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LA LENGUA Y EL HABLA. El registro lingüístico informal. Por Osiris R. Betancourt Bruges.

Al conjunto de elementos que condicionan la manera de hablar, se le llama registro lingüístico. Este es clasificado en función a varios factores que, en pocas palabras, determinan el hablar bien o el hablar mal. A la clasificación más baja se le llama registro lingüístico informal, del cual se deriva el lenguaje vulgar que tiene como características el ser muy pobre en términos y el uso incorrecto de las normas de la lengua.

“…Así, quien escriba como se habla en su tiempo irá más lejos en lo porvenir –si acierta- que quien <>. Entended esta aparente jerigonza….”
Ángel Cristóbal García.

Los pedagogos dicen que leer es una de las maneras de enriquecer nuestro repertorio de términos para expresarnos. Así, en la medida que leemos, nos vamos haciendo de un registro lingüístico formal.

Ciertamente la lectura ejemplifica maneras de decir las cosas y las formas de redacción, además nos muestra palabras que no conocemos y las expone dentro de un contexto de comunicación. En fin, ejercitar la lectura es la manera más fácil de saber como se utilizan las palabras al momento de hablar.

El hablar es un hecho cotidiano, es una actividad intrínseca a la personalidad y que forma parte de la individualidad de cada cual; todos tenemos una manera característica de hablar, que nos diferencia de los demás, que nos perfila como personas y nos adorna o nos desluce, según utilicemos las palabras; pero también es un hecho universal y concertado, fundamento de la socialización. Nos comunicamos por medio de un idioma que es manejado de manera igual por todos, y esta concertación en el hablar llega al punto que los vecinos de una ciudad o región (hasta los ciudadanos de un país) hablamos de una misma manera o con un acento común.

La universalidad del habla la ha llevado a su tecnificación, basada en normas que son diseñadas por instituciones y organismos internacionales, considerados dueños absolutos del “hablar correcto”; son ellas las que deciden cuando evoluciona el habla y cuando modificar las maneras de decir y escribir lo que pensamos. Estas normas son plasmadas en manuales y diccionarios, que, mediante su lectura, nos dicen como “hablar bien”.

Sin embargo –y a pesar de este control impositivo y artificial- el idioma es un ente vivo, más grande que la sociedad misma, que habita en cada casa, en cada calle, en cada niño que empieza a expresarse; que se ajusta a las posibilidades y al entorno, que juega con los volúmenes, que condiciona las expresiones corporales de quien habla y que cambia por sí solo a expensas de su propia evolución y voluntad. El habla inunda los espacios donde hay gente y cumple su función natural de comunicar, sin necesidad de respetar las normas escritas e impuestas.

El carácter individual y universal del habla, hace que su compresión sea más asequible para todos (siempre y cuando se hable el mismo idioma) incluso cuando se habla de manera incorrecta, y por tal, la tecnificación del lenguaje solo sirve para represar momentáneamente el caudal de expresiones y términos que nacen del hablar cotidiano; ese hablar que no requiere de manuales, ni lexicología, ni palabras completas; ese hablar que nace en la calle, en la casa, entre amigos y es más poderoso que la academia de la lengua; ese hablar que no se escucha en las conferencias, ni en las aulas y mucho menos sirve para dar una imagen de persona culta.

Es tan poderoso este hablar en la cotidianidad que arropa expresiones y términos tecnificados y los adopta, sin necesidad de la lectura y sin respetar las normas que refieren los especialistas; este modo de hablar se transfiere de uno a otro, en el día a día, dándole vida al lenguaje vulgar, aumentándolo y haciendo que los léxicos especializados se vean menos ricos en cantidad de términos y en modos de expresión.

A continuación la primera de una pequeña saga de José, en la que se exponen historias que muestran conversaciones, exageradas y jocosas, del español vivo:

LA CONDESCENDENCIA DE JOSÉ.


(Basado en una historia tomada de la Internet.
Rogelio Siris B.)

Habla popular en la cotidianidad

-Maita, Maita¡¡ oigame pues¡¡¡.

-Sieee cará, hable pueje, ¿cuál es la gritaera?

-Juimos al dotor Calmen y yo; y le dije como usté me dijo que le dijiera:

“…mire dotor, es que tenemos una problema: mi mujer y yo queremos tener condescendencia y no podemos, pero no sabemos si es porque yo soy omnipotente o mi mujer es esmeril…”.

-Yo le dije que Calmen sufría de sugraña y tomaba muchas cláusulas de zetaminofen y parchipirin, y en la caja decía que era malo pa’ las preñás.

-Les pliqué así Maita:

“…Desdiantes losotros los juimos a otro dotor y nos dició que mi mujer tenia la vajilla rota y la emperatriz subida, y como además la operaron de la basílica, no sabemos si eso tiene algo que ver. A mí, desdiace años, mi operaron de la protestata y a lo mejor eso me dejó escuelas en el cuerpo… Y una vez en el trabajo me resfalé y me cayó un bloque en la espalda, en el grueso que mientan: el lomo’e plato, y min yesaron la espalda y min yectaron un calmáte pa’l dolor, y el medico dijo que me podía dejar el potente (yo me decía pa’mí mismo: ahora si que la voy a preña¡¡¡ soy el potente¡¡¡)”. Pero jueron ideas mías Maita, maginese que ese doctor cobrándome por el gorpe, disque yo tenía una factura en la espalda; yo me buscaba, Calmen me buscaba y no encontrabanos nada; y la fermera ajuera le dició al dotor que no querianos pagarle la factura: ¡tenia que darmela primero la bruta esa!

Otra vez jué que me salió un deceso en un testigolo, porque me bañe en una agua sucia y me senté desnuo en unas sillas de mildret y me puye ahí abajo. A vaina pa’ fea¡¡¡¡, la fermera me imprimia el testígolo con los deos y me salía pus; después me metía un isótopo con alcol en el hueco del deceso¡¡¡.

Después me resetio. Eso fue un problema!!!, me dijo: “le voy a resetia unas patillas pal peine pa’que le salga la pus”. Como la letra no se le entendía me leyó la resetiá; dijo algo asi como: “patillas de peine y salía”; yo pensé que como la patilla hace oriná mucho, me iba a salí sola la pus, sin que me lo imprimieran.

Me cansé Maita de busca en las fruterías la patilla de peine y salía, y ni la conocían, y las patillas normales solo me hacían oriná. Tuve que dir otra vez pal medico, le dije q no habían esas patillas, y me volvió a resetiá, me mando unas clausulas dos veces al día (carísimas Maita) y además me dijieron en la botica y que solo me las daban si las “récibe el medico”; Maita arme un escándalo que hasta la polecia fue y me llevaron pal medico disque porque yo no entendía que decía el fermero de la botica; menos mar quel dotor le rescribió una caltica a los de la botica diciéndoles quel no podía dir (como me dijo a mi y a los tombos); yo no entendi la letra, pero el pendejo de la botica se quedo con la calta y dijo que con ese papel las “récibe el medico” y me dio las clausulas y se acabo el escándalo.

Me arrancaron un pellejo disque pa’ “quizá minarlo” y me dijieron que lo llevara al edificio de al lao, al acceso de patolosdias. Ayyy Maita¡¡¡ Calmen me gritaba desde la ventana: NO TE DEJES ESPLOTA LAS BOLAS CON UNA MINA!!! ACORDATE DEL CUARTEL PAPAITO, Y ACORDATE DEL TRIPÓN QUE NO HEMOS TENÍO, NO SE DEJE PONÉ ESA MINA ESPLOSIVA¡¡¡… Pero si le digo algo Maita: bien cochina que es esa tal mildret¡¡¡ y no se como la dejan vendé tanta silla, si el pueblo esta lleno de ellas, y las inocentes viejitas sentás en esa cochiná.¡¡¡”.

Yo no entendía después por qué el dotor me dijo que, pa’ prevenir, también me iba a imprimir el peine hasta el grande, pa’ que saliera todo. Le pregunte como era eso y se puso fue bravo y mi dijo grita’o, poniéndose los guantes: “te voy a imprimí el peine desde la pata hasta la cabeza, pa’ que botes todo¡¡¡¡”…. Maita, si usté bien sabe que yo soy calvo…y lo que me jurungió fue el bicho Maita¡¡.

-Nos dijieron que juéramos con otro dotor, pero en la capital, que dizque era muy güeno.

Mire, mire, eso jue una gastaera e’rial, el laltubus, la comia, los taicis: tó’ por tené un tripón. Pero se veía güeno el dotol¡¡. Con decile que el hospital tenia polecías en la puerta y hasta una gaceta polecial, donde dormían los tombos, y en el consultorio tenían dos televisores, uno conectao a una antena paranoica, el otro conectao a la intenté con una maquina de escribi enchufá; además había una dotora ajuera, en un escritorio que lo rescribia a uno en una carpeta; hasta por usté nos preguntó Maita¡: que si le dolia la cabeza, que si tenia la atención buena. Aunque Calmen venia medio dormía por el viaje y casi no hablaba. Esa dotora dijo que tenia buena la atención… claro¡¡… si la dispabiló, porque casi le arranco el brazo: pretándoselo con un trapo y una pelota de goma. ! Y poniéndole una chapa fría en las tetas ¡.

En esa consulta, a mi mujer le hicieron una coreografía y el dotor nos dijo que no veía nada raro y nos recomendó que nos hiciéramos el cojito a diario…( aunque yo lo que vide fue muy feo en ese televisor: un rayero neeegro, a mi no mi parecio que juese güena que estaba Calmen, ni vi ninguna mujer bailando en la coreografía).

Entonjes por 15 días ella y 15 días yo, nos estuvimoslos haciendolos los cojos, pero nada… eso era puro chuequiá yo y cojiá ella.

Nos mandaron pa’uno que tenia una televisión pa’la barriga. Le juntó vaselina en los abobinables y le puso la cámara en la barriga Maita, y mirabamos en la televisión unas vainas feeeas, unos palitos. Yo (comuno es bruto) le pregunte: ¿esas son las tripas?, y me asuste Maita, con lo que me dijo: “si!!!, eco son de grama¡¡¡¡¡”. Habrase visto Maita, un dotol teniendo asco? Ay¡¡¡ Maita los fuimos de una.

Juimos a otro dotor que nos dijo que hiciéramos vida marítima mas seguido. Y los mudamos pa’ la costa, pa’ Chiririvichi y en todas las playas hicimos vida marítima, pero nada, eso no ha incluido… Volvimos a dir al mismo dotor y los dijo que así no era el tratamiento, pero ahora nos haría algo mejor: que si se ponían las cédulas maternas en vidrio, seguro que si salía preñá Calmen. Maita (y aprovecho pa’ confesarle que yo le robe su cédula) salimos corriendo, le agarre la cédula de usted, la de la suegra y la de Calmen y las pusimos debajo del vidrio de la peinadora… ahí están, vencidas y empolvadas en el cuarto.

Maita, yo mas bien lo que creo es que mi mujer es frigorífica, porque nunca llega al orégano, pero ella dice quesque lo que yo tengo es un problema de especulación atroz, y me compró unas pepas azules en la botica, que le dijo su mama de ella, y que el suegro usa y son güenisimas, las que mientan las visagras. Ay Maita, que pena con usté deciselo, pero me la pasaba como pata’e perro muerto; me tomaba una después de cada comía y antes de acostarme¡¡¡…y ná del tripón¡¡¡.

Mi cuña’o me mostró un examen que licieron a Calmen un médico para locos, un silócolo, pa’que le preguntara al médico que la veía, que si no tenía nada en el celebro; pero me dijo que no le dijiera nada a Calmen porque se ponia brava. Ese silócolo decía que seguro Calmen no quería tené un tripón por el labio pondeorino (¡¿y por donde lo va a tené Maita?!) y que la llevara a un sinjuralo pa que la operara: Yo no le pare mucho, porque vide que tenia el nombre de ella malo; decia que ella era Lesbia Ana Ninfómana de Presiva, y ella se llama es Calmen Margarita Valgas de Oropeza.

Yo quede con la idea del silócolo y por no dejá la lleve al medico sinjuralo. Los dijo que tenia que cósele el labio pondeorino pa´ cerrárselo y así ella se iba a sentí mejor y podía salir preñá. Pero Maita, si le cosían el labio pondeorino: ¿por donde iba a oriná? Y ¿por donde iba a tené el tripón? Si por ahí es que entra y sale¡¡¡. Uno es bruto pero no tanto…hable con el sinjuralo y me dijo que el acomodaba eso…. Bueno cuando salió del hospital salió cosía en la boca Maita, en la brecha que tiene ella en la jeta desde chiquita¡¡¡ y menos mal le dejaron abierto el labio pondeorino¡¡¡.

Un compadre me dijo escondió (y me hizo jurá por dios que no le diría a Calmen), que él la vio enchucada sobre otra mujer, quialo mejor ella puede ser liviana…ahora, me pregunto yo: ¿y el peso si incluye?

…Usté qué piensa maita???

-Ay¡¡¡ Cheito, yo no te lo queria decí, pa’ evitate peo, pero tu mujer testá engañando… yo la vide¡¡. Ella se está comiendo la patilla anticorrosiva… y se hace la lucha vecinal despué que se acuesta contigo mijo¡¡¡.

Punto Fijo, julio de 2009.

«Tu no sabe Inglé» de Nicolás Guillén. Canta Roberto Darvin

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