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EL ARCO MINERO… ¿Crimen o Maldición? Por: Enmanuel

Hablar de un crimen, es hablar de la acción voluntaria de herir gravemente o asesinar a alguien, violando cualquier «Contrato Social» de sana convivencia.

Por otra parte, una «maldición» es la expresión de un deseo maligno dirigido contra una o varias personas que, en virtud del poder mágico del lenguaje, logra que ese deseo se cumpla.

Lo que está sucediendo en Venezuela con el «Arco minero», al sureste de su territorio, es un poco las dos cosas: Un crimen y una maldición (una maldición que trasciende el verbo y pasa desproporcionada al campo de la “mala acción”), cuyos ejecutantes son políticos, gobernantes y delincuentes degenerados, por el ansia desmedida de la riqueza, por el insano  y sempiterno esplendor de «El Dorado».

Son 112 mil kilometros cuadrados de selva humeda, de selva verde, de selva biodiversa, de selva virgen… de selva venezolana. Son 112 mil kilometros cuadrados con araguatos, perezas, tapires, guacamayas, pujíes, caimanes, nutrias gigantes, osos hormigueros, jaguares, ríos caudalosos e impolutos… vida. Son 112 mil kilometros cuadrados de reserva ecológica, pueblos indígenas protegidos, oro, coltan, diamantes (que yacían en el subsuelo o se dispersaban en aluviones pocos profundos), y que cayeron en las manos de mafias carcelarias, mineros ilegales, traficantes de drogas y combustible y de transnacionales de la minería mundial. Todos con un único y terrorífico fin: envilecer La Tierra, ultrajar a Gaia, desventrar a Gea… mancillar a la Pacha Mama.

La deforestación que han causado, mafias de izquierda y derecha, civiles y militares, autorizadas o nó por el gobierno, en su afán de extraer oro, ha sido de proporciones cataclísmicas. En este proceso, de extracción aurifera y minera, estos personajes apocalípticos utilizan motores que extraen agua de los ríos, para erosionar el suelo hasta abrir una «bulla» (un hueco profundo y ancho). El barro que extraen lo someten al mercurio para conseguir las pepitas de oro. Y cual topos de los infiernos, van abriendo estos huecos, que luego quedan contaminados con el metal pesado. 

Los ecosistemas de El Parque Nacional Canaima, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, que abarca 30.000 kilómetros cuadrados, la Reserva Forestal de Imataca (3.800.000 hectáreas); las reservas de La Paragua y El Caura (5.134.000 hectáreas combinadas); el Monumento Natural Cerro Guanay, junto al río Caroní (que abarca 96.000 kilómetros cuadrados),  están siendo, literalmente, acabados.

Valentina Quintero, periodista y ciudadana ejemplar en la promoción del turismo en venezuela se expresó, enfáticamente, en el diario El Nacional : 

“…En el estado Bolívar, al sur del país, lo que está pasando con la minería es vergonzoso… … solo hace falta sobrevolar el Parque Nacional Canaima (donde está el Salto Ángel) para ver los rastros de la minería. La explotación del «Arco Minero» es destrucción del medio ambiente y miseria humana”.

Crimén y maldición, en el marco de los años mas aciagos, que se cuentan en la historia contemporánea de Venezuela.

¡Que el Altísimo nos asista!

E.C.

Ginamaria Hidalgo «Los Pajaros de Hiroshima» de Horacio Guaraní

6 Comentarios

  • maria

    Cuando se cree ser Dios o con la libertad de cambiar o en rumbar destinos se toman las peores decisiones, sin darse cuenta que tarde o temprano la naturaleza pasara factura.

    • buenos dias saludos mis querido hermanos de camino excelente s iniciativa de esta pagina gracias miguel por compartir tus vivencias

      no puede haber eufemismo bien dicho ni perdón para estos vendedores de esperanzas

  • Miguel Alberto Zurita Sánchez

    ¡Por favor, sepan disculparme, se que este medio debería ser usado para fines didácticos, de intercambio, de muchas cosas que nos ayuden a crecer y entender nuestra misión existencial en este hermoso planeta!
    Generalmente no mezclo el acontecer socio-político-económico nacional, que es una forma de vida, con el resto, pero cuando los valores se extinguen u opacan convenientemente, no me puedo quedar quieto del todo. Haré lo posible por mantener mi línea sin sesgo, ni recargos. ¡DIOS mediante!
    ¡La Barca, tremenda pieza musical! Me lleva a evocar

  • Miguel Alberto Zurita Sánchez

    Cualquiera que se precie de ser o haga llamar comunista, “tiene que ser ateo” según Vladimir Ilyich Ulyanov (Lenin), si él o los que han autorizado el ecocidio son comunistas, entonces son ateos, por lo cual no les importa, en lo más mínimo, todas las maldiciones o bendiciones que se les carguen, ni todas las oraciones que por su perdón y conversión, haga toda la feligresía católica del orbe, por el contrario es placentero y un disfrute orgásmico, el hecho de ser tomados en cuenta, aunque sea de esa manera, recordemos que el egocentrismo es otra de sus condiciones, es decir “les resbala porque tienen concha de dasipódido (cachicamo)”, como dijo Isaías Rodríguez (embajador de Venezuela en Italia hasta Mayo 2019), he escuchado decir (a un comunista de estos) “las maldiciones me las dejan a mí” señalándose el pecho, porque se creen con la autoridad y poder que les confiere ser rojos, cuando es simple deducir, que es porque ocupan la sastrería del aparato gubernamental y, por tanto, se hacen los trajes a….. la…. me-di-da.
    ¡Sin embargo, no me extraña, que alguno de estos, salga diciendo que la culpa es de DIOS, por haber dotado de tanto al suelo Venezolano, de manera que una maldición no es, para los comunistas!.
    Los comunistas son ateos, es una “condición sine qua non” y para que haya un crimen ecológico, en este caso, debe haber una vulneración de la legislación ambiental, la que sea, sin embargo a nivel internacional hay muy pocos casos, que hayan sido castigados con contundencia y bolas, recordemos que el 20 de Abril de 2010, la plataforma petrolera Deepwater Horizon, presentó una serie de explosiones hasta llegara hundirse, produciendo el derrame de petróleo más grande de las últimas décadas y, con todo lo que pasó, las penalizaciones se quedaron “más cortas, que manga´e chaleco” y la empresa BP (British Petroleum) …¡salió que chuta!
    Eso pasó entre los supergringos – superbritánicos – los “bravos mejicanos” y las rémoras cubanas, no costando más que unas botellas de 18 años, unos millones de dólares y unos “despidos”, con el agravante de que la sastrería es menos expedita p.e,PNUMA, ¿qué nos haría pensar que lo que pasa en el arco minero es un crimen ecológico y va a tener castigo? ¿existe alguna ley ambiental, que sea capaz de regir el libre albedrío de los rojos?, para que haya crimen debe haber………
    Para que haya castigo debe haber quien castigue, pero como son comunistas DIOS no existe y a los hombres los ponen ellos.
    ¡Permita DIOS que esté equivocado!

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