«¡OHH CISCO!… ¡OHH PANCHO!». Recordando al «Cisco Kid».
El año de 1.964 había llegado al tercer mes. La brisa seca y caliente proveniente de los sabanales de Dabajuro, recorría el zaguán de la casa de la abuela. Un tráfico incesante de particulares personajes, trasegaban el patio central del «Rosendal».
Maximiliana iba y venía, con su caminar rapidito. Juanita se escondía en esquinas recónditas para no escuchar la voz de Doña Pepe. Antonio Ramirez, encendía su tabaco y caminaba, arrastrando los pies, buscando los balaustres del ventanal central de la casona solariega. Rogerio, hurgaba en la memoria, la crónica que explanaría luego en el papel, de las anecdotas del Coro de pasados siglos.
Marzo se enseñoreaba con sus torbellinos de cuaresma…
-¡Pepe, pepe…!. – gritaba Yeyo, desde su escritorio, mientras daba tres toques a la vieja campanilla, de bronce.
-Dime Rogerio. – contestaba Josefa, con las manos aun llenas de masa de maiz pilado.
– Dile a Antonio Ramirez que vaya donde Grabiel Muyale y me llene la caneca de caña clara, y que le diga que lo anote, que le pago el 31.
El diligente «Papatoño», que había escuchado la petición del maestro Rogerio, calzó sus descoloridas alpargatas de caucho, agarró la caneca que Pepe sostenía con las muñecas para no ensuciarlas de masa y arrastrando los pasos, fijó proa al este, dándole el últimó jalón al amargo tabaco «Ánima santa».
Marzo de ventolinas, de olor a Judas «quemao», de tráfico de tradiciones.
En el cuarto «de los santos», el Jesús de la buena esperanza (perteneciente a la ancestral familia Espinoza Laviera) y la Virgen del Carmen (aquella que le fuera dada a Doña Maria Eufemia Lucena por el Arzobispo Sandrea para que le diera paz al corazón, después de haber perdido a su hijo nonato) lideraban la singular coleccion sacra.
Mientras tanto José Ramón, Toño, «Varón» y Gabriel, enajenados frente al viejo televisor Admiral de pantalla azul, veían, en el canal 10 de Radio Caracas Televisión, la serie de vaqueros «El Cisco Kid».
El Cisco Kid
El Cisco Kid, fué una
serie de televisión, de género western (vaqueros), de aventura y comedia, basada en un personaje del cuento «El Camino del Caballero» creado 1907 por el escritor O. Henry, sobre «Cisco Kid», una mezcla de bandido y justiciero, un “Robin Hood» mexicano, que cabalgaba por las praderas, en el Oeste americano. Siempre acompañado de su fiel amigo Pancho.
Se filmaron 156 episodios de 30 minutos, que se televisaron por toda América desde el 5 de setiembre de 1950 hasta el 22 de marzo de 1956, y que se retransmitieron hasta comienzo de los años 70 del siglo XX. En Venezuela se transmitió a través de Radio Caracas Televisión.
El «Cisco Kid» (Reynaldo Duncan), era un héroe del oeste norteamericano, que recorría los secos parajes Californianos, montado en su caballo pinto, llamado «Diablo» y siempre acompañado por su leal amigo y servidor: «Pancho».
«El Cisco», tomaba como suyos los problemas de los demás, comprometiéndose a ayudar a los desprotegidos del abuso de los poderosos. Vestía camisa negra con elegantes bordados en plata y dorado, un pantalón negro con un cinto de hebilla plateada, con un solo revólver de cacha blanca, un sombrero blanco atado al cuello. Por su parte, «Pancho»(Leopoldo Carrillo) era su compañero, una especie de escudero, aspecto robusto, con marcado acento latino, que seguía al «Cisco» en sus travesías por los lejanos parajes del oeste americano, enfrentando situaciones de peligro y aventura. «Pancho». montaba un caballo, de raza quarter horse, de color marrón claro con crines doradas, con el nombre de «Loco» y vestía de manera modesta, camisa con pequeños lunares o estrellas, un pañuelo amarillo atado en el cuello, pantalón marrón y cartuchera del mismo color.
Pancho tenia una frase característica y recurrente «¡Ohhh, Ceesco!… a la que «El Cisco Kid» siempre le respondía…»¡Ohh Pancho!».
En, Al Margen del Tiempo, hoy lo recordamos.
E.C.
3 Comentarios
Miguel Alberto Zurita Sánchez
El Cisco kid, como dice la promoción era una especie de Robin Hood, eso con respecto a sus acciones y las de su compañero Pancho, sin embargo su personalidad, no dista mucho de ser un cisco, por eso el vestía de negro y era un hombre bastante alborotado, para ser un macho vaquero; rara vez, lograremos verlo sin sonreír, porque esa era la imagen que debía transmitir, era un cisco, por lo tanto la jocosidad y la chercha eran parte de la esencia del personaje, que por cierto, la gente encargada del casting, logró conseguir actores a la medida para ambos personajes el del Cisco y el de Pancho. ¡Excelente la recreación y la remembranza!. ¡Cool!
admin
Tiempos buenos… mi pana
Ricardo Vargas
En nuestra casa en la calle libertad de Coro los primeros aparatos de Tv se exhibían en la casa Rujana, también casa Senior. La cuerda de muchachos veíamos los programas a través de las vidrieras, años 58 59, y década de los 60. Con la Tv en la casa las novelas y series como el cisco kid era motivo de e competencia entre los adultos y los niños. Época dorada.