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Abrázame, Antes de que sea Demasiado Tarde. Por Luis Homes

«Tenemos una semana resistiendo a los ataques de Putin«

Abrázame, Antes de que sea Demasiado Tarde

Te escribo Ivanna con la esperanza, a veces cercana, a veces remota, de que puedas leer esta nota sobre la guerra. Hoy es miércoles de ceniza para el mundo cristiano, pero por encima de todo, es un terrible día de ceniza acá en Ucrania. Como podrás imaginar, el polvo de la muerte se adelantó a nuestra tierra que aún te espera. Ahora entiendo perfectamente una afirmación que no entendía del todo: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Espero que tu tren llegue a tiempo y podamos abrazarnos antes de que sea demasiado tarde.

Tenemos una semana resistiendo a los ataques de Putin. No de Rusia. El descargó todo su odio visceral, con aliento a vodka sobre nuestro pueblo y su pueblo, porque acá también hay rusos. Nuestros vecinos Aleksandr y Maryia adelantaron su boda luego de tanto tiempo en preparación. Y en lugar de doscientas invitados, solo estaban ellos dos, el sacerdote, la madre de Aleksandr y yo. Los padres de Maryia no pudieron venir y la verdad creo que ella no sabe de ellos. Es terrible que pasen días sin que sepamos de nuestra familia.

Allá en Odessa, donde viven los padres de Maryia y también mis sobrinos, no hay luz, tampoco internet ni ningún servicio público. El ejército ruso bombardeó la antena repetidora de televisión, también la planta de agua, las torres de electricidad y todo lo que podía servir para sobrevivir a la catástrofe. Es una ciudad completamente destruida y la gente se está protegiendo en los túneles que conducen al aeropuerto. No sabemos en qué momento un misil pueda llegar a ellos y que sus cuerpos salgan danzando al aire.

Mi sobrino Nikolai, antes de que se cortara el servicio de telefonía e internet, me envió una foto donde él había rescatado a unos gemelos de meses, a quienes encontró milagrosamente en una torre de escombros. Una niña y un niño. La niña sobrevivió y él la está cuidando y el niño no. No sabia que hacer con su cuerpecito y lo entregó a la primera ambulancia que paso. La foto de Nikolai, sin que él lo sepa, ya está circulando por todo el mundo, como uno de los héroes anónimos de la Guerra. Me preguntó qué nombre le pondría a la niña, si no llegara a conseguir a sus padres. Yo le sugerí que se llamara Ivanna. No solo porque me encanta tu nombre, si no porque también quiero que tu seas una sobreviviente de esta guerra. Ivanna será el nombre de las mujeres que sobrevivan a esta guerra.

Bandera de Ucrania

Impresionante la lección que nos dio la señora Lyudmyla, a sus sesenta y siete años. Me la encontré el pasado martes donde estaban repartiendo los fusiles y nos estaban dando el entrenamiento para atacar a las tropas rusas cuando entraran acá a Kyiv. Lyudmyla llegó con un termo grande en sus brazos y empezó a repartir chocolate caliente en la fila. Cuando se acabó el chocolate, sorpresivamente se fue de última para la fila. Y cuando el sargento le agradeció y le preguntó que hacía en la fila, ella dijo: “Pues lo mismo que ustedes, yo vengo a defender mi ciudad” Allí todo el mundo estalló en aplausos para ella. La hicimos pasar de primero en la fila y le entregaron su fusil. Ahora es una voluntaria más para nuestra resistencia. Yo me le acerque y le dije al oído, entre juego y en serio: Lyudmyla, deje que nosotros disparamos al enemigo, y usted nos sigue preparando el chocolate, que está muy bueno le parece? Y sabes lo que me respondió, muy ofendida?: “Muchacho baboso. Yo soy más valiente que tu, Luis. Y puedo hacer las dos cosas” . Pensé que tenía toda la razón, le pedí disculpas y me retiré avergonzado.

Yo nunca pensé hacer esto Ivanna. No es una característica mía el ser muy valiente ni corajudo. Pero no tengo otra opción. Esta es mi ciudad, mi país, no conozco otra vida que la de ser un Ucraniano. Aquí nací, aquí he vivido estos cuarenta y cinco años y sencillamente nos están quitando lo que nos pertenece. En medio de mis debilidades y ninguna experiencia en armas, quiero que esta tierra nos siga perteneciendo a nosotros los ucranianos. Estoy seguro que tu piensas lo mismo.

Tengo que dejarte y espero te llegue esta nota por e-mail. No sé si habrá internet. Ahora mismo se escuchan bombardeos muy fuertes cerca de acá y el detenerse ese bombardeo con aliento de vodka, de seguro se escucharan unos gritos desgarradores de auxilio a los que no me acostumbro.

Por favor mi amor, Ivanna, cuando me veas abracémonos, antes de que sea demasiado tarde.

Luis Homes

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