ÉRASE UNA VEZ. Por Canuto
ÉRASE UNA VEZ
_ No hay revoluciones perfectas, la justicia social en la que crees, la dará Dios ¡y de vaina!.
(Le decía el General a su esposa, mientras inhalaba el perfumado humo de un tabaco Cohiba Reserva Especial Robusto)
_ No puede ser así (le replicó la esposa), esa gente creyó en un sueño posible, no en el triunfo de una nueva casta, no en la dádiva de una pensión, no en la represión como respuesta ante el disentimiento.
_ Deja ya de hablar pendejadas y aprovecha que eres mi mujer. Anda a preparar el cochinito vietnamita que me regaló el embajador, que este tabaco lo que me dió fue hambre.
Largas colas en las estaciones de servicios, llantos sin consuelo a la puerta de los hospitales, sembradíos hechos un erial, óxido y orín carcomiendo válvulas y tuberías en los complejos industriales y un multicolor infierno de mascarillas resguardando al miedo y degenerando el alma..
Érase una vez la historia de un país que enriqueció arcas y desvirtuó corazones.
Canuto