Una última vez. Por Marcelo Jesús Moreno Mendoza
Una última vez
– ¿Qué tal si lo hacemos una vez más cuando llegues a casa? – Pregunta Tomás, había ido a visitar a su novia al trabajo, estaban conversando sobre las competencias que solían hacer de trivias sobre películas.
– Claro, pero, ¿cuál será el castigo en esta ocasión? – Pregunta Daniela.
– El perdedor, debe preparar la cena durante toda la semana. – Respondió Tomás muy sonriente.
– Es un trato entonces. – Accedió Daniela. Con un beso se despidieron, ya que la chica debía volver a su turno, y él tenía que comprar varias cosas para la noche.
Justo al salir del lugar donde trabajaba Daniela, el chico tomó un taxi para ir al centro, compraría una buena película, alguna sobre comedia, así estaría nivelado el juego para ambos, ya que era su género favorito, compraría algunos snacks, y de paso, haría varias diligencias ya que pasaría por la casa de su madre, y ésta le pidió algunos favores, no sería mucho problema, y tampoco le tomaría tanto tiempo.
Tomás ya había comprado todo lo necesario, para lo noche, y estaba terminando de hacer las cosas que le había pedido su madre, cuando recibió un mensaje de un amigo a quien no veía desde hace mucho tiempo, le dijo que estaba de vuelta en la ciudad, y le preguntó si podían reunirse. El chico, no queriendo ser descortés, aceptó verse unas horas con él, pero le avisó que estaría en casa de su madre, que podía darle una hora para irse a ver en el estadio al que siempre iban a reunirse cuando tenían tiempo libre.
– Tenía mucho tiempo sin subir por estas gradas, había olvidado la vista que se tenía desde esta altura. – Bromeó el chico.
– Si supieras que la última vez que estuve aquí, fue cuando vimos a nuestro equipo quedar campeón, ¿lo recuerdas Jay? – pregunta Tomas.
– Sí, lo recuerdo, y de eso han pasado 8 años, Tommy. – Contesta Jason con una carcajada.
– Tenía mucho tiempo que no escuchaba ese apodo. – Ríe Tomás.
– Puedo decir lo mismo con el mío. – Le contesta Jason.
Los amigos estuvieron hablando bastante tiempo, hasta que Tomás vio el reloj y notó que le quedaba poco tiempo para llegar a casa, por lo que le pidió a su amigo que lo acompañara y por el camino continuarían poniéndose al día, y así fue, ambos iban caminando y charlando tranquilamente hasta que llegaron a un cruce, un empujón y unos cauchos frenando, fue lo último que pudo sentir y escuchar Jason antes de levantarse del piso, al voltear, vio las bolsas que llevaba su amigo, tiradas en el piso y un auto frenado algunos centímetros más adelante del camino que hacían las bolsas, siguiendo con la mirada vio a Tomás tirado en el pavimento, casi inmóvil, corrió hacia donde él estaba y comenzó a llamar a emergencias.
Los minutos pasaban como si fueran siglos, y Jason sentía que no llegarían nunca al hospital, iba con su amigo dentro de la ambulancia, viendo como los paramédicos hacían lo mejor que podían para mantener a Tomás con vida.
Después de 15 minutos de recibir la noticia, llegaron la novia de Tomás y su madre, preguntando qué había sucedido con él, vieron a Jason con los ojos totalmente rojos por el llanto, y comenzaron a llorar nuevamente junto a él, Tomás había fallecido apenas llegó al hospital, había partido de este mundo después de ver una última vez a un querido amigo, después de haber visto y hecho unos favores a su madre, y después de haber visitado a su novia, con quien tuvo un trato que nunca podrá cumplir una última vez.
Marcelo Jesús Moreno Mendoza