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¡Serie Amores de Refugio: “Esa Boquita tan Linda… Yo la Beso”. Capítulo XII: “Entre caballos”. Por Luis Homes Jiménez

«Si vieran como corren esos caballos.

Entre caballos

No sabía lo interesante y hermoso que es el mundo de los caballos mamita. Los de acá de la granja, son altísimos. Y tienen un cuidado especial, porque los usan para carreras en una ciudad que se llama Aventura, que queda cerca de Miami. Todos los días el Sr, Carlos, el familiar de Eduardo, los saca a pasear tomados de una cuerda y ellos van como un paso de reyes, atrás del Sr. Carlos, cómo luciendo su melena, su cola y mirando al lado izquierdo y derecho como si estuvieran desfilando frente a un gran público. Después llegan unos hombres muy bajitos de tamaño y bien flacos que les dicen “jinetes” y se ponen a correr con los caballos para la práctica de las competencias. Si vieran como corren esos caballos. Son como lanza. Cada uno corre más que el otro.


Parece que eso es un deporte muy importante por acá en esta zona y hasta hacen apuesta para las carreras de caballos. Me dijeron que algún día me iban a llevar esas carreras y yo estoy desesperada por que me lleven. Lo bueno de todo esto es que estoy aprendiendo a tratar con los caballos. En las mañanas me les acerco, les acaricio la melena de su largo cuello y ellos suben y bajan la cabeza, como en señal que les gustara. También yo le hablo a los caballos. Les cuento algunas historias de las mulas de El Salvador que estaban en nuestro pueblo. ¡Las pobres mulas se ven tan pequeñas y raquíticas en comparación con estos caballos bellos y enormes! Y la verdad que no sé, pero pareciera que a los caballos les interesan mis historias porque se quedan tranquilos mientras yo los acaricio y les cuento unas historias que me van saliendo, sin pensarlas mucho.


Yo he pensado que los caballos no sufren de estrés, ni se preocupan por las cosas. Todos se ven tan tranquilos. Cuando yo empiezo a preocuparme por que será de nuestras vidas en Estados Unidos y no tengo respuestas y empieza mi corazón a agitarse, me voy nuevamente al establos de los caballos y allí los observo con esa paz y tranquilidad, hasta que logro contagiarme de ella. Creo que tengo mucho que aprender a los caballos. Y ojalá puedan contratarme cuidándolos, porque sería un trabajo muy bonito. Yo veo que el señor Carlos me observa mucho con ellos y creo que está pensando en que yo puedo ayudar acá en la granja, pero no me ha dicho nada aún.


El olor de los caballos, mamita, es maravilloso. Es un olor intenso, fuerte y cuando se mezcla con el olor a pasto, a humedad, uffffff, que cosa tan maravillosa de sentir y disfrutar. Es algo como un olor a madera húmeda, pero mezclado con sudor de animal. La verdad no se cómo describirlo. Cuando disfruto de esa sensación y ese placer del olor a caballos, no puedo dejar de pensar en Carmelo y su olor a caramelo. Y la sensación tan agradable que dejaba cuando paseaba por el refugio y todos volteaban para disfrutar de ese olor.

También me acuerdo mucho de Carmelo porque los caballos corren mucho, son muy ágiles y Carmelo era así, rápido, ágil. De manera especial cuando jugaba fútbol y quería meter un gol. Hasta que se paraban todos a aplaudirlo después de cada gol. Yo me imagino que la gente en las carreras de caballos también se levanta para aplaudir y gritar al caballo al caballo ganador. Pero yo me pregunto, ¿quién gana la carrera? ¿El caballo o el jinete? ¿O ganan los dos? Me da pena preguntarlo, pero yo creo que ganan los dos.


Te cuento finalmente mamita que Angelica está muy sospechosa y su comportamiento me tiene molesta. La he visto varias veces hablando por su teléfono, como tramando algo. Se ríe, se esconde y no me quiere decir con quién hablar. Yo sé que no es con sus familiares, ni sus padres. Ellos le dieron permiso para quedarse acá porque el papá y la mamá están con Covid y se han visto complicados y no quieren que ella vaya a la casa hasta que no se curen. Ella también habla mucho con Matilde y solo me da la impresión de que estuvieran tramando algo, en lo que no me quieren invitar o hacer saber. Yo no pensé que se fuera a comportar conmigo de esa manera. Que no me contara porque habla tanto por teléfono y cuál es el misterio que tienen ellas dos. Yo solo se que habla con un muchacho porque escuche una voz de hombre, una oportunidad en que estaban hablando muy alto.


También ellas están ayudando a los señores a organizar una cena que se llama Thanksgivings o algo así. Parece que comen pavo ese día. Yo nunca he comido pavo. Es dentro de dos o tres semanas. Pero tampoco me dicen que van a hacer ni me toman en cuenta. Mira mamita, como ya me estoy poniendo estresada y preocupada, pues me voy a visitar a mis caballos. Pues ya los siento como míos, así no pueda comprarlos.

Luis Homes Jiménez

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