Letras

Por allí está el Licenciado (Relato de Migrantes en Serie # 3). Por Luis Enrique Homes

Escuela


Con el inicio del año escolar, el pueblo de Río Claro comenzaba a irradiar una nueva y radiante energía positiva. Los días luminosos se colaban entre frondosos árboles, llevando de luz y claridad todo el ambiente. Una brisa suave y fría danzaba en el ambiente, convirtiéndose en el clima perfecto para todos. A la gente le gustaba salir a las calles. Con o sin excusa. Un momento al mercado, sin nada que comprar. Quedarse conversando en las calles después de misa. Sacar a caminar a los perros más de dos veces al dia. Había pues que disfrutar de ese ambiente festivo y olvidar las penurias de pobreza en este rincón de Nicaragua.

Para las colegialas como Andrea era rutina salir a conversar de las secciones del curso, del profesor antipático que no saluda a nadie, de los nuevos libros forrados en papel contac azul, de los “nuevos” compañeras o compañeros que eran el centro de la atención. “ Alicia es muy fea…y tanto dinero que tiene su Padre, pues de nada le vale” … pero “Armando es muy buen mozo y tan pobre que es” era la comidilla de eso días lumimosos.

Por coincidencia era un periodo electoral para la selección del alcalde del Pueblo. El sandinismo había promovido varios precandidatos y lo que decían los mayores del pueblo, era que todo era un teatro, pues a la final, la mujer del Presidente Ortega era quien seleccionaba desde el alcalde hasta el vigilante de la escuela. “La pulpa” le decían, por los tentáculos de sus influencias que que abarcaban todas las instancias del poder.

Frente a la entrada de le Escuela Josefa Arismendi Chacón, comenzaron a preparar y pintar una pared muy grande que estaba destinada a colocar los rostros de los pre candidatos, con sus nombres, para las elecciones del último domingo de Junio. Andrea pasaba a diario sin darse cuenta de los rostros, nombres e imágenes de los políticos aspirantes a la alcaldía, hasta que un lunes temprano, la siguió la mirada fría y profunda de un rostro pintado durante el fin de semana. Se sintió perseguida por ese rostro pintado en la pared de fondo blanco, mientras caminaba a la escuela.

Una atmósfera de tensión inundó todos su cuerpo, se le aceleró el corazón, le comenzó a faltarle la respiración, hasta que se decidió mirar hacia atrás, y vio pintado el rostro del licenciado, el mismo del espejo de la sastrería. Y abajo una leyenda también en letras negras: “Orlando Lorenzo, tu Alcalde”. Allí entendió que el licenciado era alguien importante porque estaba pintado en las paredes más vistas y las calles más transitadas de Río Blanco.

Esa semana vio que el rostro del Licenciado estaba en muchas paredes y se aprendió el nombre del licenciado, no porque quisiera, sino porque todas las paredes se lo recordaba: Orlando Lorenzo, tu alcalde.

Una tarde al salir de la escuela sintió unos pasos que de cerca le seguían. Escucho su nombre: “Andrea, Andrea”. Se volteo y era el guardaespalda chaparrito del licenciado. “Tenga esto, es un regalito que le está mandando el licenciado a todos los de la escuela, para que le hagan propaganda en su casa y que los padres se animen a votar por él, el Domingo de las elecciones”. Con indiferencia agarró la pequeña cajita envuelta cuidadosamente y siguió su camino a la casa. Dio las gracias sin ganas y continuó su rumbo.

Hizo las pocas tareas que tenía, se fue a casa de la abuela a cenar, se bañó y se acostó. Cuando fue apagar la lámpara de la mesa de noche, vio la cajita de regalos. Con indiferencia, la abrió y encontró tres curiosas prendas con diseños que nunca se imaginó: un diminuto rectángulo de seda, unidos por un sencillo cordón tejido en forma de “Y”. La verdad no sabía de qué se trataba y con desdén, las tiró al piso.

Al levantarse el día siguiente y poner los pies sobre el piso, se tropezó con las tres prendas y allí entendió que se trataba de tres sexys pantaletas: una roja intenso, otra rosada y otra azul eléctrico. La tela era suave y fina. Un nuevo escalofrío le recorrió el cuerpo. Y no quiso experimentar ese dia, la sensación de vestirse en pantaletas descubiertas, regaladas por el licenciado y aspirante a alcalde.

A los pocos meses, Andrea estaba embarazada. (Continuará)

Luis Enrique Homes

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