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«MIS AMORES». Por María Mendoza

A mi madre… Gracias por su amor y entrega

By depositophotos

MIS AMORES

No fue fácil asumir mi realidad, ese examen era claro, tenía poco tiempo para compartir con mi familia, pero, así sería… Me deje llevar primero por una sensación de vacío, luego una sensación de impotencia, después de dolor y por ultimo resignación. Ya no podía hacer nada más, era poco el tiempo no sé, solo Dios lo sabría, y mi fuerza de voluntad…. Mis hijos…
Esos fueron días muy tristes para Camila, descubrir que tenía cáncer, le había cambiado toda su vida
¿Que hago ahora?

¿Cómo dejo a mis hijos tan pequeños? Y a mi madre enferma, ¿esa responsabilidad?


Se tomó su tiempo, analizó los diferentes escenarios, y decidió ir primero a la iglesia, pedir apoyo espiritual, luego hablarlo con su esposo y comunicarle a su hermana y a su mejor amiga lo que estaba pasando. Su madre no debería saberlo, la tristeza la mataría. Si cambiaba el panorama no le quedaría más remedio que darle ese dolor, pero por los momentos solo pocas personas sabrían de su enfermedad.
Al entrar en la iglesia, lo primero que hizo fue ir hasta el santísimo, allí estaba expuesto. Se arrodillo y pidió fervorosamente le diese la paz necesaria para aceptar su voluntad y le ayudase a manejar con entereza la situación. Luego de un buen rato busco al padre Pepe, sabía que a esa hora estaría allí.

  • Buen día padre, bendición, ¿Cómo que madrugamos hoy?
  • Hola, hija, Dios te bendiga, mi querida Camila, eso digo yo, Qué raro que estés hoy más madrugadora- ¿Sucede algo?
  • Si padre-respondió Camila- necesito hablar con usted un momento, antes de la misa
  • Cuéntame hija, cuéntame.


A medida que iban caminando por el patio que comunicaba a la iglesia con la casa parroquial, Camila le conto todo al padre. Ella sintió que a medida que se desahogaba, sentía esa paz que un rato atrás le pedía a Dios.

  • Bueno hija mía, solo te pido que no te olvides que Dios es misericordioso, y aférrate a su amor y a su voluntad. Él te dará las fuerzas necesarias para hacerte tu tratamiento y soportar lo que tengas que soportar. En mis oraciones siempre estarás, así que, lucha, no estás sola.


Camila se fue más tranquila a su casa, decidió hacer un almuerzo e invitar a su hermana Raquel, y a su mejor amiga Laura, para contarles de su enfermedad y empezar su tratamiento, ya el doctor le diría en qué consistiría.
El almuerzo estuvo muy silencioso, que hasta sus hijos, entendieron que algo extraño pasaba.

  • Má, ¿por qué estamos tan callados? Preguntó Juan el más pequeño.
  • Si mamá, ¿Qué pasa? Pregunto Rafael el mayor
  • Pasa, que su mamá hará un viaje y ustedes no podrán ir, quedaran al cuido de su abuelita Carmen y Papa. Respondió Camila, casi con lágrimas en los ojos.

Victoria, su hija, solo le dijo, «no queremos que te vayas»

  • Tranquilos hijos, solo será por poco tiempo su tía Raquel y su “tía” Laura me acompañaran.
    Luego nosotros haremos un viaje a donde ustedes quieran.

Pasaron los días, y Camila se puso en contacto con el doctor quien le asigno a otro médico especialista en el tipo de cáncer que ella tenía, ella y su esposo, fueron a ver al doctor, les pareció una persona muy agradable y sincera.

  • Bueno Camila, entre más rápido nos sometamos al tratamiento, será lo mejor, no quiero tener sorpresas desagradables, eres una persona joven, veo que muy activa en tus cosas y eso es un buen punto, así como que cuentas con el apoyo de tu familia.


Decidieron que Camila se hospitalizase para empezar el tratamiento vía endovenosa, estaría quince días en el hospital, luego un mes en casa de su amiga para continuar el tratamiento vía oral, después, regresaría al hospital para otras pruebas y como saliesen los resultados, se vería cual sería la otra etapa del tratamiento.
Fueron días de muchas sensaciones, de muchos dolores, de muchas angustias, su madre, doña Carmen aunque no sabía muy bien lo que pasaba, lo intuía y no se apartaba de su virgencita y de la imagen de la divina misericordia.
Esas mismas angustias las vivía Camila, su hermana y su mejor amiga, quienes a veces sentían que ya Camila iba a desmayar en su lucha, pero de pronto volvía a recuperar fuerzas y mostraba más ánimo.
Estaban ya en casa de Laura, ella le acondicionó muy bien la habitación para que no le faltase nada a ella ni a Raquel.

  • Hoy debo llamar a mis niños, saber como están. Y saber de mama y de Pancho, el pobre debe estar haciendo de tripas corazón para no demostrar su preocupación delante de los niños.


El teléfono sonó y los tres niños corrieron a tomarlo al mismo tiempo, «esa es mamá, esa es mamá» – decían emocionados.
Doña Carmen tomó el teléfono y le colocó el altavoz

  • Hola, mis niños, Dios les bendiga, ¿Cómo se están portando? Les dijo Camila
    Espero que muy bien, recuerden que deben hacerle caso a la abuela y ayudarla en casa. Y ayudar a su papá también. –continuo un tanto emocionada por escucharles.
  • Hola má, si estamos todos bien, nos estamos portando bien- tomo la voz cantante Juan
  • si mamita hacemos todas nuestras tareas y ayudamos a la abuela y papá nos ha llevado al parque continuo Victoria
    Te extrañamos y queremos que regreses pronto término diciéndole Rafael.
  • Yo también les extraño y les quiero mucho. Si Dios quiere pronto estaré con ustedes.


Camila sentía que iba a llorar. Cambio la conversación y pidió hablar con su madre, la saludó y le encomendó de nuevo a sus muchachos, no quería que su madre, notase su voz un poco cansada por el esfuerzo.


Luego habló con su esposo:

  • Pancho, cariño, estoy bien, aun me faltan unas sesiones, pero con el favor de Dios saldremos de esta.
  • Claro mi amor- le respondió Pancho. Aquí estamos todos esperándote
  • ¿Cuándo te toca ver al doctor, para yo programarme e ir contigo?
  • Creo que en quince días más, te estaré avisando- le respondió Camila. – Los amo
  • Nosotros también a ti.

El esfuerzo que hizo para hablar con sus hijos, su esposo y su madre, la dejaron débil, ese día, tuvo la enfermera que venir a casa de Laura a colocarle un tratamiento para subirle sus valores.
Los días siguientes continuaron con sus sesiones. En una semana le tocaría realizarse todos los exámenes, tendría que volver al hospital.

  • Quiero agradecerles la paciencia y el amor que me han tenido- les dijo a Raquel y Laura
  • Mi querida hermana es nuestro deber, es nuestra obligación, y es la manera de pagarte todo lo que tú haces por todos nosotros. Estamos contigo en las buenas y en las malas- le dijo Raquel abrazándola.
  • Mi hermanita del alma, la que la vida me regalo eres mi pañito de lágrimas, no te puedo abandonar cuando más me necesitas – le dijo Laura- uniéndose al abrazo de Raquel.

Llego el día de la consulta, Camila entro al consultorio tomada de la mano con Pancho, Raquel y Laura esperaban afuera , sentadas en la salita de espera, y con unos nervios a flor de piel.

  • Hola Camila, pasa adelante, ¿Cómo te has sentido? Toma asiento- disculpen, tomen asiento- dijo el Dr. Ramón
    -Vamos a revisar tus nuevos exámenes, -prosiguió

Camila le entregó el sobre con todos los exámenes, el los vio detenidamente, reviso la carpeta con el historial de ella y le dijo:

  • Te felicito, reaccionaste muy bien al tratamiento, continuarás dos meses más pero será desde tu casa.. Luego te esperaré aquí al terminar ese tratamiento con los nuevos exámenes, y si todo va bien, serán controles mensuales al menos por un año. Pero puedes irte a tu casa tranquila


Ella se levantó y lo abrazó llorando de la emoción.

  • Gracias doctor.
  • Gracias a ustedes por confiar en mí. Les respondió el doctor


Salieron emocionados y dieron la maravillosa noticia a Raquel y a Laura
Llegaron a casa, donde Camila se encontró que su madre y sus hijos le habían preparado una sorpresa de bienvenida.
El tiempo pasó, todo siguió su curso y Camila había vuelto a su vida junto a su familia.
Camino a la iglesia Camila, se encontró con Laura que la esperaba en la entrada de la iglesia, hacia cinco años de ese milagro y hoy iban a dar gracias a Dios por ello.

  • hola mi hermanita- ¿cómo estás?- le saludó Laura
  • Todo bien gracias a Dios – respondió Camila
  • Hay una pregunta que siempre te he querido hacer- le dice Laura
  • Dime
  • Habían momentos en la etapa de tu enfermedad que creí que nos dejabas, pero luego veía, que, como que retomabas tus fuerzas y seguías luchando, y me preguntaba, ¿Qué te motivaba?


Camila sonrió y le respondió:

  • Todos ustedes me motivaban, pero, en especial mis tres amores, mis hijos, Dios me dio ese regalo y debía continuar con ellos. No sé cuánto tiempo estaré, pero espero cumplir con mi meta, saberlos criar y educar.

María Mendoza

MADRECITA DEL ALMA QUERIDA. Varios

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