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«Última Confesión». Por Marcelo Jesús Moreno Mendoza

Interrogatorio

-Mañana te conducirán a la silla eléctrica, ¿tienes alguna última confesión para nosotros? – pregunta el detective que llevó el caso contra el ex empresario Chandler Sack.

-Ya que no hay manera de evitar mi muerte, ¿qué me puede ofrecer a cambio de mi confesión? – pregunta el convicto.
Chandler Sack, cumpliría en dos semanas 37 años, los cuales nunca llegarían a cumplirse debido a su condena a la pena de muerte. Fue apresado hace 14 años, cuando apenas tenía 22. La razón de su condena, se le culpó de 19 homicidios de los cuales hubo pruebas que delataron que él fue el asesino, aunque la policía sospecha de otros 34 casos de los cuales solo quedó como sospechoso.
Desde joven, Sack mostró una fascinación por la mente humana y su poder para lograr cualquier cometido que a alguien se le pudiese ocurrir, era descendiente alemán por parte de su padre, quien fue una de las figuras más importantes para el führer mientras gobernaba en la Alemania nazi, al momento de su suicidio y la caída de los nazis, su padre escapó del país con su pequeño niño recién nacido y su esposa, la cual era inmigrante.

-¿Qué quieres a cambio de esa confesión? – pregunta el detective.

-Mi esposa me confesó estar embarazada, y ya hablé con ella sobre el futuro de nuestro niño, así que mi petición es que cuando nazca el niño, lo den en adopción, y no se preocupen por mi esposa, ella será mi última “víctima”. – responde Sack

-Espera, no tiene sentido lo que dices, prohibimos que ustedes se vieran durante tu encierro, ¿cómo puedes saber que ella está embarazada, y estar aún más seguro de que su hijo lleva tu sangre? – pregunta bastante sorprendido el detective.

-Me ha pedido una última confesión, y sé muy bien que hay otros casos de los cuales aún no soy “culpable”, dígame, ¿quiere que le responda sobre mi esposa y mi bebé, o sobre los otros asesinatos? – responde el reo con un aire de superioridad, parecía calmado, como si tuviera todo planeado.

-¡Cuénteme sobre las víctimas, su mujer no nos interesa! – le obliga el inglés.

-Primero dígame si se cumplirá mi petición, de lo contrario no obtendrá nada de mí. – le dice Chandler con un tono sereno.

-Muy bien, le cumpliré su voluntad, déjeme hacer unas llamadas primero para arreglar eso. – le comenta con un claro tono de enfado el detective Peers.
Pasadas unas horas, el joven detective inglés, aparece en la celda de Sack, con una cara que denotaba bastante molestia.

-¿Le sucedió algo?, lo noto bastante molesto. – le comenta Sack con sarcasmo.

-¿Dónde está tu mujer? – pregunta Peers.

-Se supone que ustedes nos tenían vigilados, no entiendo que me pregunte por ella. – le responde Chandler.

-Hablé con los oficiales que la tenían vigilada, dijeron que les parecía bastante raro que en una semana no haya salido de su casa, y cuando se les dio permiso para investigar, la casa estaba totalmente vacía, así que te repito, ¿dónde está tu mujer? – el enfado que tenía el joven detective hacia la serenidad de su prisionero, crecía cada vez más.

-Está bien, le diré dónde está, pero esto contará como mi última confesión. – le responde el convicto.

-Como quiera, empieza a hablar. – le apura el detective.

-En el salón principal hay una entrada y salida subterránea, y no está en el piso, a pesar de que así es la costumbre, se encuentra en la pared que está junto al barandal izquierdo de la escalera que da al segundo piso, la entrada está cubierta por un cuadro y un papel tapiz del color de la pared, todo eso para no levantar sospechas, sigan ese túnel por el camino central, y saldrán a un descampado, mi mujer estará esperándolos en la única casa que tiene un farol sin encender. – le confiesa Chandler.

-Bien cumpliste tu palabra, ahora nosotros cumpliremos con la nuestra… es lamentable que no podamos tener más pruebas de que tú asesinaste a esas otras personas, pero por lo menos tenemos suficientes homicidios contra ti. Nos veremos en otra vida. – se despide el detective, bastante resignado.

-Espere un momento detective, con respecto a eso, le aconsejo que vaya buscando una nueva carrera, ya que se quedará sin trabajo cuando todos descubran después de mañana, que me plantaron esa evidencia, las pruebas se demostrarán que fueron totalmente falsas, y que usted llevó a la silla eléctrica, a un inocente, así que, sí, nos veremos en otra vida. – le comenta Sack.

-Explícate, ¿qué quieres decir con todo eso? – pregunta el detective, sin obtener alguna respuesta.

Prisión


Después de lo último dicho, el joven descendiente alemán se quedó en silencio hasta que se fue su acompañante en ese momento.
A pesar de todos los hechos y pruebas que estuvieron en su contra, después de su muerte, se demostró con total certeza todo lo que dijo, las pruebas fueron colocadas minuciosamente para inculparlo, desacreditando por completo, la experiencia del joven detective. Pasado los meses del embarazo de su esposa, dio a luz a un niño, y se demostró que en efecto era sangre del difunto asesino en serie, la esposa murió tal y como dijo, de la misma manera que sus otras víctimas, colgada, para hacer parecer que cometió suicidio, pero la causa real era estrangulación, y al igual que las demás, le faltaba el dedo anular izquierdo.
Hasta la fecha, el misterio no se ha esclarecido, nadie ha podido descubrir cómo las pruebas presentadas contra Chandler Sack, se volvieron falsa evidencia, tampoco saben cómo su mujer quedó embarazada de él, después de no estar juntos por 14 años, y mucho menos se dedujo cómo Sack, tenía la ubicación exacta de su esposa, después de tanto tiempo sin comunicarse, una de las teorías que se maneja, es que todo fue planeado metódicamente por Chandler, otros dicen que mantenían comunicación por correspondencia, pero nada de esto explica que su esposa saliera embarazada, si él nunca salió de prisión y no les permitían verse.

Marcelo Jesús Moreno Mendoza

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