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¡Serie Amores de Refugio: “Esa Boquita tan Linda… Yo la Beso”. Capítulo X: “Nota para una Madre Ausente». Por Luis Homes Jiménez

Nota para una Madre Ausente

Nota para una Madre Ausente

Mami.

Han pasado cuatro meses desde que te fuiste y como me sentía tan mal de no haber estado contigo en tus últimos días, mi consejera en el refugio me dijo que te escribiera una carta. Yo le dije que nunca había escrito una carta, pero me dijo no importa, escribe como si le estuvieras hablando a ella. Entonces mamita, esto es como una carta hablada que espero la leas, o la escuches, como prefieras. La consejera me dijo que lo importante es que yo y tu nos sintiéramos bien y que nos “reconciliaramos”. Yo no sabía qué significaba eso, pero creo que ya lo estoy entendiendo. Es como cuando dos personas tienen algunas diferencias o no se hablan por un tiempo y luego hablan y se contentan, por haber aclarado algunas cosas.


Te cuento mamita que por fin salí del refugio. Que alegría tan, pero tan grande, mamita ! A Matilde también la liberaron del centro de Detención, bajo palabra de presentarse en las cortes, y lleno unos papeles comprometiéndose a cuidarme y desde el refugio hablaron con el gobierno encargada del cuidado de los jóvenes y le permitieron que yo me fuera con ella. Todo eso pasaba mientras yo no sabía nada. Una mañana de un Sábado me dice una miss que necesito arreglarme porque hay un paseo y que después nos van a llevar a misa, los que queramos. Pues yo me arreglé y la miss me acompañó hasta la recepción del refugio. Y allí estaba Matilde, sentada esperándome.


Mira mamita, yo salí a abrazarla y casi la tumbo del abrazo. Nos abrazamos con mucha fuerza, lloramos, yo la apretaba duro y pensaba que eso era un sueño, pero no, no era un sueño. Ella me dijo ¡cuidado con mi barriga Isabel!. Y pues si vieras la barriga que tiene, yo creo que ya debe estar para parir, porque camina como con las piernas abiertas por el peso de la barriga. Yo pensé que ella venía a visitarme pero mi mayor sorpresa fue cuando me dijo te vine a buscar y yo mire a la recepción y habían como cuatro mises llorando y aplaudiendo. ¡Hasta nos tomaron fotos! Me dijeron que sí, que estaba autorizada para irme. Y pues me devolví y recogí mis cosas y me presenté de nuevo en la recepción.


Otra sorpresa y alegría grande ese día es que a Angelica también la liberaron y nos fuimos las tres hasta el aeropuerto, acompañados por unos señores de seguridad. Me monté por primera vez en un avión. Mejor dicho, nos montamos las tres por primera vez en un avión. Si vieras mamita como yo estaba de asustada. Se me puso un nudo en la garganta del susto y de la emoción de ese día.


Un avión es como un túnel grande, con asientos y aire acondicionado. Y pues tu lo que sientes es que te tiran hacia atrás cuando el avión sube y te vas como de cabeza cuando el avión baja. Y cuando estás arriba no se siente nada. A mi me toco una silla de la ventana y veía las nubes blancas y grandes, y yo pensé, pero si esto es el cielo ! ¿Cómo puede llegar este aparato hasta el cielo? Por acá debe estar mi mamita y yo miraba para todos lados a ver si te veía. Pues no te vi, pero si te senti! Allá arriba en el cielo se ve un color azul bellísimo, y una luz que se refleja en las nubes que las hace ver como de un blanco plateado, tan bello, tan hermoso mamita que no tengo cómo decírtelo. Y se siente una paz muy profunda, como si no hubiera tiempo, ni hora, ni días.


Cuando aterrizamos nos estaba esperando en el aeropuerto una pareja del Salvador, familia de Eduardo. Nos atendieron muy bien y nos llevaron a su casa. A las tres, incluyendo a Angelica. Ella perdió su otro vuelo y ellos se ofrecieron a que se quedara allí hasta el día siguiente. Esta ciudad se llama Ocala y hay muchas granjas y haciendas de caballos. Estos señores son los encargados de cuidar una finca de caballos y vieras que animales tan bellos mamita!. El matrimonio nos dijo que nos podíamos quedar acá hasta que nos acomodaramos, que no nos preocuparamos de nada, que ellos querían honrar la memoria de su sobrino Eduardo, cuidándonos a nosotros y esperar que el bebe naciera y que nosotros nos acomodaramos. Allí me acordé eso que vos siempre decías, de que a nadie le falta Dios! Aunque a veces, parece que Dios se hace el dormido, como cuando yo estuve tanto tiempo en el refugio sin saber que iba a pasar conmigo ni con mi hermanita Matilde. Bueno mamita, tu también dices que Diosito tarda, pero no olvida.


Esa noche nos tenían preparadas unas pupusas, salpicón y sopa de Pata. Yo que tenia mas de seis meses que no comía nuestra comida, comí hasta el cansancio, hasta reventar y estaba delicioso todo. Luego el Señor Andres comenzó a ver un juego de fútbol juvenil y allí me acordé de Carmelo, el muchacho que me gustaba del refugio y no se que se hizo ni a donde esta. Solo que se lo llevaron a un Centro de Detención, pero es posible que no sepa más nunca, nada de él.


Si vos me preguntas si el me gusta, te tengo que decir que si. Es una persona que siempre estaba pendiente de mi. Me enviaba papelitos escritos con cosas muy bonitas, con Angelica. Carmelo le preguntaba a todo el mundo como yo me sentía, como me veían. Se acercaba a tocarme la mano bajo el pupitre y en las comidas, se ponía a jugar con sus piernas y mis piernas. Solamente que el me quizo besar delante de todo el mundo y alli se armo un problema muy grande y pues se tuvo que ir porque ya cumplio los 18 anos.


Yo como que le voy a pedir al mismo Diosito que me sacó del refugio, que me de noticias de Carmelo. Y voz también mamita, ayúdame a saber donde esta Carmelo, y pues que se aparezca de alguna manera, como se apareció Matilde. Y ahora estamos juntas. Y de paso, con el regalo de Angelica, mi amiguita inseparable.


Luego te sigo escribiendo mamita querida, que me están enseñando a alimentar a los caballos.

Luis Homes Jiménez

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