A modo de clamor. Por Delfos

No es fácil existir en una sociedad como la nuestra. Los egos se sobreponen al alma con el fin de lograr un estatus de aceptación social, de control de grupos, de auto enpoderamiento.

El «alter» se volvió el «yo mismo» y es difícil que la compasión gane terreno en este erial de bondades.

El Hombre modeló sus ciudades para controlar a sus semejantes, para explotar, no solo económicamente sino emocionalmente.

Controladores y controlados, no por ideología ni por producción crematística, mas bien por morbo sádico y entronizado.

La lucha del mal sobre el bien, no es un mito. Es una realidad que trasciende planos temporales y de espacios. Es un veneno inoculado en nuestros genes, invisible e inteligente, esperando oportunidades para tomarlo todo y engañar.

Nos encanta señalar «la paja» en el ojo del prójimo, mientras escondemos nuestra suciedad ocular con lentes negros de autocompasión y autopromoción.

¡Que difícil es no naufragar en el mar de las mentiras, de los falsos valores de nuestro tiempo!

Delfos