Letras

LA CANCIÓN MÁS HERMOSA. Por Marcelo Moreno Mendoza

La canción más hermosa

Hace unos meses, comencé una gira por varias partes del mundo, intentando hacer una especie de concurso de canciones “La Voz”, quería escuchar la canción más hermosa que alguien pudiera escribir. En el concurso aparecieron muchas personas de todas las regiones, querían darse a conocer, alcanzar la fama, y muchas de ellas escribieron canciones de todo tipo, amor, desamor, fiestas, amistades, entre otras razones para escribir.


Los participantes, la gran mayoría de ellos, fueron firmados por disqueras, para conformar grupos, dúos o cantantes en solitario, pero aún yo seguía sin escuchar la canción más hermosa, por lo que decidí extender este concurso, a todos los rincones de la tierra, con ayuda de grandes músicos influyentes.


Han pasado varios años, el concurso aún sigue en pie, pero yo decidí retirarme de todo eso, y dejé a cargo de todo, a un par de amigos que hice durante todo el proceso, ellos buscaban el mismo ideal que yo, aunque, a diferencia de ellos, yo sí me di por vencido, era claro que no habría canción alguna que pudiera superar a las demás.


Quise centrarme en otras aspiraciones, y volví a mi país, comencé desde cero en otras ramas del mundo artístico, la poesía, el baile, el teatro, la pintura… sin embargo, nada de eso podía llenarme, sentía dentro de mí, un vacío, pero no sabía lo que me faltaba, después que había probado tantas maneras diferentes del arte.


Al final, terminé donando toda la fortuna que había heredado, y que también había ganado a través de todos los concursos que abrí para que todos aquellos artistas desconocidos, tuvieran una oportunidad de mostrar su arte a la humanidad. Aunque no estoy en la miseria, no puedo darme lujos, vivo del día a día, y tengo un trabajo, que no es la gran cosa, pero me es suficiente para mantenerme, puesto que estaba solo, nunca busqué tener pareja o compañía.


Una noche que volvía caminando del trabajo, al lugar al que ahora llamaba hogar, escuché unos susurros en uno de los tantos callejones, quise no darle importancia, pero se me hizo imposible, esos susurros se escuchaban claramente con ritmo, una entonación que subía y bajaba el volumen de manera perfecta. Recordando mi primer amor al arte, decidí desviarme y seguir el sonido tan melodioso. Era una pequeña niña que vagaba por las calles, había quedado huérfana y cantaba por las noches para poder dormir, después que me tomó confianza, me contó que esa canción siempre se la cantaba su mamá antes de dormir, por lo que era el único recuerdo que tenía de ella; escuchar eso me partió el alma en dos, por lo que la adopté desde entonces.


Hoy en día, esa niña canta cada día para su Dios, y sus canciones son tan hermosas, que me causan una paz que nunca antes conocía, cuando ella entró a mi vida, pude sentir que por fin, ese vacío que sentía años atrás, quedó totalmente lleno, e incluso siento que puede desbordarse para buscar llenar el vacío que los demás también puedan sentir, y todo gracias a esa pequeña con su hermosa canción.

Marcelo Moreno Mendoza

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