MÁS ALLÁ DEL LIBRO Y LA ROSA. Por JULYRMA JIMÉNEZ

MÁS ALLÁ DEL LIBRO Y LA ROSA

Si algo quería Higinio para su cumpleaños era aquel libro antiguo: en él había un cuento en particular que trasladaba todos sus pensamientos hacia la añorada infancia de barcos, avioncitos de papel, papagayos… y Martina.

Luego de algunos sacrificios, Dolores de Jesús logró encontrar la preciada obra en una tienda de reliquias a tres horas de camino a pie del pueblo.

Martina se fue del poblado de Brisas Calientes la mañana de un 29 de febrero con un hombre que llegó de otras tierras y decía estar tocado por Dios. El hombre se llevó los ahorros de todo el pueblo y a Martina con la promesa de volver para construir un templo. Ya de esto habían transcurrido quince años y aún los briseños, aguardaban por noticias.

• Si Higinio vuelve a sonreir, para mí será suficiente recompensa._ decía Dolores de Jesús mientras recorría el árido e irregular sendero.

Al llegar a Brisas Calientes, Dolores pasó por la casa de doña Francisca que tenía un hermoso rosal y le pidió una de aquellas exuberantes rosas, introdujo su tallo en la página 100, la del cuento de los barcos de luz, tantas veces contado por los ancianos del pueblo y transmitido de generación en generación.

Dolores de Jesús fue a buscar a Higinio donde casi siempre podía encontrarse desde hace quince años: al pie del viejo samán, cerca de la caja de agua… desde donde su aliento se fue detrás de Martina.

Y allí lo encontró… El libro cayó de sus manos y en su descenso parecía llevar consigo toda la tristeza del mundo.

La enorme rosa roja, cuyo tallo marcaba la página del cuento de los barcos de luz, se vino a tierra soltando los pétalos al aire cual un pájaro herido que va perdiendo su plumaje en la caída.

La obra y la flor parecían morir a sus pies, mientras ella desfallecía viéndolo a él desarmar el rompecabezas de su propia historia.

JULYRMA JIMÉNEZ