Historia

«PREÁMBULO BÉLICO A LA BATALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO. (Parte I. Rebelión de Nigale)». José Luis Reyes Montiel

Rebelión de Nigale

PREÁMBULO BÉLICO A LA BATALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO

(Parte I. Rebelión de Nigale)


Tribus Rebeldes de la Cuenca 
Occidental del Lago de Maracaibo

Con la conquista colonial europea se inicia el sometimiento y posterior deflación de la población autóctona de nuestra región Zuliana, éstos pobladores originarios, además de los Wayus (Guajiros) y Añús (Paraujanos), que residieron por centurias en este margen occidental de la cuenca del lago de Maracaibo, valientemente resistieron el avasallamiento de la corona española. Desde la prisión del gran Cacique Canoabo por órdenes del conquistador Alonso de Ojeda hasta el exterminio de las tribus de los  Zaparas y Quiriquires en el año de 1581, a cuenta de las mismas autoridades y a manos de los colonos  de Rió Hacha y Maracaibo; la resistencia indígena promovida por los caciques Nigale, Mara, Yaurepara entre los naturales de estas tierras, no lograron contener la entrada del conquistador cuyo poderío de combate era mucho más avanzado que las lanzas, arcos, flechas y cerbatanas aborígenes.

«la resistencia indígena promovida por los caciques Nigale, Mara, Yaurepara…»

Para los años de 1580 a 1650 habían sido exterminados por las acciones genocidas de penetración y conquista los Zaparas, Aliles, Eneales, Aratomos, Cosinas y hasta los Guajiros, quienes resistieron y sufrieron una drástica represión siendo subyugados después de varias rebeliones y asaltos a los colonos de Maracaibo,  replegándose la población Wayuu, para resguardar su autonomía cultural, a la desértica región hacia el extremo norte del Zulia hacia el Cabo de Coquibacoa, llamada hoy día Península de la Guajira. Los sobrevivientes de las otras tribus se confinaron a las montañas de la sierra de Perijá y Andina y otros morirían selva adentro, acosados por otras tribus de la zona y a merced de las plagas, la peste y demás enfermedades en su desbandada.

Juan Pacheco Maldonado

Cuentan las crónicas coloniales de los Archivos de Indias, que el gobernador Juan Pacheco Maldonado ordenó combatir, aplastar y aniquilar las rebeldes tribus de los Parautes, Zaparas, Eneales y Quiriquires, siendo sus jefes apresados y asesinados entre ellos los caciques Nigale, Tolennigastes, Mataguelo y Camiseto; sus viviendas palafíticas incendiadas, sus enseres y canoas confiscadas, le fueron segados sus cultivos y plantaciones, además de tomar posesión de sus conucos, persiguiéndolos hasta sus lejanos escondites allende dentro de la gran planicie de Maracaibo. Los conquistadores fundaron nuevas poblaciones en las tierras de ese modo ocupadas, Santa cruz de Mara, El Mojan y Sinamaica, en esta última se estableció por las autoridades españolas un escuadrón militar con sus instalaciones, para continuar persiguiendo a los rebeldes rezagados, para lograr reducir en la zona y doblegar a la gran población Wayuu. Sinamaica, fue así la posesión colonial más al norte de nuestra región Zuliana, siendo fundada por Real Cédula del Rey de España en el año de 1774, con el nombre de “Villa de San Bartolomé de Sinamaica”.

Sinamaica, fue así la posesión colonial más al norte de nuestra región Zuliana

Santa Cruz de Mara, toma su nombre del mito del Cacique Mara, según relatos de Rodrigo de Argüelles y Gaspar de Párraga publicadas en el año de 1579, Mara era un joven y aguerrido cacique de las tribus ocupantes de esa gran extensión territorial de la cuenca del lago de Maracaibo y el río Magdalena, Mara  presentó una férrea resistencia a las tropas europeas del alemán Ambrosio Alfinger, desde una de las islas del lago, que los cronistas indican que se trataba de la actual Isla de Providencia, según esta versión de su historia, Mara habría caído en combate en el lugar donde después se fundaría por el mismo Ambrosio Alfinger la ciudad de Maracaibo, cuyo nombre deviene de la expresión española “Mara cayó” quedando como Maracaibo. Otros historiadores ponen en duda la autenticidad de esta leyenda por la ausencia de documentación escrita que la evidencie, sin embargo, por la narrativa popular recogida y publicada en 1579, se considera parte de la leyenda del Cacique Mara como valedera, y a pesar de la falta de indicios registrados, se mantiene al cacique Mara como enseña de la rebelde firmeza originaria en la región Zuliana.

San Rafael de El Mojan

San Rafael de El Mojan, nombre oficial que data de 1841, es una comarca zuliana mejor conocida como El Moján, hoy punto comercial y encrucijada de la zona norte del Estado Zulia, de donde continua la carretera hacia Sinamaica, llamada hoy día «Troncal del Caribe» proveniente desde Maracaibo, pasando por Santa Cruz de Mara, y por estar esta población en toda la costa del Lago Marabino, posee su muelle con un pequeño terminal portuario, maleconcito dispuesto con vista a las aguas lacustres, donde tocan y zarpan embarcaciones que navegan con pasajeros y forrajes a las Islas de Toas, San Carlos y Zapara. Durante la conquista fue ocupado por colonos agricultores, entregadas mediante Real Cedula de su Majestad el Rey de España en posesión y dominio para la cría de aves, ganado mayor y menor (Vacas y Cabras), hortalizas, frutas y siembra de cocoteros.
Cuenta el obispo Mariano Martí, que en su visita a Maracaibo, conoció este pueblo -«A la banda del Poniente respecto de este Castillo de San Carlos hay un sitio llamado El Moján, donde hay unos pocos soldados-. Los primeros pobladores del lugar fue la tribu Añú (Los Paraujanos), la tradición popular cuenta que su curandero (Piache) se llamaba Mohán, cuyos remedios y medicina natural resultaban tan eficaces para sanar las enfermedades, que su nombradía se extendió hasta los propios colonos en Maracaibo, llegando hasta lugares tan remotos como la región andina quienes acudían a él Mohán para consultarle sus achaques y malestares. La pronunciación de El Mohán, degeneró castellanizada a EL Moján, y San Rafael Arcángel es el patrono de esta población, de ahí que su nombre completo sea de San Rafael de El Moján, capital del actual Municipio Mara del Estado Zulia, su gentilicio es el Mojanero, aunque también es correcto pronunciarse como Mojánense (nacido en el Moján) y por tratarse de la capital del Municipio también se les puede llamar Marenses.

El Cacique Nigale, héroe del pueblo Añú y demás tribus de la cuenca del Lago de Maracaibo 1598-1606. (Cacique Nigale, Caudillo de Los Zaparas
y de la Alianza Rebelde Primigenia de América)

Cacique Nigale

Por el año 1577 nace en la isla de Zapara quien sería el aguerrido Cacique Nigale, esta isla está ubicada en toda la Barra de entrada del Lago de Maracaibo que viene desde el llamado por los españoles Golfo de Venezuela, los habitantes de la isla de Zapara la ocuparon ancestralmente y pertenecían a la etnia Añú, conformando la tribu que adopto por nombre el de su lugar de residencia “Zaparas”, éstos se dedicaban a la pesca y comercio de la sal, y por ser muy diestros navegantes, eran conocedores de las entradas y canales de la barra del lago marabino, razón por la que fueron empleados como pajes, prácticos o peritos, por las embarcaciones españolas para evitar el encallamiento durante su navegación, esta labor realizada por la gente de su tribu también fue llevada a cabo también por Nigale,  permitiéndole convivir con los españoles, dominar su idioma y ser paje personal del fundador de Ciudad Rodrigo (Maracaibo), Alonso Pacheco, de quien fue esclavo como tantos otros de su etnia Añú. 

Alonso Pacheco, de quien fue esclavo como tantos otros de su etnia Añú

Es preciso señalar, que los Zaparas hacían trueques con las demás tribus de la cuenca del lago, incluso con los propios colonos de Nueva Zamora de Maracaibo, ciudad ésta que, a diferencia de sus anteriores repoblaciones (Nueva Zamora fue el tercer repoblamiento de Maracaibo) no fue azotada por piratas y filibusteros pero si tuvo que enfrentar la rebelión iniciada por los Zaparas y que se extendió a las demás tribus de la cuenca hidrográfica del Zulia, iniciándose una escalada de embestidas que llevaron a la muerte de muchos de sus colonos, aparte de dificultar y agravar el aprovisionamiento por la vía lacustre de la incipiente ciudad de Maracaibo, Nigale tras lograr huir de su “amo”, organizó y dirigió, motivado por el vejamen y explotación de los españoles para con su pueblo, así como por el despojo de sus territorios ancestrales.

En el año 1598, Nigale y sus guerreros Zaparas atacan a los buques y fragatas españolas en su paso de la barra de Maracaibo, imposibilitando el tráfico y comercio entre Nueva Zamora, Gibraltar y demás pueblos circundantes y relacionados con el Lago de Maracaibo, como Mérida, Trujillo, Barinas y Guanare, para el aprovisionamiento de artículos, vituallas y demás productos de la península ibérica y el intercambio comercial de las materias primas producidas por la colonia hacia el viejo continente.

A los ataques del cacique Nigale y los Zaparas, se sumaron activamente la tribu de los Aliles, el Cabildo y vecinos de Nueva Zamora de Maracaibo pidieron al Capitán General de Venezuela, Gonzalo de Piña Ludeña, auxiliara a esta ciudad, enviando soldados, armas, municiones y bastimentos suficientes para contraatacar a los habitantes naturales del caño Paisana de la Barra, sometiendo a los Zaparas, los que se aquietaron durante los breves años de su gobierno.

1600 nuevamente se suscita un feroz ataque, pero por la tribu Quiriquire


En 1600 nuevamente se suscita un feroz ataque, pero por la tribu Quiriquire, sublevados contra el encomendero y Teniente del Gobernador, Rodrigo de Argüelles, destruyendo la ciudad de San Antonio de Gibraltar; y a partir del año de 1606 la situación defensiva de Nueva Zamora de Maracaibo se hace crítica, pues el Cacique Nigale articula el levantamiento de las tribu de ambos extremos oriental y occidental del Lago de Maracaibo, Aliles, Toas, Auzales, Arubaes, Eneales, Quiriquire, Parautes, y Misoas, haciendo causa común para combatir y destruir los asentamientos españoles, en especial Nueva Zamora de Maracaibo y restablecer su dominio sobre los espacios ancestrales que le pertenecían y que la invasión europea les había arrebatado tras someterles por las armas y esclavizarlos.

«también destruyeron los puertos situados a lo largo de las costas del lago…»

Las primeras acciones del Cacique Nigale y las tribus, fueron la destrucción de las plantaciones y labrantíos de las que se aprovisionaba Nueva Zamora de Maracaibo y embarcados desde sus canoas entorpecieron sus suministros, apoderase de todos los embarcaciones y chalanas surtas en la bahía del puerto de Maracaibo; también destruyeron los puertos situados a lo largo de las costas del lago para evitar que fuesen llevados víveres y demás suministros, como fue el caso de los puertos existente en los pueblos de Tomoporo y Moporo cuyos habitantes eran indígenas simpatizantes a los españoles; la alianza de tribus dirigida por Nigale, una vez alcanzado el control de los pueblos y sus puertos menores de aprovisionamiento de la cuenca lacustre, dirigieron sus esfuerzos al asedio y ataque sorpresivo de la ciudad principal Nueva Zamora de Maracaibo, cuyo Cabildo y vecinos rodearon la ciudad con muros de tapias apostando centinelas armados para protegerse.

Diezmados los colonos por las dificultades para su aprovisionamiento, con escasas posibilidades de navegación y en estado de zozobra los habitantes de Nueva Zamora de Maracaibo debieron aguardar durante varios meses, hasta que el Capitán General de la Provincia de Venezuela, Sancho de Alquiza, designó en febrero de 1607 al Capitán Juan Pacheco Maldonado para encargarse de su gobierno como Teniente Gobernador, para someter a las tribus sublevadas, preparando a tales efectos un contingente en Trujillo, Mérida y Maracaibo para aniquilar de manera muy especial a Nigale y la tribu de los Zaparas; una vez que tuvo suficientes hombres, armas, pertrechos, dos bergantines y reunir todas las canoas posibles, Juan Pacheco de Maldonado zarpó del “puerto de Barbacoas” ubicado en Moporo, colocando en práctica un ardid bien tramado para capturar a Nigale, darle muerte a los alzados guerreros Zaparas y hacer prisioneros al resto de su comunidad.

El Ocaso de la insurrección tribal 
en la cuenca del Lago de Maracaibo.

Nigale, Cacique de los Zaparas, fueron literalmente arrasados por los colonos europeos, solo unos pocos se salvaron huyendo a lugares muy remotos de la geografía regional, desapareciendo su etnia en el tiempo; las otras tribus, Aliles, Eneales, Aratomos, Cosinas, Añús y Toas, al ver lo acontecido con el Cacique Nigale y los Zaparas, se aquietaron un poco pues estaban temerosos, en espera de los acontecimientos que podrían suscitarse entre sus pueblos, siendo prontamente arremetidos por tropas a las órdenes del Capitán Pacheco Maldonado, matando a todos sus guerreros haciendo prisioneros a todos los demás; igual destino corrieron las tribus del sur de la región, Parautes, Misoas y Quiriquires fueron exterminados o reducidos a prisión.

Parautes, Misoas y Quiriquires fueron exterminados o reducidos a prisión

Es necesario destacar, que hasta entonces no se había logrado vencer la resistencia aborigen en la región lacustre marabina, con el fatal desenlace para las etnias tribales de la alcanzada por el Capitán Juan Pacheco Maldonado sobre el Cacique Nigale y las tribus de la cuenca del Lago de Maracaibo. El mismísimo Rey de España por carta de Fecha 23 de mayo de 1608, felicitó personalmente a Pacheco Maldonado agradeciéndole sus servicios a la Corona por el doblegamiento de los rebeldes que frecuentemente impedían la navegación en el Lago de Maracaibo, con sus acciones de guerra de guerrillas. Por su parte, el Cabildo de Nueva Zamora, así se llamada para esa época la ciudad de Maracaibo (Nueva Zamora fue el tercer repoblamiento de colonos de Maracaibo), le reconoció sus esfuerzos y acciones militares para el sometimiento y exterminio del cacique Nigale y los Zaparas, el Capitán Juan Pacheco Maldonado facilitó a los colonos europeos el crecimiento y consolidación de nuestra ciudad, su puerto, comercio y desarrollo agropecuario, pero fue una victoria apuntalada en el etnocidio y el despojo de espacios ancestrales ocupados por aquellos grupos humanos que luego fueron esclavizados, para el trabajo doméstico en casas y como jornaleros del campo en los hatos coloniales. 

Aprensión y muerte del Cacique Nigale.

Sobre estos hechos existen dos versiones históricas, la primera narrada por el Hno. Nectario María, clérigo investigador del Archivo General de las Indias Occidentales, según éstos registros documentales, -relatan que aparentándose amigo, el Capitán Juan Pacheco Maldonado, desembarco en la isla de Zapara desarmado a la vista de los propios indios, mientras del lado opuesto resguardada en los manglares saltaba a tierra la otra parte de la expedición bien provista de armas y pertrechos. Al desconocer esto, los fieros Zaparas dejaron descender a tierra al Capitán Juan Pacheco Maldonado junto a un grupo de hombres desarmados creyendo que harían luego de ellos lo que se les antojara, pero unidos estos rápidamente cayeron todos sobre los indígenas, y tanto Nigale como el resto de su gente fueron apresados o muertos, algunos lograron escapar con mujeres y niños hacia el pueblo y laguna de Oribono, al que los Zaparas llamaban “Maticora”, pero el Capitán Juan García Montero, de la expedición de Pacheco Maldonado, capturo allí a Nigale y sus jefes guerreros, siendo todos los demás  reducidos a prisión.

«el Capitán Juan García Montero, de la expedición de Pacheco Maldonado, capturo allí a Nigale y sus jefes guerreros…»

Una segunda versión del encuentro de Pacheco Maldonado y Nigale y los Zaparas, es sustentada por Fray Pedro Simón, quien en sus “Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales” cuenta crudamente como -en las cercanías de la barra de Maracaibo, salieron al encuentro de la expedición de Juan Pacheco Maldonado una canoa con dos indios, y uno pregunto con voz atrevida que quienes eran y donde iban, al que el Capitán Pacheco respondió que quien era el que se lo preguntaba. El indio le respondió: yo soy Nigale. El Capitán le dijo: llegaste acá, que me alegro mucho de encontrarte, porque yo soy Juan Pacheco, y sabes que tengo obligación de quererte bien; esto dijo porque Nigale había sido paje de su padre el Capitán Alonso Pacheco. Nigale respondió en lengua castellana: pues si me quieres bien ¿por qué me vienes a hacer la guerra a mí y a mi gente con esos soldados? A esto respondió el Capitán Pacheco: yo no pretendo hacerte la guerra ni mal alguno, pues solo los traigo por miedo que tengo a ti y a tu gente, que no habéis de dejar cargar estos barcos de sal, que es a lo que vengo, pues ya podrás echar de ver la falta que tenemos de ella en Trujillo, después que tu gente os alzaste y si tu con ella me los quieres cargar, te lo pagare muy bien y sin pasar adelante tomare la vuelta al puerto. Esto decía el Capitán Pacheco pues la salina que abastecía a toda la tierra estaba en poder de los indios. Nigale acepto diciendo que lo haría con gana, porque le quería bien, por ser hijo de su amo, y todos los de Trujillo porque nunca le habían hecho el mal. Concertaron entonces que al otro día fuera Nigale a la salina que estaba como a una legua de la barra, y trajese su gente, porque Pacheco iba con la suya y los barcos a hacer noche en ella. Acepto esto Nigale con condición de que no debían sacar sus armas el Capitán Pacheco y sus soldados, lo que pacheco acepto, si igual Nigale y su gente no llevaban armas.

Nigale se despidió sin aceptar nada del Capitán Pacheco

Nigale se despidió sin aceptar nada del Capitán Pacheco que le quería dar, al siguiente día se encontraron en la isla, Nigale con su gente y Pacheco con sus soldados, llevando estos últimos escondidos entre sus mangas y brazos un cuchillo o pequeña adarga. Con palabras ambos se ofrecieron amistad y estrecharon las manos, y en prueba de ello Pacheco mando a sacar una petaca de biscocho con que almorzasen todos, la que viniendo liada por unos látigos de cuero yerto y seco, no podían abrir, y diciendo el Capitán Pacheco que cortasen el cuero, el soldado a quien le encomendó traer dicha petaca le respondió: hénosla de cortar con los dientes, si vuestra merced manda que ni un cuchillo saquemos. Esto inspiro cierta confianza a Nigale quien con un hueso de pescado corto los amarres y saco el bizcocho del que tomaron todos los indios a su gusto, excepto Nigale quien junto a otro indio de nombre Tolenigaste se retiró un poco, a los cuales dijo Pacheco que tomaran bocado también, para beber una vez vino, que luego sacarían para que se hiciese muy bien almorzar. Llego Pacheco a la petaca para tomar bizcocho junto a Nigale y Tolenigaste y al momento y al momento que estos dos últimos para hacerse de un pedazo para comer Pacheco los tomo de los cabellos y sus hombres sacaron los cuchillos abriéndoles las barrigas a los indios a punto de tener a casi todos destripados, aunque muchos de ellos con las tripas en el suelo, furiosos, atacaron a los españoles y forcejearon con ellos en el agua tratando de ahogarlos. Tras acudir en socorro de Pacheco varios soldados, ya que Nigale y Tolenigaste lograron herirle, finalmente los capturan y amarran junto a otros, quedando en total once presos y otros catorce muertos-. Es necesario destacar, que la presente versión de Fray Pedro Simón es reiterada por el Hno. Nectario María en su obra “Orígenes de Maracaibo”

El 23 de junio de 1607, fue derrotado Nigale junto a sus Zaparas, capturado y conducidos a la cárcel de Nueva Zamora de Maracaibo, mientras estuvo preso de sus labios no salió palabra alguna, muy a pesar de la inquisitiva actuación de los gendarmes, Nigale cayado, triste y melancólico, aquella funesta noche de su cautiverio decidió arrancarse uno a uno el pelo de sus escasas barbas y bigotes, pues las etnias tropicales son generalmente lampiñas y cuentan que se los comió uno a uno; al día siguiente se le condujo por el verdugo hasta la horca, siendo ejecutado junto con sus guerreros.

Desenlace de la Rebelión del Cacique Nigale

La fatal ausencia de Nigale junto a las comunidades de los Toas y Zaparas, dejan sin ningún conductor y guerreros a la rebelión tribal aliada del lago de Maracaibo, ocasionando una gran inseguridad en las tribus restantes y menos belicosas, obligándolas a su pacificación tan deseada por la corona española.

Don Rodrigo de Argüelles y Gaspar de Párraga

Estos hechos sumados a las posteriores incursiones de los piratas, mediante un informe de Don Rodrigo de Argüelles y Gaspar de Párraga a la corona española a treinta y seis años de la muerte del cacique Nigale, trajo por consecuencia la necesidad de fortificar y fundar pueblos aledaños con resguardo militar, Don Martín de Saavedra y Guzmán concibió entonces el proyecto de la construcción de un fuerte militar para vigilar y defender La Barra, entrada al lago de Maracaibo, el 10 de abril de 1643 despachó al Rey de España tres planos de fortificaciones y el rey por Real Cédula del 17 de junio de 1643, encargó la construcción del proyecto de la fortificación, para levantarlo en la actual Isla de San Carlos, al gobernador de Mérida y a la capitanía General de Venezuela quienes ordenaron al Capitán Diego Espina apoderarse de una isla llamada Toú, donde se habían descubierto ricos yacimientos de piedra caliza, materia prima indispensable para la construcción de las fortalezas de San Carlos en la Isla que adopto su nombre y el fuerte de Santa Rosa en la isla de Zapara aledaña a aquella, en ambos márgenes de La Barra de Maracaibo.

Al llegar el Capitán Diego Espina a la isla Toú, levantó una ranchería


Al llegar el Capitán Diego Espina a la isla Toú, levantó una ranchería y los indios de las encomiendas de aquella región insular se establecieron en torno a la ranchería, edificando sus rústicas viviendas de enea, palma y madera de mangle; la ranchería fundada por el Capitán Diego Espina es la fundación de lo que actualmente se denomina castellanizado «Toas» actual Isla de Toas. La fundación de Isla de Toas, consolidó la posesión de estas tierras para la Corona española, porque con las minas de piedra caliza de la isla y la madera de mangle circundante en toda la geografía lacustre, se levantaron fortalezas que defendían el Lago de Maracaibo; además de las casas, edificios públicos, templos, plazas y calles de las ciudades de Maracaibo, Coro, Mérida y Trujillo, entre otras ciudades y pueblos aledaños al lago de Maracaibo, dando así auge al desarrollo económico y social de la colonia española en el Zulia.

Posteriormente a éstos hechos, como parte del proceso histórico de tenaz arraigo de las poblaciones originarias, acaecieron nuevos acontecimientos y circunstancias, que, en su análisis en el tiempo, desencadenaron toda la causa de sublevaciones hacia la independencia venezolana, como parte de la corona española, consecuencia de las políticas de dominio comercial sobre los recursos y productos de sus propios súbditos provinciales.. Pasarían 300 años, para que los criollos descendientes de los pioneros colonos reaccionaron a la discriminación y clasista sociedad colonial americana, con el nacimiento del sentimiento patriótico y libertario que gestó nuestra nacionalidad venezolana.

José Luis Reyes Montiel

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