«¿En dónde estoy?». Manuel Rojas
¿En dónde estoy?
¿En dónde estoy? Pregunté.
Nadie respondió.
Mi hermano me acompañó hasta una habitación amplia, de paredes blancas y puertas anchas y largas. Alrededor del patio principal tenía muchas más habitaciones y unos corredores más allá que daban a un jardín. Mi hermano me miró con preocupación. Yo contemplaba las graderías de piedra y las barandas.
¿No recuerdas nada? Preguntó mi hermano.
No- contesté.
¿No recuerdas lo que hiciste?
No, repetí.
¿No sabes por qué estás aquí?
No, ni siquiera recuerdo la entrada a este edificio.
¿Sabes?, pasaron muchas cosas y debes estar tranquilo, esperar, dijo y levantó la mirada hacia los árboles del fondo.
Las mujeres iban y venían por los pasillos. Mujeres vestidas de blanco.
¿En dónde estoy? Volví a preguntar, esta vez con desesperación.
Es un asunto clínico, psiquiátrico.
No supe qué decir, el mundo parecía girar, la casa, el jardín de flores amarillas. No quise decir más nada.
La verdad, estar ahí es estar en el último de los círculos del infierno de Dante, pero ya todo era normal para mi, ya no podía hacer nada, ya nada tenía sentido, me dije en lo profundo de mi ser y me lancé a la cama.
Mi hermano se quedó allí, mirándome fijo a los ojos, como si quisiera devolverme la vida en una frase: Lo siento. Me acosté. Un momento después despertaba y ya mi hermano se había ido. No, no se había ido, nunca había estado, nada era verdad y la casa ya no era la misma. Salí a la calle y recordé todo, como antes, como cuando estaba vivo…
Manuel Rojas