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«Decisión». Por Marcelo Jesús Moreno Mendoza

Decisión

  • ¿Sigues pensando en lo que sucedió esa noche? – sentí unas manos en mis hombros y un beso en mi espalda después de escuchar estas palabras. La debí haber despertado cuando no sintió mi presencia en la cama.
  • Lo siento, no quise despertarte, vuelve a la cama, yo lo haré en un rato.
  • No lo haré hasta que me respondas mi pregunta. – me comentó mientras me abrazaba por la espalda
  • Sí amor, aún pienso en lo que sucedió esa noche.
  • Pero eso no es tu culpa, deja de mortificarte tanto, – fue su decisión. – me dijo intentando alentarme.
  • Volvamos a la cama a dormir tranquilos, amor.


Eran las 4 am y ya había pasado una hora desde que me volví a acostar con la mujer que he amado de toda la vida, y aún así no he podido conciliar bien el sueño desde que me enteré hace unas horas de esa terrible noticia.


La mañana del día anterior, todo comenzó normal, todo iba bien con mi familia, con mi trabajo, con mis amistades, pero algo dentro de mí, me indicaba que estaba a punto de ocurrir una tragedia, la sensación que inundaba mi cuerpo, siempre me ocurría cada vez que algo malo iba a suceder, por lo que aprendí a confiar en ella y prepararme para cualquier tipo de evento. Sin embargo, la noticia que recibí a las 6:23 pm, me hizo sentir como si hubiese descendido al infierno durante un siglo, me costó un poco salir del shock en el que estaba.


Habían pasado unos 20 años desde la noche que perdí a unas de mis amistades por su propia decisión, nunca me dio una explicación, y no le di tanta importancia, sé que la ayudé en todo lo que podía, incluso cuando todo el mundo le clavaba dagas en la espalda, yo la ayudé a que poco a poco sacara esas dagas y sanara sus heridas, y aún así, terminó tomando la decisión de alejarse de mí.


Pues la noticia que recibí, fue que la persona que alguna vez fue una de mis grandes amigas, decidió suicidarse, y dejó una nota que me pasaron por foto, el texto estaba escrito con letra temblorosa, pero hubo una parte que pude leer como si estuviese escrita de manera totalmente clara «Gracias por abandonarme siempre que necesité de ustedes, hasta aquí pude llegar peleando yo sola», sentí un balde de agua fría cayendo sobre mí, y me culpé al instante por permitirle dejarla marcharse como si nada, desde lejos veía cómo su vida se iba deteriorando cada vez más, sus decisiones la iban destruyendo, y las amistades que escogió, la impulsaron a destruirse poco a poco, me sentí culpable de no intentar más por ella.


Ya amaneció el día de hoy, son las 7 am y no pude dormir más que por momentos. Le pedí permiso a mi jefe en el trabajo que me diera el día libre para cumplir con la familia de quien fue alguna vez mi amiga; nada más apenas llegar, su madre se abalanzó sobre mí en llanto, unas horas después de darle el pésame, y cuando estaba un poco más tranquila, me contó que cada día le pedía a su hija que retomara nuevamente su amistad conmigo, sentí un nudo en la garganta, y le pregunté por sus amigos, su semblante cambió al instante, se notaba claramente el enojo en su cara.

  • Los corrí de esta casa apenas vi que pusieron un pie dentro, no tienen moral de venir aquí después de todo lo que le hicieron a mi pequeña. – me comentó bastante enojada.
  • Hace muchos años que no hablaba con ella, cuénteme cómo era su comportamiento últimamente.


Me contó que durante los últimos dos años, se autolesionaba cada vez más seguido, y pasaba días enteros sin comer absolutamente nada, incluso se encerraba en su cuarto durante semanas. Cuando terminó, me levanté de la silla a verla una vez más dentro del féretro, y mis lágrimas brotaron al instante. Susurré un leve «Perdóname por abandorarte», y escuché claramente que alguien me respondió «Jamás te perdonaré por eso».


Vi sus ojos abiertos como platos y di un grito, pero mi voz no salía. De repente, siento que algo me mueve bruscamente, cuando caí en cuenta, abrí mis ojos, mi madre estaba en mi cama moviéndome y me dijo que estaba bastante preocupada porque estaba gritando dormido. Me di cuenta, todo fue una horrible pesadilla, solo han pasado par de semanas después de esa conversación, se nota que tocó muy dentro de mí lo que me dijo.

Marcelo Jesús Moreno Mendoza

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