CIEN MIL VISITAS

«ENTRE AMIGOS». Por María Mendoza

Entre Amigos

Hoy como todos los días, Sofía, se tomaba su café, sentada en una de las mesitas de la cafetería que se encontraba ubicada frente a su sitio de trabajo. Eran las 2 de la tarde y había decidido tomar un descanso, sentía que lo necesitaba.
Había tenido una mañana muy cargada de emociones, por cada sorbo que tomaba, veía como si fuese una película cada situación vivida desde la mañana. Su día comenzó a las 7am cuando rumbo a su trabajo se encontró con Luis, el esposo de su mejor amiga, ambos se saludaron efusivamente y mientras iban en el autobús, al preguntarle Sofía a Luis, por Claudia, su mejor amiga, se enteró que sin razón aparente ella se había ido de la casa, dejando al bebe de apenas año y medio, con su abuela, la mama de Claudia, esto, en la cabeza de Sofía no cabía, ella escuchaba atentamente a Luis, quien estaba desesperado por no saber el paradero de Claudia.

  • Dime Luis, preguntó Sofía, ¿Desde cuándo tienen ustedes problemas?

Ella preguntó esto porque hacía una semana Claudia le había enviado un mensaje diciéndole que quería verla, lo cual, no sucedió.

  • Luis , cuéntame que está pasando
  • Todo empezó hace un par de días, decía Luis, ella comenzó a trabajar, pero llegaba tarde y a no dar explicaciones y al yo reclamarle, se molestó y decidió desaparecer literalmente, continuaba Luis con su relato.
  • Y ¿el bebe? ¿Quién lo está cuidando? Pregunto Sofía todavía incrédula de todo el relato.
  • Lo está cuidando su madre, la señora Aura, quien no entiende tampoco lo que paso con su hija.

Sofía seguía con su café.
Luego, esa situación un tanto extraña en su consultorio cuando llegó en la mañana, al entrar y encontrar a su ex esposo sentado en su escritorio, y el no dar una explicación convincente de porque se encontraba allí.

  • Ruperto, buenos días, ¿En qué te puedo ayudar?
    ¿Qué haces sentado en mi escritorio? Prosiguió
  • Hola, mi querida Sofía, solo pasaba por aquí, y quise saludarte, ella sabía que algo ocultaba
  • Pues, yo estoy muy bien. Dime, ¿Qué quieres? Volvió a preguntar Sofía.
  • Está bien, respondió Ruperto, Estoy abriendo un negocio, necesito un préstamo y como sé que eres amiga de la sub gerente del banco, saber, si podrías ayudarme a contactar una cita con ella.


Sofía sonrió irónicamente y le respondió:

  • ¡no has cambiado en nada!
  • hazlo por los viejos tiempos, le dijo el, guiñándole un ojo.


Sofía no respondió, solo se limitó a pedirle se levantara de su sitio de trabajo, porque ella iba a comenzar a trabajar.
Luego, el señor Linares y su esposa, deciden divorciarse de la noche a la mañana.
¿Qué está pasando con las parejas?- Pensó para sus adentros.

Terminó su café y se dirigió de nuevo a su consultorio, aún tenía que revisar algunas cosas y empezar a buscar la terapia idónea para los esposos Linares, tenía ya 25 años de casados, y hacían una bonita pareja. Entro a su consultorio y al ir a sentarse a ordenar sus pendientes, encontró una nota un tanto extraña, sin remitente, que solo decía “Necesito tú AYUDA, Soledad”, ¿qué significaba esto?, su secretaria entró en ese momento y ella le preguntó: ¿Clara, alguien estuvo aquí en mi ausencia?

  • No doctora, nadie ha estado, incluso el sr. Linares llamo para decir que va a llegar un poco tarde mañana a su cita, ¿Por qué me lo pregunta?
  • Porque he encontrado una nota un tanto extraña y estoy segura que esta mañana no estaba ahí.- respondió Sofía. Bueno, olvidemos este asunto quizás, lo traje de otra parte y no me di cuenta

(continuó diciendo Sofía, pero esa nota le inquietaba, recordó que así la llamaba Claudia, su mejor amiga, ahora desaparecida)


Claudia y ella se conocieron desde que entraron a la primaria, inmediatamente se hicieron cómplices en los juegos, y en las travesuras.
Terminó de ordenar sus apuntes sobre los esposos Linares, ya mañana comenzaría sus sesiones para encontrar el origen de su conflicto. Irónicamente, el que ella no encontró para salvar su matrimonio. Sonrió tristemente al recordarlo. Por algo Claudia me decía Soledad.-

De camino a casa, no dejaba de pensar en la nota. Al llegar, entro y se dirigió directamente a su habitación y allí tenía guardada una vieja caja de madera, la sacó y allí revisándola, vinieron a su mente muchos recuerdos.
De repente se topó con una foto donde aparecían los cuatro, era del día del matrimonio de Claudia y Luis, ella y Ruperto, su ex, habían sido los testigos y padrinos de la boda. En esa foto observó una sombra, no veía claramente al hombre. ¿Quién será? De repente sonó su celular, era Luis.

  • Luis, hola, ¿Qué pasó? ¿Se supo algo de Claudia? Preguntó Sofía
  • No, por eso te llamaba, respondió el. Quería saber si ella te había llamado
  • No, no se ha contactado conmigo

No quiso mencionar lo de la nota para no inquietar y de paso crear falsas expectativas. Le preguntó por Luisito y la señora Aura, y quedó de avisarle si llegaba a tener noticias de Claudia, y él dijo lo mismo. Ella colgó la llamada y volvió a ver la foto, y pensó en averiguar quién era el personaje extraño en esa foto.


Pasaron días y no supo de Claudia, ni de Luis y no daba con nadie que le diera pistas sobre el personaje de la foto.
Esa mañana llegó como de costumbre a su consultorio, Clara ya le tenía las citas programadas para ese día y ella luego saldría temprano a investigar el paradero de su mejor amiga.

  • Buen día Clara, ¿cómo estás? ¿Ya llegaron los pacientes?
  • Buen día doctora, si, están esperándola
  • Perfecto, empecemos.

La mañana transcurrió lentamente, o ella creyó eso, por su inquietud por el paradero de Claudia. Atendió a cada uno de sus pacientes y ya se disponía a salir del consultorio cuando tuvo una visita sorpresiva.-

  • ¿Tu? ¿Otra vez aquí? Voy de salida
  • Espera Sofía, necesito preguntarte por alguien
  • Ruperto, estoy en una emergencia
  • Sofía, ¿Que sabes de Luis? ¿Desde cuándo no lo ves o mejor dicho desde cuándo no sabes de
    Claudia y de Luis? Preguntó Ruperto


Sofía quedó sorprendida, ¿Qué sabía Ruperto? Y ¿desde cuándo?, pero su respuesta fue con preguntas.-

  • ¿Desde cuándo no sabes tú de ellos?
  • ¿Por qué me preguntas a mí?
  • Sofía, ¿recuerdas el día que vine y te dije que era para que me ayudaras con una cita a la sub gerente? Ese día, me llegó a la casa un correo con una nota muy extraña y yo la dejé aquí, en tu escritorio.

Entonces, fuiste tú…

  • Sí, yo, quería saber que significaba eso, y en vista que pasaron los días, y nada que me llamaste, decidí volver aquí.

Sofía sabía que Ruperto no mentía, en cuestión de amigos el, era el mejor amigo.
Se decidió contarle lo del encuentro con Luis, y lo que él le había dicho había pasado con Claudia y que ella aun no creía.
Y hay algo más Ruperto, se decidió mostrarle la foto, ¿tu, de casualidad sabrás quien está detrás de nosotros en esta foto?

El la tomó y observándola bien, reconoció al extraño.

-Ese es Alberto, dijo el

*Y, ¿Quién es Alberto? Preguntó- Sofía

  • Era la sombra de Luis en la universidad, lo seguía a todos lados, nunca entendí esa situación y que Luis no le hiciese caso, menos, es decir, que lo viera como algo normal.
  • ¿Cómo conocieron ustedes a ese Alberto? Pregunto Sofía.-
  • Yo no, Luis, aclaró Ruperto, cuando yo conocí a Luis, ya él estaba de amigo con Alberto, al parecer, se conocieron desde la primaria, hacían todo juntos como si fuesen hermanos, cuando yo conocí a Luis, al principio me observaba extrañamente pero luego cambio de actitud conmigo y aunque no éramos “el trio” Luis le tenía mucho aprecio.
  • ¿Y que hace ese tal Alberto ahora? Siguió con sus preguntas Sofía.-
  • Pues de verdad, no sé si seguirá en lo de la venta de carros, le perdimos la pista al casarse Luis y Claudia- respondió Ruperto.-
  • Ruperto, yo creo que él es la respuesta a lo que está pasando con Claudia, lo dijo Sofía sin pensarlo dos veces, ella era así de directa. Hay que buscarlo, saber su paradero.

Ruperto se asombró de lo cambiada que estaba Sofía, se le veía más decidida en sus acciones.
Ok, déjame encargarme de eso, buscaré a Luis y le preguntaré como cosa mía por él.
Se despidieron con un abrazo, donde quizás ambos sintieron que algo había que aclarar, pero este no era el momento…

Luis y Ruperto se quedaron de ver en casa de la señora Aura, para cenar, con la excusa de ver al pequeño y recordar viejos tiempos.

  • Hola Luis, le saludó con un apretón de mano Ruperto, ¿Cómo has estado?
  • Aquí me ves, en casa de mi suegra, quien está cuidando a Luisito pues tenemos ya días que no sabemos de Claudia, se ha desaparecido, le contó Luis a Ruperto poniéndole al tanto de la situación.
  • Lo que me parece extraño de todo esto es que ella no haya pensado ni el niño, le respondió Ruperto, ¿no crees? Y ¿por qué no has dado aviso a la policía? Prosiguió Ruperto.
  • No sé, no quiero involucrarlos, y estoy esperando que ella recapacite y vuelva. Respondió Luis.
  • Oye Luis ¿qué es de la vida de tu amigo Alberto?, ¿el sigue en lo de la compra y venta de automóviles? Le pregunto Ruperto-
  • Si aun está en ese negocio, le ha ido muy bien, de hecho él le estaba ofreciendo trabajo a Claudia, y ella había accedido, pero con esta desaparición quizás ya no le interese que ella trabaje con él.
  • ¿Por qué me lo preguntas?
  • Ah, porque quiero comprar un automóvil, bueno, una camioneta para transportar unas herramientas de la constructora, no quiero dañar mi carro, le respondió Ruperto.

• ¿Dónde lo puedo localizar?

  • Déjame darte mejor su teléfono, creo que me dijo iba a cambiar de sitio su oficina

Cenaron, recordando y riéndose de sus aventuras un buen rato, luego se despidieron con la promesa de volver a repetir la velada.

  • Ruperto llego a su casa, llamo a Claudia y le conto lo que iba a hacer.

Sofía hizo sus propias averiguaciones sobre el tal Alberto y descubrió que él estuvo enamorado de Claudia, y que la amistad de él con Luis, en realidad era para estar más cerca de ella. Claudia había sido vecina de ellos desde que eran unos niños.

Ruperto se comunicó con Alberto y este lo citó a las afueras de la ciudad, al salir a dicha cita, le dejó mensaje a Sofía en el celular por si pasaba algún imprevist

  • Buenas tardes Alberto, gusto en volver a verte, ¿Cómo va el negocio?
  • Buenas tardes Ruperto, igual te digo, pues, no me puedo quejar, me va muy bien. Respondió Alberto un poco a la defensiva.
  • Dime ¿Qué automóvil estas buscando?
  • No, yo no busco un automóvil, busco es una camioneta para transportar herramientas de mi trabajo.- respondió Ruperto echándole un vistazo al sitio
  • Por el momento no tengo ese tipo de vehículo, te estaré avisando. Respondió cortante Alberto, como queriendo que se fuese rápido la visita de Ruperto.
  • Ruperto le pidió prestado el baño y a Alberto no le quedó más remedio que llevarlo adentro.

Ruperto se dio cuenta que eso no era una oficina, era un espacio muy bien acondicionado para vivir permanentemente allí.

  • Está muy cómoda tu casa, es bueno tener el lugar de trabajo cerca, lo dijo como buscando conversación

Pero Alberto no respondió, lo llevó directo a la habitación donde se encontraba el baño. Ruperto buscaba algo que le indicara que algo allí no encajaba, cuando ya se disponía a salir de la habitación donde estaba el baño, reconoció la cartera de Claudia, sabía que era de ella porque se la había regalado Sofía el día de su boda por el civil.

Envió un mensaje a Sofía pidiéndole que llamaran a la policía contándole lo que pasaba.

Lograron capturar a Alberto, y el confesó donde tenía retenida a Claudia, Luis no podía creer como sin querer había puesto en peligro la vida de su esposa, los cuatro amigos volvieron juntos a casa, cumplieron su promesa de volver a encontrarse y a aclarar algunos malos entendidos, y así quedaría todo ENTRE AMIGOS.

María Mendoza

A mis amigos. Melendi y Kani García

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