Cuando no te llamo (Un grito apagado). Por Osiris Rogelio Betancourt

Cuando no te llamo (Un grito apagado)

Hoy llamó.
Y excusó el silencio
por tener tanto trabajo por los niños,
por el cansancio.
Y la entendí,
porque también trabajé mucho
en mi momento
y le dediqué el poquito tiempo
que me quedaba a las niñas.
Y me cansaba.

Hoy llamó.
Y fue más el compromiso
de hacerme compañía,
que las ganas de risas
y de ocurrencias.
Eso también lo entendí,
porque yo compré un libro de psicología
para ser un buen padre.
Aún no tengo claro si me funcionó.

Hoy llamó.
Y el tema se agotó tan rápido
como se acabaron las preguntas de rigor.
Y lo entendí,
porque yo siempre tuve en mi pensamiento
solo lo que era importante
para mantener a la familia.
Y dejé muchas cosas por decir.

Hoy llamó.
Porque la obligación moral
pudo más que la indiferencia.
Y eso lo entendí,
porque la vida enseña que
(a veces)
un poquito puede destruir todo lo que se construye
cuando adoras a alguien.

Hoy llamó.
Pero ya no es una niña.
Y yo no termino de aceptar
que los hijos nunca se van
y nunca se olvidan.

Osiris Rogelio Betancourt