Costumbres y Decires

MARÍA CHIQUITÍN Y SU TAMBOR. Por Enmanuel Camejo

María Chiquitín según Emilio Peniche

Nunca dejó el «papiamento» ni el hervor originario de su sangre, cuando el llamado telúrico del tambor la invitaba a sentirse en el África de sus antepasados. Dicen que llegó a Coro desde Curazao, como otros tantos esclavos emancipados y libres, pero con sus genes queriendo cruzar el Atlántico y volver a su continente de Dioses de sol, tierra y aguacero.

Lo cierto es que María Chiquitin se instaló en la calle Federación con calle Nueva del barrio «La Guinea», en los albores del siglo xx, en la Coro de entonces, llena de duendes y seretones, con olor a fogón y dulce de leche de cabra, batata y coco.

María Chiquitín, «dulcera» de oficio, al llegar diciembre soltaba la paila caliente donde batía los melaos y agarraba su tambor por los barrios de entonces. Monteverde, Curazaito, Las Panelas La Guinea y Chimpire , la vieron pasar a ritmo del son de su tambor, «jedionda» a aguardiente, son y magia, sola o acompañada de su marido.

Cuentan también que un día, aquella tropa de tambores altisonantes, aguardiente, gente humilde, zagaletones, sones mágicos y africanos, plétora de rebeldía, pasó frente al Club Bolivar de Coro, recinto de mantuanos y señoronas, exorcisando falacias e imposturas, llenando por un rato, las coloniales calles marianas de irreverancia y tambor.

Enmanuel Camejo

JOSÉ LA BURRA. Olga Camacho y su Camachera

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