Muchas palabras y pocos resultados. Por Delfos
Tal vez la mitad de los habitantes del planeta tierra conocen, comentan y quizá promueven «un mundo mas limpio», sin embargo en su andar cotidiano, sus rutinas o en sus trabajos poco hacen porque así sea. Usan plásticos habitualmente, solo echan sus desechos personales en «la basura», pero muy pocos se preguntan o saben ¿a dónde va a parar esa basura?. Cada día toneladas de detergentes e hidrocarburos se van por las cañerías y caen en el mar, ríos, lagos o simplemente se depositan a cielo abierto en artificiales y hediondos «humedales».
A fin de cuentas muchas palabras y pocos resultados.
A continuación compartiré con ustedes una interesante y dramática investigación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas.
Delfos
Daño y pérdida de biodiversidad
La forma general en como las sociedades nos hemos desarrollado, con una distribución cada vez más urbana, con un aumento en nuestros patrones de consumo alimentarios, energéticos y de nuestra forma de vida, tiene un impacto en la naturaleza que puede llegar a afectar todos sus niveles de organización, desde el genético hasta los ecosistemas, que se expresa en distintas escalas, y por supuesto, con gran intensidad en zonas muy transformadas por la concentración de población humana.
En contraparte con la exuberancia de la vida en su ámbito natural, en general, el desarrollo de las sociedades modernas ha sido sobre una pequeña selección de especies de la diversidad biológica que tienen interés económico. A raíz de ello, hemos simplificado o incluso devastado hábitats y ecosistemas para generar monocultivos, desarrollar la ganadería y la pesca comercial. Si bien dicha simplificación tiene ciertas ventajas de “eficiencia” y económicas, también ha generado grandes costos. “La pérdida de biodiversidad es rápida y continua. Durante los últimos 50 años, los seres humanos hemos cambiado los ecosistemas más rápida y extensamente que en cualquier otro período comparable de la historia de la humanidad. Las causas directas de la pérdida de biodiversidad no muestran señales de disminución“. Ahmed Djoghlaf en: Hasselink et. al. (2007).
En el último reporte global del Convenio de Diversidad Biológica (Secretaría CDB, 2014) se concluye que una de las mayores causas de la pérdida de biodiversidad está dada por las presiones vinculadas a la agricultura, que abarcan 70% de la pérdida estimada de la biodiversidad terrestre. Por ello, como punto crucial, recomienda reorientar las tendencias de los sistemas alimentarios, buscando una producción sostenible y restaurando los servicios ecosistémicos en paisajes agroecológicos.
La crisis ambiental en muchos casos es severa y aunque no hemos desarrollo métodos detallados para medirla cabalmente, hay evidencia de que afecta al desarrollo de países y sociedades, tanto ricos, como pobres. El incremento del desarrollo está bajo amenaza a nivel global debido al aumento del riesgo de desastres. En algunos países, el riesgo de perder riqueza por los desastres supera la tasa de creación de riqueza. (UNEP-GC, 2013).
Las consecuencias ambientales negativas suelen afectar más a las personas más pobres que dependen directamente de los recursos naturales para su supervivencia. Además, hay que considerar, que al menos 40% de todos los conflictos internos de los países de los últimos 60 años han tenido un vínculo con los recursos naturales (UNEP-GC, 2013), que enfrentan la depredación y la tensión entre explotación de recursos no renovables y renovables.
Las principales presiones antropogénicas que causan pérdida de la biodiversidad y afectan a los servicios ecosistémicos son:
Destrucción del hábitat
La destrucción del hábitat es resultado de los cambios de uso de suelo, ya sea por cultivos agrícolas, expansión urbana, construcción de carreteras u otras causas. Es la mayor causa de pérdida de biodiversidad en América Latina, depende tanto de factores locales como de presiones económicas y demanda de recursos que no son locales(Simonetti y Dirzo, 2011). Además de perder cantidad neta de hábitat natural, los procesos de cambio de uso de suelo forman fragmentos de hábitat de diferentes tamaños y distancia entre sí. Los más pequeños muchas veces no tienen la viabilidad para mantener poblaciones de especies o procesos ecológicos necesarios, por lo que se producen extinciones o pérdida de servicios ambientales locales. Es decir, hay una pérdida secundaria asociada a la fragmentación relacionada con la calidad de los fragmentos de hábitat remanentes.
Sobrexplotación y extinción de especies y poblaciones
La extinción de especies se debe a múltiples factores, el mayor, seguramente es la pérdida de hábitat, pero también se conjugan presiones directas como la sobreexplotación y el comercio legal e ilegal que tienen un impacto enorme en ciertos grupos de especies, especialmente carismáticas como cactos, orquídeas o aves vistosas y también aquéllas usadas para alimento (por ejemplo muchos recursos pesqueros sobreexplotados). Véase el video de agregaciones de desove:
Uno de los problemas que enfrentamos es que la desaparición de especies y poblaciones puede ser más rápida que la generación de conocimiento de ellas, lo que vulnera nuestra capacidad de respuesta. Un caso que lo ilustra es la estación biológica San Ignacio del Huinay que comenzó a funcionar en diciembre de 2001 en la parte continental de Chile frente a Chiloé, una zona de escasa accesibilidad muy biodiversa y poco estudiada. Gracias a su impulso científico, se han identificado más de 50 nuevas especies submarinas y el doble se encuentran en proceso de identificación. Sin embargo, durante el curso de una década se ha detectado la desaparición de bancos completos de corales de aguas frías, en gran medida afectados por la industria salmonera y de bivalvos de la zona (://www.huinay.cl/site/files/quienessomos/Folleto-Huinay.pdf).
Otro caso menos evidente, es el síndrome de los “bosques vacíos”, que ocurre incluso en selvas o bosques que a simple vista parecen bien conservados, en donde los vertebrados grandes y algunas aves cazadas ilegalmente prácticamente han desaparecido, por lo cual el papel ecológico que desempeñan en el ecosistema se ve afectado severamente. Dirzo y Miranda (1991) describieron cómo se alteraba la dispersión de semillas y la herbivoría en una selva tropical, se generaban áreas donde sólo crecía una especie de planta dominante, alterando la característica de alta diversidad y riqueza de especies típica de la selva tropical.
Sobrexplotación y extinción de especies y poblaciones
Las especies invasoras son aquéllas que se logran establecer fuera de su distribución natural y colonizar esa área, afectando la biodiversidad local al desplazar las especies nativas, por medio de parasitismo, depredación, transmisión de patógenos, modificación del hábitat, hibridación y competencia con especies nativas (Pauchard et al. 2011). Al ser especies introducidas accidental o intencionalmente por razones comerciales, de ornato u otras, carecen de las medidas de control natural de su área de distribución original (por ejemplo, depredadores) y desarrollan un comportamiento diferente y “agresivo”. Los impactos ecológicos, económicos y hasta sanitarios de las invasiones biológicas son enormes y se han reportado pérdidas valoradas en millones de dólares en muchas partes del mundo. Sin embargo, en ALC hay fuertes vacíos de información y son pocos los países que se están preparando para controlar esta amenaza (ibidem).
En 1946, se introdujeron 25 parejas de castores canadienses para un proyecto peletero en la parte argentina de Tierra del Fuego; hoy día se estiman entre 50 y 100 mil ejemplares que han colonizado casi la totalidad del archipiélago, perturbado hábitats terrestres y acuáticos, afectado 30-40% de la longitud de las redes hídricas (ríos, riachuelos y melandros) y la baja capacidad de recuperación de los ecosistemas ribereños, está amenazada. A partir de 2006 se inició un proceso binacional entre Argentina y Chile para enfrentar esta invasión biológica, la que por cierto, al modificar el hábitat ha favorecido la entrada a especies de plantas exóticas a una de las regiones -hasta hace poco- prístinas del planeta (ibidem).
Cambio climático
El cambio climático, se debe a la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero, que atrapan el calor y calientan el planeta. Los niveles naturales de estos gases aumentan con actividades humanas, como la quema de combustibles, las actividades agrícolas, del cambio de uso de suelo, entre otras. Los primeros modelos se hacían con una predicción a cien y más años, lo cual era un horizonte lejano y en la conciencia popular, un aumento de 1 – 4 grados centígrados no era mucho. Uno de los aciertos de la comunidad internacional para enfrentar el Cambio Cimático es que a pesar de su complejidad y nivel de abstracción, hoy día contamos con un cambio en la conciencia del público general acerca de este grave problema. Además, en los últimos años, distintos fenómenos como intensas lluvias en periodos muy cortos, temperaturas extremas y severas sequías refuerzan la experiencia empírica de que sus impactos nos afectan ahora. A su vez, los datos, el conocimiento y los modelos han mejorado y se ha logrado refinar los horizontes de las predicciones, por ejemplo, a 2040.
Contaminación
La contaminación es la presencia de un agente físico, químico o biológico -o bien de una combinación de varios agentes- en concentraciones que son o puedan ser nocivos para la salud, la seguridad o para el bienestar de la población, o que puedan ser perjudiciales para la vida vegetal o animal, en un ambiente terrestre, de aguas continentales o marinas.
Los agentes contaminantes comunes y cotidianos son los desechos sólidos domésticos e industriales, exceso de fertilizante y productos químicos, los desagües de aguas negras al mar o ríos, el monóxido de carbono de los vehículos, etc. La contaminación puede ser también radiactiva, térmica (emisión de fluidos a elevada temperatura en cursos de agua o en el mar), acústica, lumínica y hasta visual.
A nivel global, el “World Energy Outlook Special Report“ (IEA, 2016), de la Agencia Internacional de Energía, informa que cada día 18 000 personas mueren por causas asociadas a la contaminación del aire, es decir, un total de 6,5 millones de personas cada año.
El problema se ha convertido en el cuarto factor de riesgo para la salud humana, superando la tuberculosis o el VIH. De la cifra total, 3,5 millones de muertes están vinculadas al uso de biomasa para cocinar y queroseno para iluminar los hogares en zonas pobres, mientras que tres millones se deben a la respiración de aire contaminado, sobre todo en grandes ciudades. Para disminuir la cifra, la IEA propone fuertes compromisos a 2040.
© CEPAL – Naciones Unidas
2 Comentarios
Delfos
Gracias Salvador. La verdadera alegría, poesía, canción, nacen del equilibrio y necesidad, de sentirse uno con el todo.
Saludos
Salvador
Es de sensibles almas comentar la poesia que nos toca y mas aun escribir esos poemas, historias, cuentos, novelas, recuerdos,… cuanta falta nos hacen las almas sensibles… que necesario es el romanticismo en cualquiera de sus formas
Pie ello, sr Alterego… yo aprecio profundamente esta vital necesidad de mirar de cerca lo imperioso de ser ecologicos … la vida necesita de ello con urgencia… es usted como diria Silvio: «un vigia amigo del jardinero, con la pupila en el dia…» pues tambien «va a hacer falta un buen Otoño… tras un verano tan largo» y vigias que recuerden, alerten y adviertan.. mucha falta hacen.. tanto como el poeta.
Mil gracias…