasado, por personas que de verdad quieran reconstruirla.
Lo segundo sería su significado, para mí, representa todo lo que perdió el país, y es un recuerdo constante de las cosas que puede hacer la ambición y egoísmo humano, y por eso te advierto, de que si no conocemos nuestro pasado, estamos condenados a repetir lo mismo en el futuro.
Por último, mi deseo más grande, es que este pequeño collar, pueda pasar de generación en generación, para recordar siempre, que incluso la tierra más bendita, se puede perder y quedar en el olvido por una mala administración.
Con amor, tu padre.”

El joven, con lágrimas en los ojos, le dio un beso a las manos de su anciano padre, y le dedicó una temblorosa sonrisa. A pesar de que su padre nunca le contó sobre todo lo que tuve que padecer para llegar a poseer todo lo que tenía, su madre se encargó de comentarle, a él y a sus hermanos, todo lo que hizo su padre, con tal de darles a sus descendientes, una vida digna, una vida con la que él nunca pudo contar.
Y tal como lo deseó el anciano, su hijo se encargó de cumplir con el legado que le dejó de manera familiar, y más que eso, buscar personas que lograran reconstruir ese país del que tanto le contó ya su difunto padre, para que así, sus hijos, y nietos pudieran crecer con todo lo bueno que le contó su padre, de lo que aquel país donde vivió, pudiese tener.
Desde entonces, la familia obtuvo un legado nuevo junto que el collar, y fue reconstruir y mejorar, un país que ya se había declarado perdido y desapacido totalmente.

Marcelo Moreno Mendoza