Microrelatos

«¡¡¡TUSA!!!». Por Enmanuel

El Desanda

¡¡¡TUSA!!!

Anochecía. El relámpago al noreste anunciaba tempestades. José Enrique bajó presuroso de su caballo «Pancho» y le dijo a Melchor que asegurara las brochas «porque lo que se venia era agua y tolvanera».
La vieja Jacinta, casi ciega por las cataratas, en tono lastimero pero solemne les dijo a José Enrique y a Melchor:

  • No salgan esta noche y mejor si se quedan encerraos, porque esta es noche de «Desandas».


José Enrique apenas si la oyó. Melchor se detuvo antes de ir a revisar las brochas y le preguntó:

  • ¿Qué verga es un «desanda», Jacinta?
  • ¡Ay mijo, mejor ni te cuento!. Porque el día que lo sepas, mas nunquita vas a salir en noche de tolvaneras.


Melchor siguió su camino a revisar alambradas y puertas, mientras una manada de Araguatos saltaba de roble en roble, espantados por los truenos.

José Enrique, que inicialmente desvaloró las palabras de la vieja Jacinta, le preguntó:

  • Ve vieja, ese «desanda» que vos decís, ¿tendrá que ver con el espanto de Remigio Ramón?.
  • Con ese y con un montón mas de aparecíos. Cuando la noche se llena de tempestad y remolinos, como ahorita, el diablo suelta a las animas que penan en el infierno, a ver si alguna le trae un nuevo difunto, con la promesa de quemarlo de una vez y quirarle el sufrimiento eterno.


Jose Enrique se quitó el sombrero sudado y lo puso sobre la mesa de la cocina, al mismo tiempo que murmuró:

  • ¡¡¡Tusa!!!
«EL ESPANTO». Carota, Ñema y Tajá

2 Comentarios