¡DAVID Y GOLIAT!… ¿SE ENFRENTARON? (2da Parte). Por: Miguel Alberto Zurita Sánchez
En la primera parte de esta historia, considerando que fueron hechos ciertos los ocurridos, el día en el cual David se enfrentó con Goliat y lo venció, al extremo de darle muerte, decapitándolo con su propia espada, manejando el asunto en medio de probabilidades, vimos cómo y cuál fue una probable causa de que David venciera al grandulón soldado filisteo, ahora bien, planteémonos, las cosas de otra manera, si Goliat no existió y sólo era un título, entonces ¿a quién se enfrentó David?
¿Y si sólo es una forma más de expresión, de los antiguos hebreos, para lograr fijar las cosas de manera, que pasaran de generación en generación, sufriendo muy poco, o tal vez nada, de deformación, el significado de los giros utilizados?.
¿Si el enfrentamiento es una lección de vida? ¿Si fuese una enseñanza de cómo debemos enfrentar, en momentos determinados de nuestras vidas, las diferentes situaciones que demandan mayor atención y dedicación o simplemente son soluciones, que aún no hemos encontrado? (hay quienes les llaman problemas).
¡Antes de continuar les comento, que desde el año 1.995, aprendí a darle el uso, que se le debe, a la palabra problema y su plural, por lo tanto, cuando uso esa palabra, es por dos razones o estoy copiando fielmente a un autor o es un caso de ciencias, nada más, un problema o los problemas, no existen! Este será tema del cual escribiré en otro momento.
Las enormes diferencias físicas entre David y Goliat, bien pueden servir para ilustrarnos, cómo se presentan entre nosotros los humanos, los complejos de inferioridad y de superioridad, situaciones que tienden a complicar nuestra existencia y cómo debemos actuar para extinguirlos de entre nosotros.
Complejos de Inferioridad y Superioridad.
Este tema, fue planteado, estudiado y tratado por el Dr Alfred Adler (Viena, Austria, 7 de febrero de 1870 – Aberdeen, Escocia, 28 de mayo de 1937) quien fue un médico y psicólogo austríaco, fundador de la llamada psicología individual y precursor de la psicoterapia moderna.
En la ciencia de la psicología y el psicoanálisis, el complejo de inferioridad se describe como el sentimiento por el cual, una persona se siente de menor valor que los demás, de un modo u otro, este sentimiento normalmente, aparece de forma inconsciente y lleva a una sobrecompensación, por arte de los individuos afectados. Pero esta misma necesidad puede resultar bien en logros exitosos o, la alternativa, en comportamiento esquizotípico de personalidad severo, a las personas con este tipo de trastorno se les describe como extrañas o excéntrica, normalmente no tienen o tienen pocas relaciones cercanas, no tienen la capacidad de valorar las relaciones con los demás e igualmente pueden llegar a malinterpretar las motivaciones y el comportamiento de estos, hasta desarrollar desconfianza. Este trastorno les genera mucha ansiedad y tendencia a ensimismarse en situaciones sociales, ya que responden de manera inadecuada a las pautas sociales y sostienen sus propias creencias.
Así, un sentimiento normal de inferioridad puede actuar como motivación para alcanzar objetivos, mientras que un complejo es un estado avanzado de desánimo y evasión de las dificultades.
El complejo de superioridad para Adler, es la consecuencia del proceso de transferencia (función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere inconscientemente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos, hacia otra persona), que al tomar consciencia de la inferioridad, busca esconderla, pretendiendo ser superior a los demás, en algún aspecto trascendental de la vida. Creerse superior es la reacción a un sentimiento de inferioridad no exteriorizado, resaltando exteriormente, aspectos en los cuales, por transferencia de objetos o por observación diferencial de las formas sociales, son destacados o reproducidos de las conductas espontáneas, sujetas a las “normas” propias o extra institucionales del comportamiento colectivo. Es una potencialización, subjetiva del o de los hechos, que de forma simultánea, nos lleva a buscar, en nosotros mismos, aquello que los demás consideran inusual.
Básicamente, el complejo de superioridad es un trastorno de la personalidad que conlleva a la adopción de posturas prepotentes, petulantes, pedantes o arrogantes en el trato con los demás.
El síndrome de superioridad es resultado, de la mala resolución de un precedente complejo de inferioridad.
Los complejos de superioridad e inferioridad, ambos, son a menudo presentados por las mismas personas, y se manifiestan de maneras diferentes. Sin embargo, los dos complejos pueden existir el uno sin el otro.
A manera de corolario «Quien no siente la “inferioridad”, no precisa exhibir su “superioridad”; más aún, quien es claramente superior, es percibido de esa forma y no necesita demostrarlo».
NO SOY PSICOLOGO, aunque me apasiona la idea de haberlo sido, seguramente un especialista, corrige esta expresión, que hago a continuación; “Creernos superiores, geométricamente hablando, es una ecuación de una recta, con pendiente negativa, mientras más superiores creamos ser, más inferiores somos”, así entiendo e interpreto al Dr Adler; ahora bien, además de los complejos mencionados anteriormente, aparece en escena una inmensa y complicada situación, que fue y es motivo de estudio, la misma es:
¡No tengo como cambiar esta situación!……¿Qué hago entonces?
“Cuando nos hallamos en la problemática de no ser capaces de cambiar una situación, nos enfrentamos al enorme desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.
Desde su experiencia el Dr Viktor Emil Frankl (Viena, Austria; 26 de marzo de 1905-2 de septiembre de 1997), conocido como Viktor Frankl, nos regaló, al mundo entero, algo que ha servido de inspiración, de punto de partida, de epicentro, etc, para estudios del comportamiento y la conducta humana; ese algo es la Logoterapia y el Análisis Existencial, el Dr Frankl, fue un Neurólogo, Psiquiatra y Filósofo Austríaco. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau.
Para entrar en asunto, me voy a apoyar en Fredy Kofman, doctor en economía de la Universidad de California, y uno de los referentes del coaching ontológico y de la formación de líderes, él se sirve de un cuento sufí, llamado “El tigre y las ovejas” para explicar lo que él cree que son las dos posibles posturas de las personas: vivir como ovejas o como tigres.
¡Vivir como tigres o como ovejas…..esa es la cuestión!
El cuento trata de la historia de un tigre que vivía entre las ovejas pensando que era una de ellas. Su madre tigresa había empezado el trabajo de parto, justo después de atacar un rebaño de ovejas y comerse una de ellas. En ese momento nació el cachorro, pero la tigresa murió. Así, el tigrecito recién nacido se encontró rodeado de ovejas, huérfano, y pensó que él era una más de esas ovejas. Entonces, fue adoptado por el rebaño y vivió como si fuera un cordero, comía hierbas y balaba, como sus supuestos hermanitos.
Al cabo de un tiempo, un tigre adulto lo vio desde lejos, y horrorizado por la humillación que suponía ese espectáculo para la raza de los tigres, se lanzó furioso sobre el rebaño; agarró al tigre, ya joven, y lo obligó a mirarse en la superficie del lago.
Luego mató a una de las ovejas y le puso un gran pedazo de carne entre las fauces; al joven tigre, primero le pareció tremendo esa especie de acto caníbal que debía perpetrar, pero pasados unos segundos, se dio cuenta de que la carne de su “hermana” oveja sabía mucho mejor que la hierba que había comido hasta entonces. En ese momento, el joven tigre soltó un gran rugido, y las ovejas entendieron que su hermano rayado había cambiado, porque había comprendido lo que realmente era: un tigre y no una oveja.
Según Kofman, la filosofía de quien es oveja, es la de hacer lo que los acontecimientos externos nos obligan, perdiendo toda responsabilidad sobre los propios actos, dicho de otra forma, son las circunstancias las que mandan. En cambio, el que es tigre, sabe quién es y asume su responsabilidad; no vive según las circunstancias, sino que, lo que la vida le ofrece, son datos sobre los cuales apoyan sus decisiones, actuando a partir de ellas.
La decisión de lo que somos, es de cada uno de nosotros, por lo tanto cambiar nuestra realidad también es cuestión de cada uno de nosotros, es allí donde está el meollo…. Es esa la esencia, como dicen en las Islas Caribeñas “Es por ahí donde le entra el agua al coco”, la decisión que implica nuestro es cambio, para cambiar o para encontrar la solución que no habíamos encontrado, quizá haciendo un Océano con sólo una gota de agua.
De manera que, en medio de una situación, en la cual no podemos influenciar sobre ella, para lograr cambio alguno, es cuando nos toca abandonar nuestro confortable nicho y sacrificando algunas cosas, posturas o actitudes (cambiando de estado), redefiniendo seria y responsablemente nuestro nuevo estado, estaremos con eso, dando inicio a un cambio de la situación, que generó todo el cuestionamiento, para eso inobjetablemente se precisa, tomar consciencia y desprendernos de nuestros complejos de inferioridad o de superioridad.
¡David y Goliat!……¡No han dejado de enfrentarse, lo hacen en cualquier forma, situación, circunstancia y manera en nuestras vidas!
Cierro con una expresión de un cantautor Argentino, de quien he aprendido algo, un filósofo viajero, que a pesar de haber nacido, entre ovejas, descubrió que era tigre y , desde ahí, siguió siendo tigre.
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Miguel Alberto Zurita Sánchez – 30 de Julio de 2019.
Un comentario
Enmanuel
Felicitaciones Miguel. Una forma amena de enseñar profundas verdades. ¡Bienvenido siempre!.