Opinión

¡Aprendiendo del cerebro triúnico, podemos aprender a modelarnos!. Por Miguel Alberto Zurita Sánchez.

Hay gente, que después de conocer de la teoría del Dr MacLean “El Modelo del Cerebro Triuno” o MCT, se ha definido o ubicado en tal o cual sistema, es decir que han autodeterminado que su cerebro triuno, tiene un predominio de un sistema en particular y dicen ser reptilinianos, límbicos o neocórteces o neocorticales, es posible que esto ocurra por herencia, costumbre, aprendizaje u obligación, marcándonos e influyendo en nuestra conducta y personalidad.

Para los que se ubican, en el sistema o cerebro reptil.

Este cerebro y la adicción al poder van siempre de la mano. Son personalidades regidas por las emociones más primitivas, las más agresivas y faltas de empatía, ahí donde sólo respira el placer de la dominación y la preocupación por uno mismo. En sus mentes no existe el autocontrol, y menos, aún menos, la consideración por los demás.

Las personas que guíen su comportamiento en función de sus instintos, dejando a un lado esa regulación emocional y ese control que ejerce el sistema límbico y el neocórtex, estarán actuando bajo el dictamen de una parte muy concreta y exclusiva de nuestro cerebro; la del cerebro reptil.

Ya hemos hablado, de que existe un tipo de personalidad muy concreta que se deja guiar en exclusiva por el cerebro reptil;  los que son adictos a la territorialidad, al control, la dominación o incluso la agresión.

¿Quiere decir esto que el resto de personas tienen «desconectada» esa área profunda, íntima y atávica (arcáica) de nuestro cerebro?

En absoluto, y de esto saben mucho los expertos en neuromárketing. La industria de la publicidad sabe bien que el ser humano se rige, casi siempre, por el cerebro reptil a la hora de decidirse por un producto u otro. La mayoría de las veces, al sacar nuestra tarjeta de crédito buscamos saciar nuestros deseos, nuestros instintos, necesidades y placeres.

El fumador, por ejemplo, seguirá comprando tabaco, aun sabiendo que le hace daño y puede morir por uso y consumo, y lo hará simplemente porque necesita saciar su adicción. En estos casos, el neocórtex, el cerebro más lógico, no tiene voz ni voto. Tanto es así que los expertos en neuromárketing saben, que su poder de decisión en estos casos no supera el 20%.

Comparar a una persona déspota y controladora con la personalidad de un niño de 3 años es, en ocasiones, un símil bastante acertado, por la sencilla razón, de su escaso control a la hora de gestionar las emociones.

David McClelland, conocido psicólogo motivacional y famoso por su teoría de las necesidades explica, que el ser humano se caracteriza básicamente por tres objetivos: el de afiliación, el de logro y el de poder.

En cada uno de nosotros suele destacar una necesidad. Habrá quien valore más las relaciones, quien aspire a conseguir determinados logros y quien, sencillamente, solo tenga una sola obsesión; ejercer el poder en el ámbito que le sea posible.

En este último caso ocurre algo muy concreto a la vez que destacable: a mayor necesidad de poder; menor control emocional, por tanto, mayor es la influencia del cerebro reptil

Neuromárketing

Las características básicas de un perfil asociado a este tipo de personalidad, suelen ser:

  • Son enérgicos, muy orientados al exterior y a establecer nuevas relaciones sociales con las que aparentan una gran amabilidad, cercanía y una apertura exagerada.
  • Sin embargo, esta apertura esconde en realidad un interés camuflado; conocer para controlar, intuir para chantajear y crear alianzas con las que obtener más poder.
  • Son personas que están siempre a la defensiva. Al menor indicio se sienten heridas o traicionadas; cuando esto ocurre, no dudan en reaccionar con agresividad.
  • Suelen perder los estribos con facilidad, porque el cerebro reptil carece de filtros, de mecanismos de control, donde gestionar la ira, la rabia, el enfado o incluso el miedo.
  • Son incapaces de ser receptivos o empáticos a las necesidades ajenas, porque esta estructura íntima y profunda de nuestro cerebro, carece de coherencia emocional, de equilibrio, de una adecuada solvencia donde diferenciar los instintos de la razón.
  • Se trata de un tipo de conducta programada y poderosa y, por lo tanto, es muy resistente al cambio.

Por qué gritan las personas, un caso evidente del Reptiliano en acción.

Un día, un pensador indio hizo la siguiente pregunta a sus discípulos:

– ¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?

– Gritamos porque perdemos la calma -dijo uno de ellos-.

– Gritamos porque deseamos que la otra persona nos oiga -dijo otro discípulo-.

– Pero ¿por qué gritar si la otra persona está a tu lado? -preguntó el maestro- ¿No es posible hablarle en voz baja?

Surgieron otras respuestas pero ninguna de ellas convenció al pensador.

Finalmente, él explicó:

– Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia, deben gritar si quieren escucharse. Cuanto más enojados estén, más grande será la distancia y más fuerte tendrán que gritar para escucharse.

Luego preguntó:

– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente… ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

– Cuando se enamoran aún más ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran. Finalmente, no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es. ¡Qué cerca están dos personas cuando se aman!

Para terminar les dijo:

– Cuando discutáis, no dejéis que vuestros corazones se alejen. No digáis palabras que os alejen más, pues llegará un día en el que la distancia será tanta, que no encontraréis el camino de regreso.

Trato entre Reptiles

Para concluir, a pesar de que muchos de nosotros conozcamos a alguna persona con este perfil, debemos tener claro un aspecto, el cerebro reptil guía sin duda muchas de nuestras reacciones y elecciones, sin embargo, no debemos dejar que nunca tome el control sobre cada uno de nuestros comportamientos.

Para los que se han determinado, con el sistema límbico predominante

Sistema límbico y las emociones

Cuando hablamos de emociones, a algunas personas les recorre cierta sensación de rechazo. Se trata de una asociación que aún perdura, desde los tiempos en que se veían como algo oscuro, que nublan la razón y la inteligencia. Ciertos grupos defendían que las emociones nos rebajan a la altura de los animales. Y quizás tenían razón, ya que las emociones son algo básico, pero nos permite sobrevivir.

Las emociones han sido definidas como reacciones interrelacionadas, que resultan de estados de premio y castigo. Los premios, por ejemplo, favorecen reacciones (satisfacción, confort, bienestar, etc.) que atraen a los animales hacia estímulos adaptativos.

Las respuestas autonómicas y emociones dependen del sistema límbico, la relación entre emociones y respuestas autonómicas (cambios corporales) es esencial. Las emociones son, en el fondo, un diálogo entre cerebro y cuerpo. El cerebro detecta un estímulo significativo y envía la información al cuerpo para que actuemos de forma adecuada al estímulo. El último paso es, que los cambios en nuestro cuerpo son hechos conscientes, y de esta forma reconocemos nuestras propias emociones. Por ejemplo, las respuestas de miedo e ira inician en el sistema límbico, que causa un efecto difuso en el sistema nervioso simpático. La respuesta corporal masiva, conocida como la “respuesta de lucha o huida”, prepara al individuo, para luchar o huir, ante situaciones amenazantes, aumentando el ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea.

El miedo depende del sistema límbico, se pueden producir respuestas de miedo estimulando el hipotálamo y la amígdala. Asimismo, la destrucción de la amígdala abole la reacción de miedo y sus efectos corporales. La amígdala también se involucra en el aprendizaje del miedo. Igualmente, estudios de neuroimagen, muestran que el miedo activa la amígdala izquierda.

La ira y sosiego son funciones del sistema límbico, se observan respuestas de ira a estímulos mínimos tras la extirpación del neocórtex. La destrucción de varias áreas del hipotálamo, como los núcleos ventromediales (área hipotalámica posterior, implicada en funciones efectoras de respuestas fisiológicas para la regulación de la temperatura corporal) y núcleos septales (son un conjunto de estructuras subcorticales que se sitúan entre el hipotálamo, el cuerpo calloso y el septum pellucidum, una membrana que separa los ventrículos laterales izquierdo y derecho del cerebro), también produce ira en animales. La ira también puede generarse a través de la estimulación de zonas más amplias del cerebro medio. Por el contrario, la destrucción bilateral de la amígdala produce sosiego.

El placer y adicción se inician en el sistema límbico, el circuito del placer y la conducta adictiva incluye la amígdala, el núcleo accumbens (es una estructura cerebral que forma parte de nuestro sistema de placer y recompensa. Se encarga de activar nuestra motivación y permite que la voluntad se traduzca en acción. Tiene un papel esencial en el aprendizaje y memoria, en la risa, el miedo, la agresión, las adicciones, el efecto placebo, el sexo, la ingesta de comida, etc.) y el hipocampo. Este circuito está involucrado en la motivación del consumo de drogas, la naturaleza compulsiva del consumo, y las recaídas.

Adicciones

Funciones no emocionales del sistema límbico

El sistema límbico participa en otras funciones relacionadas con la supervivencia. Se han descrito extensamente, en la literatura científica, circuitos especializados en funciones como el sueño, la conducta sexual, o la memoria.

Como se puede suponer, la memoria es otra función esencial para la supervivencia. Aunque existen otros tipos de memoria, la memoria emocional, es la que se refiere a estímulos o situaciones que son vitales. La amígdala, la corteza prefrontal y el hipocampo intervienen en la adquisición, el mantenimiento y la extinción de memorias fóbicas, como, por ejemplo, el miedo a las arañas, que está instaurada en nuestra especie para facilitar la supervivencia.

El sistema límbico también controla las conductas del comer y el apetito, así como el sistema olfativo.

Dirigir a palos y recompensa, manejando al Límbico.

Dentro del mundo de las habilidades directivas, está la “eficacia” de gestionar por miedo.

Mucho se ha escrito sobre el tema del miedo, pero finalmente este tipo de dirección es tremendamente ineficaz a medio y largo plazo, porque no estimula la creatividad, la innovación y mucho menos logra crear lazos de compromiso.

Hay una curiosa metáfora culinaria sobre la dirección a palos y sus efectos a largo plazo, dice así:

Engrasa ligeramente el fondo de tu horno microondas con aceite de girasol. Coloca sobre el fondo engrasado, a un lado del horno, tantas uvas como personas tengas a tu cargo. Cierra la puerta y apuesta por tus uvas ganadoras. Pon el horno en marcha. La transferencia de calor hará que las uvas empiecen a deslizarse sobre el aceite caliente. Algunas uvas llegarán muy lejos rápidamente. Luego estallarán, debido al mismo proceso de transferencia de calor que las hizo mover. Cuando la temperatura sube demasiado, tanto las uvas como las personas se queman y hasta explotan.

Zanahoria (Recompensar a las personas por su esfuerzo y resultados): Un ejemplo claro es cuando el director comercial, de una empresa, reúne a los vendedores y les ofrece como recompensa, un viaje por el Caribe, a quien logre hacerse del reconocimiento, como el vendedor del mes.

Palo (Consecuencias desagradables para quien no se mueva): El mismo director reúne a sus vendedores, el lunes por la mañana y les dice “Están todos despedidos. Tienen hasta el viernes para convencerme de que los vuelva a contratar”.

Manipulando límbicamente

A manera de conclusión, el hombre es un ser esencialmente emocional, que logra a través de los filtros emocionales de su cerebro, poder llevar a cabo los procesos cotidianos de la vida.

Para los pocos, que se autodeterminan de Sistema Neocórtex  predominante.

En nuestro cerebro se aloja todo lo que somos, lo que sentimos y, más aún, lo que podemos llegar a ser. Gran parte de nuestro éxito evolutivo se debe precisamente al neocórtex, neocorteza o isocórtex, esa región más nueva y extensa, que ha hecho posible procesos tan sofisticados como la comunicación, la escritura, la sociabilidad, la creatividad o la toma de decisiones.

Evolución del cerebro humano

David Eagleman, escritor y célebre neurocientífico de la Universidad de Stanford, señala, que cada cerebro es único y singular como un copo de nieve. No hay dos iguales: reflejan el resultado de nuestras experiencias, conductas y ocupaciones, sin embargo, a nivel estructural, todos somos el resultado de ese desarrollo filogenético excepcional, donde el neocórtex se alza, sin duda, como nuestro mayor éxito como especie.

Conformado por una gran cantidad de surcos y circunvaluciones, seis capas y no tiene un espesor muy destacable, sólo dos milímetros, contiene cerca de 30.000 millones de neuronas. Es una estructura perfectamente «plegada» y  en forma de capa neuronal, que recubre sobre todo los lóbulos frontales, cuyo desarrollo y especialización destaca en primates y, por supuesto, en el ser humano, si pudiéramos extenderla, toda esta área tendría una longitud cercana a los dos metros.

Conocer más datos sobre este área de nuestro cerebro nos permitirá conocernos mucho mejor.

El Premio Nobel de Medicina 1997, Stanley B. Prusiner, dice  «La neurociencia es, por mucho, la rama más excitante de la ciencia, porque el cerebro es el objeto más fascinante del universo. Cada cerebro humano es diferente, el cerebro hace a cada ser humano único y define quién es”.

  • Asimismo, la neocorteza se divide también en los dos hemisferios cerebrales favoreciendo así una mayor especialización neuronal. Cabe decir, además, que el ser humano es el único mamífero que presenta tal elevada concentración de neuronas especializadas, en tan poco espacio.
  • Por otro lado, el modo en que se conectan las diferentes capas del neocórtex ha sido un misterio, hasta no hace mucho, sin embargo, tal y como nos revelan en un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology, lo hacen en forma de «columna». Es decir, conforman, según los científicos, patrones de conectividad laminar y columnar.
  • El neocórtex humano representa además el 76 por ciento de nuestra materia gris.
  • Como curiosidad es interesante saber, que esta estructura no está presente ni en aves ni en reptiles, sin embargo, los científicos han descubierto que muchas aves (como por ejemplo los cuervos) son increíblemente inteligentes a pesar de no disponer de un neocórtex definido.

Funciones del neocórtex

Es tan, pero tan importante, que si sufrimos un traumatismo en el neocórtex las consecuencias pueden ser muy serias. Por eso es algo tan peligroso, no usar casco cuando vamos en moto o en bicicleta, pues de sufrir un accidente, por ejemplo, podemos perder la capacidad para comunicarnos, y no solo eso, sino también todos nuestros procesos cognitivos, así como la inteligencia espacial, el poder reconocer rostros o incluso acceder a nuestra autoconciencia o sentido del yo, los cuales se integran en esta área, tan distintiva del ser humano y los primates.

Funciones ejecutivas

En esta capa más nueva y especializada de nuestro cerebro, se nos facilita el poder llevar a cabo tareas como la resolución de problemas, la toma de decisiones, la reflexión, la concentración, el autocontrol, la regulación del comportamiento social, estas  son tareas de alta complejidad, que responden también a nuestra capacidad de aprendizaje y también a esos procesos que hemos integrado como resultado de nuestra evolución.

Lenguaje y escritura

El lenguaje, como sabemos, es una capacidad humana, que nos sitúa por encima del resto de especies; si bien es cierto que algunas aves también pueden “hablar”, lo que muestran es mera imitación y no un sentido auténtico de comunicación.

Por otro lado, el proceso lector y escritor también responde a una serie de complejos procesos que se dan en el neocórtex. Estamos sin duda ante una capacidad altamente sofisticada, donde podemos asociar símbolos escritos y orales con un significado.

El hombre escribe, gracias a los procesos del neocórtex.

Funciones Cerebrales

Percepción sensorial

Entender y reaccionar ante lo que vemos y sentimos es otra capacidad, que regula y favorece el neocórtex.

Automatismos motores

¿Qué hace que podamos escribir, conducir, tocar un instrumento o incluso caminar de forma erguida y sin tener que pensar en ello? A pesar de que, para estas actividades, hacemos uso de más estructuras neurológicas, como puede ser el cerebelo, cabe señalar que todos estos procesos son posibles gracias a la neocorteza.

Habilidades para el aprendizaje y la innovación

La capacidad para aprender y transformar aquello que aprendemos, para crear cosas nuevas, es sin duda el proceso más elevado y distintivo del ser humano. Es decir, las personas no nos limitamos sólo a transmitirnos información o a adquirir nuevas competencias, somos capaces de también de transformar la realidad y aumentar el conocimiento, mediante la observación, el análisis, la reflexión, las pruebas de ensayo y error y la innovación.

La capacidad de aprender y crear nos ha permitido también avanzar como especie. Asimismo, tal y como nos señala Juan Luis Arsuaga en su libro «La especie elegida», la evolución el neocórtex surgió como resultado de nuestras interacciones sociales. Según estudios, se sabe que el tamaño de esta estructura tenía una relación directa con la cantidad de individuos que formaban un grupo social.

Sensores – Habilidades e Innovación

Por lo tanto, no podemos dejar de lado, el aspecto más interesante, seguimos evolucionando, esto lo demuestra el descubrimiento de la gran neuroplasticidad que presenta el neocórtex, hecho por neurocientíficos en 1.999. Es decir, el ser humano sigue creando conexiones neuronales a lo largo de su vida.

Relación entre Pontiac, helados de vainilla y el Neocórtex.

La historia comienza cuando en una división de coche de la Pontiac de General Motors de USA recibió una curiosa reclamación de un cliente:

“Esta es la segunda vez que les envío una carta y no los culpo por no responder. Puedo parecerles un loco, más el hecho es que tenemos una tradición en nuestra familia que es el de tomar helado después de cenar. Repetimos este hábito todas las noches, variando apenas el sabor del helado; y yo soy el encargado de ir a comprarlos. Recientemente compre un nuevo Pontiac y desde entonces las idas a la heladería se han transformado en un problema. Siempre que compro helado de vainilla, cuando me dispongo a regresar a casa, el coche no funciona. Si compro cualquier otro sabor, el coche funciona normalmente. Pensarán que estoy realmente loco y no importa que tan tonta pueda parecer mi reclamación, el hecho es que estoy muy molesto con mi Pontiac modelo 99”.

La carta generó tanta gracia entre el personal de Pontiac que el presidente de la compañía acabó recibiendo una copia de la reclamación. Él decidió tomarlo en serio y mando a un ingeniero a entrevistarse con el autor de la carta. Para cerciorarse del problema fueron juntos a la heladería en el Pontiac. El ingeniero sugirió comprar helado sabor vainilla para verificar la reclamación, y efectivamente el carro no funcionó. Otro empleado de GM volvió en los días siguientes, a la misma hora, hizo el mismo trayecto, y solo varió el sabor del helado. El auto funciono bien.

El problema acabó volviéndose una obsesión para el ingeniero, que acabo haciendo experimentos todos los días anotando todos los detalles posibles. Después de dos semanas llegó al primer gran descubrimiento: cuando escogía el helado de vainilla el comprador gastaba menos tiempo porque ese tipo de helado estaba muy cerca del mostrador. Examinando el coche, el ingeniero hace un nuevo descubrimiento: como el tiempo de compra era menor en el caso de la vainilla, el motor no alcanzaba a enfriarse. Por eso los vapores del combustible no se disipaban, impidiendo que el arranque del motor fuese instantáneo.

A partir de ese episodio, la GM cambió el sistema de alimentación de combustible del Pontiac e introdujo una alteración en todos los modelos. El autor de la reclamación obtuvo un coche nuevo, además del arreglo del que no funcionaba con el helado de vainilla.

La GM distribuyó un comunicado interno, exigiendo que sus empleados tomen en serio hasta las reclamaciones más extrañas, “porque puede ser que una gran innovación, este detrás de un helado de vainilla”, decía el comunicado de GM.

¡Nuestra experiencia y conducta puede favorecer el poder crear una neocorteza más fuerte, más hábil y más resistente al paso del tiempo!.

El MCT, muy a pesar de las concepciones erróneas, que contravienen, en algunos casos con la neurociencia, sin lugar a dudas, es un elemento  que incentiva a interesarnos por las funciones del cerebro humano y, en especial, por las emociones, por otra parte, no podemos negar la posibilidad de evolucionar, al conocimiento del cerebro, el cual dio sus primeros pasos, gracias a los aportes de gente como Roger Sperry y Paúl MacLean.

Quiero despedirme de dos maneras, con la siguiente reflexión, que al mismo tiempo es un ejercicio.

Cuando la vida te sacude

¡Vas caminando con tu taza de café y de repente alguien pasa, te empuja y hace que se te derrame el café por todas partes!.

– ¿Por qué se te derramó el café?

– Porque alguien me empujó

Respuesta equivocada:

Derramaste el café, porque tenías café en la taza. Si hubiera sido té, hubieras derramado el té.

Lo que tengas en la taza, es lo que se va a derramar.

Por lo tanto, cuando la vida te sacude (qué seguro pasará) lo que sea que tengas dentro de ti, vas a derramar.

Puedes ir por la vida fingiendo que tu taza está llena de virtudes, pero cuando la vida te empuje vas a derramar lo que en realidad tengas en tu interior. ¡Eventualmente sale la verdad a la luz!.

¡Así que habrá que preguntarse a uno mismo!.  ¿Qué hay en mi taza?

¡Cuando la vida se ponga difícil!.  ¿Qué voy a derramar?

¿Alegría, agradecimiento, paz, humildad?

¿O coraje, amargura, palabras o reacciones duras?

¡Tú eliges!

¡Ahora, trabaja en llenar tu taza con gratitud, perdón, alegría, palabras positivas y amables, generosidad y amor para los demás!.

¡De lo que esté llena tu taza, tú eres el responsable!.

¡Y mira que la vida sacude, sacude más veces de las que puedes imaginar!.

Y una frase de uno de los hombres más influyentes en el teatro, la cultura y la política occidentales, que se extiende desde 1880 hasta nuestros días, el dramaturgo, crítico y polemista irlandés George Bernard Shaw.

Miguel Alberto Zurita Sánchez.  Coro 03 / 12 / 2019.

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