Aquel hombre. Por Enmanuel
Aquel hombre, de mirada triste, rostro surcado de arrugas, alma extraviada en los oscuros laberintos de la existencia, miró al sol que se elevaba en su cenit y sintió que en un tropel se vinieron, de quien sabe donde, todos sus recuerdos de niño.
No hubo tregua aquel mediodía, fué como una fiesta inesperada (jamás imaginada) cuando aquel hombre, de mirada triste, rostro surcado de arrugas y alma extraviada en los oscuros laberintos de la existencia, pudo sonreir otra vez.
Enmanuel
Un comentario
Mónica L Márquez C
Aldemaro es mi corazón
Miy hermoso amanecer escuchando a ese Sr
La niñez se vive cada dia